Familias se fueron a la punta del cerro de Lo Gallardo: "Esta es una nueva comunidad"
Tras el terremoto de 2010 decenas de familias construyeron sus hogares en este sector que hoy alberga a unas 400 personas.
María Lira (62) asustada por el terremoto del 27/F decidió arrancar con bolsos y maletas desde el sector de Juan Aspeé, en Llolleo. "Estaba asustada y teníamos miedo de que viniera otro tsunami", confiesa.
El hijo de María vivía por ese entonces en un desértico cerro de Lo Gallardo, donde un par de casas causaban la extrañeza de muchos sanantoninos que circulaban por este sector rural y miraban con pánico cómo algunas casas se levantaban en este empinado cerro.
"Mi hija se había comprado un terreno y no había querido construir, pero con el terremoto decidimos venirnos a la casa de mi hijo y después nos fuimos donde mi hija", agrega la mujer que ayer subía por el único acceso por Lo Gallardo a este nuevo sector.
Allí se puede apreciar una decena de casas que cuelgan de la ladera y otras que se están edificando. Hay un par de negocios y uno que otro niño jugando en la pasividad del lugar. Los automóviles se las ingenian como pueden para ascender por el cerro y evitar los hoyos que se encuentran en el polvoriento camino.
"Acá no hay agua. Cada familia se las ingenia para tener este suministro. A veces el camión del gas no quiere subir porque el camino es malo. En invierno, cuando llueve, no se puede salir por acá en auto, porque hay mucho barro y las personas tampoco salimos mucho porque el acceso es pésimo. Cuesta mucho subir a pie", reconoce María Lira a pocos metros de su hogar.
Cada vez que tiene que realizar algún trámite en el centro de la ciudad, esta vecina debe bajar a pie. Camina durante media hora por este acceso de tierra para llegar hasta el paradero más próximo. Lo mismo en la vuelta, como ayer la sorprendimos.
"Es muy peligroso por acá. El camino es malo y por aquí vive gente adulta. Se nos hace difícil movernos", reconoce.
Ana Gabriel Cabrera (75) arribó hace 20 años a este cerro. "No había nada. Fui una de las pioneras en llegar ", asegura.
Cuenta que "mi terreno me costó 650 mil pesos por aquellos años y hoy están a 3 millones y medio. Hay mucha gente que compró, pero que no se ha venido o no ha construido".
Luego del terremoto del 2010 decenas de familia decidieron adquirir un sitio en este cerro por miedo a un posible tsunami que afectara nuevamente a la zona.
Las familias que llegaron antes del terremoto de 2010 se agrupan en el sector que ellos mismos denominaron como "A". Conformaron el comité Villa Mirador del Maipo, presidido por José Carrasco (72) y compuesto por 32 viviendas ubicadas en la parte baja del cerro.
"El tema del agua siempre es importante. No contamos con este servicio básico, pero estamos realizando todos los trámites", reconoce Carrasco.
También estima que "a lo menos son unas 130 familias las que viven en total en este cerro".
El otro sector, el "B", llamado comité Mirador del Maipo 2, agrupa en su mayoría a los vecinos que llegaron desde el 2010 en adelante, representados por Cristián Farías.
"Por mucho tiempo nos estigmatizaron pero acá es un sector tranquilo. Incluso estamos trabajando con la PDI en un padrón. Nos acusaron de ladrones y drogadictos, y no es así. Queremos que este sector sea uno más y por lo mismo estamos trabajando con el gobernador y el intendente para mejorar la calidad de nuestros vecinos", asegura Farías.
El dirigente estima que actualmente residen en el cerro unas 400 personas "pero ya no se venderán más sitios, según nos explicó la dueña de los terrenos. Aunque faltan muchas casas por construir. Ojalá que las autoridades se den cuenta de esto, porque esta es una nueva comunidad que se formó en San Antonio", cierra.