Pablo Jesús Gómez
Hace exactamente una década que Onofre Enrique Olguín Acevedo quedó ciego. Tenía 55 años y un pasado esplendoroso con más de cuatro décadas dedicadas a la pesca artesanal. Supo de los años de bonanza que entregaron las buenas temporadas de la albacora.
En apenas tres días podía recaudar sobre el millón de pesos. Pero así como llegaban los billetes al bolsillo, en cosas de horas se esfumaban entre diversión nocturna y otros placeres. "Siempre me gustaron las mujeres y salir de noche. Uno era joven y no pensaba en lo que podía pasar más adelante", reconoce Onofre Olguín.
Hoy, a los 65 años de edad, y totalmente sin visión, tiene que pedir limosna afuera del mall de San Antonio. Tiempo atrás tuvo que estirar la mano afuera de la sucursal de Chilquinta en Barrancas. "La gente ya me conoce y tengo que decir que se porta bien conmigo", afirma.
Todas las mañanas, Onofre baja temprano desde su hogar ubicado en el pasaje Las Chinchillas, en la población La Frontera de Llolleo, hacia el centro sanantonino. Tras recibir la caridad de los sanantoninos durante la mañana, sube de nuevo a su casa gracias a la ayuda de su vecina Ximena, quien lo va a buscar todos los días y además le hace almuerzo para que pueda comer durante la semana.
En su casa las condiciones para vivir no son las mejores. Tras el terremoto del 2010, casi la mitad de la vivienda se vino abajo. De hecho, su única hija Yesenia, quien vivía junto a él, tuvo que mudarse.
"Y desde esa fecha que estoy esperando una solución del Serviu. Me hablaron de que existía un proyecto para la construcción de una casa de 13 millones de pesos, pero no se concretó y luego la otra solución era cambiarme a un departamento en el sector de Bellavista, pero yo por mi condición de no vidente no puedo llegar y cambiarme de un día para el otro, porque acá cuento con la ayuda de los vecinos y allá no conocería a nadie", reconoce afligido en su hogar Onofre Olguín, quien se dio el tiempo "de preguntar los precios de casas prefabricadas, y en total saldrían a un precio de 8 millones de pesos".
Es tanta la desesperación que tiene el sanantonino, que según afirma "si esto no tiene solución de aquí a fin de septiembre, comenzaré una huelga de hambre afuera de la oficina del Serviu de San Antonio".
Y pese a que esta acción es totalmente arriesgada para su salud, Onofre Olguín no tiene miedo. "Es que parece que esa tendría que ser la única forma en la que quizás pueda llamar la atención para que me entreguen alguna solución", dijo.
55 años de edad tenía Onofre Olguín cuando comenzó a perder parte de su visión. Hoy su ceguera es total.