Temporero lleva 5 años esperando para que lo operen de una hernia
Romelio Gómez tiene desde 2011 una molesta protuberancia en el vientre que apenas lo deja moverse. Sin embargo, para mantener a su familia se faja y sale a trabajar al campo. Harán un beneficio para juntar fondos y así costear una operación de forma particular.
Romelio Gómez estaba almorzando, en medio de sus extenuantes jornadas laborales en el Fundo Llolleo, cuando se desató la tragedia.
Según el, bastó con que se metiera solo un trozo de papa con ají a la boca para que le comenzara un terrible dolor estomacal. No pudo seguir trabajando. Pasaron tres días y la molestia, lejos de disminuir, crecía mucho más. No podía ni dormir.
Su mujer lo llevó obligado al Servicio de Urgencias del Hospital Claudio Vicuña, donde encontraron que una severa ulcera se había reventado al interior de su estómago y que había que operarlo contra el tiempo. Estuvo 21 días internado.
Fue un periodo difícil, pero parecía el fin. Tristemente era solo el principio de su calvario.
"Al poco tiempo caí resfriado y no se me pasaba nunca. Así que tuve que volver al doctor porque ya estaba teniendo problemas para respirar", explica.
Otra vez los doctores le trajeron malas noticias. Tenía líquido en uno de sus pulmones. Además se había formado una hernia en su estómago.
Le dijeron que le avisarían en cuanto hubiera una hora disponible para remover la protuberancia, pero ya lleva cinco años esperando por esa llamada para entrar al quirófano.
"Me han hecho los exámenes como si estuviera todo listo para que entre al pabellón, pero al final todo queda en nada", denuncia el agricultor, quien a duras penas puede continuar con sus pesadas tareas en el campo.
"A veces andamos embarrados hasta las rodillas plantando lechugas", dice Romelio sobre sus labores diarias.
Cambio de vida
Antes acostumbraba a trozar leña con una motosierra en el patio de su casa. Con eso podía tener la cocina funcionando y además mantener calefaccionada la vivienda que comparte junto a su familia. Ahora difícilmente puede levantar la pesada herramienta.
"Me había puesto una faja, pero era elástica y no me servía para trabajar. Mi señora me hizo una con saco (de tela), que me afirma bien, y la sujetamos con un alfiler", describe mientras muestra las cicatrices de una operación previa y la hernia que va de extremo a extremo de su vientre.
Anda sensible. En varias oportunidades está al borde del llanto. Se lamenta que por culpa de su mala salud se deterioraron sus dientes y los perdió casi todos.
"Ahora estamos esperando que me llamen. En realidad no se si me van a operar al final o no. No tengo idea, por eso estamos viendo formas de hacer algo pagado, tal vez en el mismo hospital", relata.
El problema, como en la mayoría de las cosas, es le falta de plata. Este vecino de la Viuda 10 no tiene previsión de salud, por lo tanto está condenado a pagar hasta el último peso, o bien a seguir aguardando, algo que ruega a Dios no siga pasando.
En los próximos días (ver recuerdo) harán un evento a beneficio para recaudar fondos y así costear el procedimiento.
Varios candidatos a concejal le han ofrecido premios para lota, pero faltan más. Por lo menos diez. Ojalá que tras las elecciones también se aparezcan por su casa y lo ayuden. Nadie merece pasar por tanto dolor, todos los días, por cinco años.