Empresa "mala onda" le aguó la fiesta dieciochera a 50 maestros de la "contru"
La constructora encargada de levantar el nuevo Cesfam de El Tabo se habría comprometido a entregar un anticipo del 40 por ciento de sus sueldos a los obreros, algo que finalmente no se concretó. Los afectados se fueron a huelga.
Carlos Pastén y sus compañeros de trabajo, en la construcción del nuevo Centro de Salud Familiar (Cesfam) de El Tabo, estaban con todo el ánimo para celebrar las Fiestas Patrias como Dios manda. Hasta la tarde del jueves lo único que les faltaba para cumplir con el anhelo era la plata. Estaban seguros que llegarían "las monedas". Sin embargo, un repentino cambio de planes de la empresa a cargo de las obras les aguó el panorama.
"A nosotros nos dan un adelanto del sueldo cada día 22, pero en septiembre nos darían el 40 por ciento poco antes del 18 para celebrar con nuestras familias, para salir o para lo que creyéramos conveniente. Teníamos ese compromiso, pero cuando llegamos a cobrar nos dijeron que no nos iban a dar las lucas, que los que queríamos podríamos recibir solo $30 mil, pero eso es harto menos de lo que nos correspondía", señaló Pastén, quien en medio de la molestia de los obreros se convirtió en un improvisado dirigente.
"trato humillante"
Al principio, muchos de los afectados no sabían qué estaba pasando, pero cuando desde la empresa Pío V les confirmaron que no habría adelanto, la incredulidad pasó a la rabia.
De acuerdo a lo señalado por Pastén, "los más de cincuenta trabajadores nos paramos como una forma de reclamar, porque además nos trataron mal, fue humillante. Fue mala onda".
"Cuando nos explicaron que no había más plata para cada uno se burlaron de nosotros y nos dijeron que teníamos que pasar el 18 con chicharrones y carne molida y que si no nos gustaban las condiciones podíamos irnos inmediatamente", aseguró el improvisado representante de sus colegas.
Hasta la tarde de ayer, la decisión de la constructora, con la cual diario El Líder no pudo tomar contacto para conocer su versión de los hechos, no había cambiado.
"Al principio nos dijeron que el que quería los treinta mil pesos podía aceptarlos, pero nadie quiso, a pesar de que en nuestras casas también estaban esperando esa plata, pero hoy (viernes) a todos nos depositaron", explicó.
La indignación de los trabajadores, no sólo radica en que ahora tendrán que hacer malabares con las monedas para festejar con sus familias. También están enojados por el trato recibido, y eso que antes del incidente del jueves, sus labores habían sido reconocidas por la compañía y las autoridades públicamente.
"Hace unos día vino un canal de televisión y a todos les faltaron patitas para llegar y robar cámara, para decirle al alcalde que todo iba bien, que todo era lindo, pero cuando hay problemas se lavan las manos", denunció.