La sorprendente historia de la ruda y guapa luchadora sanantonina
A los quince años, Ana Vaquer subió por primera vez al ring. Ocho años después emprendió rumbo a México para profesionalizarse en la lucha libre.
Ana Vaquer (23), más conocida como la ruda Stephanie Vaquer, estaba luchando en el ring contra una mexicana apodada la "Sádica", cuando un golpe en la cara y un sillazo la dejaron tirada en el suelo.
A pesar del intenso dolor y el charco de sangre, la sanantonina terminó el combate, pero tuvo que alejarse del cuadrilátero por cuatro meses a causa de sus graves heridas.
"Los golpes me provocaron una fractura triple en el tabique nasal y en la frente, además de una contusión cerebral", recuerda la guapa luchadora.
Sueños sobre el ring
Ana tenía 9 años y vivía en Alto Mirador cuando empezó a alucinar con la lucha libre. A escondidas de su madre veía la WWE y a su ídolo Chris Benoit por las pantallas de Chilevisión.
"Mi mamá decía que la lucha era para hombres, pero yo me encerraba en la pieza para no ir a la iglesia y así poder ver los combates", rememora entre risas.
Cuando entró a la enseñanza media fue invitada por el profesor Eduardo Barraza a ver en vivo y en directo el espectáculo de lucha libre realizado por la agrupación Rall, en el gimnasio Montemar.
Ana fue a una función y quedó deslumbrada. Desde ese día se le metió entre ceja y ceja que tenía que ser la mejor luchadora del país. "Me puse a entrenar a escondidas de mi mamá porque me di cuenta que esta era mi oportunidad de aprender".
Después de varias semanas, la sanantonina fue la primera mujer en subirse al ring a demostrar las largas horas de entrenamiento.
"La primera pelea fue un asco, pero después mejoré y comencé a viajar por todo Chile para luchar con otras mujeres y aprender de otros profesores", relata.
Con todas esas experiencias, Ana entendió que quería dar un paso adelante en su carrera y dejar de ser amateur.
Lucha Profesional
Tras egresar del Instituto Comercial, estudió Comercio Exterior y empezó a juntar dinero para viajar y así aprender más sobre la lucha libre.
"Las mejores escuelas están en Estados Unidos, Japón y México. Como no sabía inglés mi primera opción fue el país latinoamericano", asegura desde Ciudad de México.
Sus padres nunca pensaron que Ana haría de su pasión una profesión. Por eso se sorprendieron cuando ella les comunicó su decisión de marcharse en busca de nuevos rumbos.
El 27 de noviembre de 2013 tomó el avión para cumplir su sueño de niñez junto a su pareja, que también es luchador.
Primero llegaron a Veracruz y posteriormente se radicaron en la Ciudad de México.
-¿Al llegar a México cómo era tu nivel de lucha libre?
-Cuando llegué me di cuenta que mi nivel era muy bajo, porque en Chile no tenía un profesor que supiera de verdad. Entonces tuve que empezar casi de cero, porque lo que sabía estaba mal hecho (ríe).
Ana tuvo que entrenar el doble para poder alcanzar el nivel de sus contrincantes mexicanas. "Me demoré un poco más de un año en mejorar, pero mis compañeras se molestaban porque decían que tenía un nivel bajo y, según ellas, yo les quitaba el trabajo".
A pesar de las fuertes críticas, la sanantonina pudo brillar como ninguna: el 1 de enero de 2015 cumplió su sueño y recibió la licencia como luchadora profesional.
"El trámite lo iba a hacer antes, pero justo la "Sádica" me fracturó la cara. Lo bueno es que después de recibir la licencia empecé a luchar como independiente", aclara.
Actualmente, "Stephanie" lucha esporádicamente para el Consejo Mundial de Lucha Libre y Triple A, reconocidas empresas del rubro.
-¿Qué te parece la lucha profesional?
-Me encanta, pero la verdad es que me encontré con mucha envidia. Muchas trataban de lastimarme para que no siguiera luchando y me retirara. La "Sádica" estuvo muy cerca, pero al recuperarme volví a entrenar con más ganas para que nunca me volviera a pasar algo así.
La lucha libre es lo más importante en la vida de esta guapísima joven que sólo espera ganar un cinturón que la acredite como campeona de este deporte.
"He aprendido harto, pero aún me queda mucho por conocer y por ganar. Esperó viajar en octubre a Perú, y el próximo año a Japón, ya que mi sueño también es viajar por el mundo haciendo lo que amo. No sólo es mi trabajo, es mi pasión".