Vendedoras de repuestos: "Los hombres se pasan para la punta"
Tres sanantoninas cuentan su experiencia laboral en trabajos que son desempeñados mayoritariamente por hombres. Dicen que ellos son faltos de respeto, prepotentes y que no confían en las mujeres cuando los atienden.
Hay hombres que sinceramente dan vergüenza.
María Magdalena Gutiérrez (50) es una de las tantas trabajadoras de San Antonio que se desempeña en un mundo que hasta hace poco era dominado por hombres.
Ella hace 23 años que se dedica a la venta de repuestos automotrices. Partió junto a un familiar realizando labores administrativas en uno de los tantos locales que se encuentran en la avenida Chile de Llolleo.
Luego su hermano se instaló con un puesto en esta misma arteria y comenzó a ayudarle tanto en las ventas como en el papeleo de la empresa familiar.
"Desde muy pequeña que me gusta este mundo tuerca. Yo quería estudiar mecánica automotriz, pero por esos años no se podía... no como ahora", comenta la mujer en referencia a la Escuela Industrial de San Antonio, donde actualmente una decena de mujeres cursa esta carrera.
Agrega que "incluso cuando yo estudiaba Secretariado en el Comercial (Inco), hacía mis trabajos relacionados con autos", describe María Magdalena en el local "Repuestos de la Costa".
Luego de atender a algunos clientes, esta madre de dos niñas y experta en repuestos de vehículos, cuenta que "esta experiencia ha tenido de todo, porque hago lo que me gusta, pero en un mundo que es para hombres, donde hay muchas experiencias desagradables".
-¿Cómo reaccionan los sanantoninos cuando los atiende una mujer?
-No puedo decir que todos reaccionan mal. Hay algunos hombres que son bastante caballeros y respetuosos, pero otros...
-¿Qué le han dicho?
-Un colectivero llegó al local buscando un pino, de estos que se colocan dentro de los autos para el buen olor. Yo le consulté qué aroma necesitaba. Y él me respondió: 'olor a hombre'. Yo no entendía a qué se refería. Y me dijo 'olor a coco'".
Estupefacta por la respuesta, María Magdalena reconoce que "me quedé helada. No sabía qué hacer. Me dio rabia que alguien sea así con una mujer. Fue una falta de respeto. Las personas que hacen esas cosas después no las atiendo más".
Pero eso no es todo. Reconoce que en muchas oportunidades los hombres que llegan a comprar algún repuesto no confían en sus conocimientos.
"Son desconfiados. Ellos piensan que como uno es mujer, no sabe", dice.
"¡Ella sabe más que uno!", exclama su compañero de trabajo Cristóbal Medina (29), quien lleva más de 10 años como vendedor de repuestos.
"Acá se nota altiro que los hombres no confían en ella, porque me preguntan a mí si está bien o no. Hay muchas mujeres que saben mucho de automóviles incluso más que los hombres. Como hay una mujer atendiendo, la ven como débil, que a lo mejor no sabe, entonces, llegan medios prepotentes. No todos, pero sí algunos", cree Medina.
Lo cierto es que para María Magdalena lidiar con este tipo de hombres es más frecuente de lo que uno imaginaría, pese a que es un trabajo como cualquier otro.
"Esta es una pega normal. Está bien que sea más de hombres, pero eso no les da el derecho de ser groseros o faltar el respeto. Además acá uno siempre tiene la culpa. Acá los clientes a veces se equivocan en lo que andan buscando porque no conocen la pieza o la confunden. Entonces llegan donde el mecánico y les dice que no es el repuesto. Después vienen para acá enojados y le echan la culpa a uno, que cómo le damos algo que no es, que no sé nada y esas cosas", menciona la vendedora sanantonina.
Pero ella no es la única.
Chicas eléctricas
Un par de locales más al sur por la avenida Chile, a la altura del Liceo Nacional, se encuentra InduElectri, un local especializado en artículos eléctricos para automóviles.
Este recinto es atendido solamente por mujeres. Rosa Antivilo (43) es una de ellas. Lleva tres meses trabajando como vendedora de este local y ya ha vivido en carne propia la "rudeza" del rubro.
"Necesitaba trabajar más horas y conseguí este empleo. Nunca lo vi como un terreno donde las mujeres no nos podamos desempeñar", parte diciendo esta mujer.
Con respecto a la relación con sus clientes, que en su mayoría son hombres, detalla que "muchas veces llegan muy prepotentes. Yo empecé hace poco. Sé manejar automóviles y conozco algunas cosas. No sé mucho a lo mejor, me falta, pero eso no da paso para que los hombres lleguen de mala forma a pedir los artículos", asegura.
Además revela que entre las mismas mujeres también hay cierto grado de desconfianza cuando se encuentran con una vendedora.
"Cuando vienen mujeres es distinto. El hecho que sea una mujer a veces les genera más confianza. Pero otras igual desconfían", sostiene Rosa.
-¿Por qué cree que actúan así los hombres?
-Yo creo que se confunden. Malinterpretan que una mujer sea amable, los atienda bien y piensan que uno anda buscando otra cosa. Son medios puntudos.
-¿Ha sido media mala su experiencia?
-No, para nada. Siento que ha sido una experiencia súper buena este trabajo. He aprendido mucho. Las mujeres debemos saber de mecánica o electricidad para que después no nos hagan tontas.
Su compañera de trabajo es Vannia Fuentes (23) y lleva a penas dos meses en InduElectri. "Uno como ya sabe cómo son los hombres y cómo se comportan, ya decide solamente atenderlos de manera seria y sin ninguna expresión. De 10 hombres uno se comporta de manera respetuosa", dice.
-¿Tan mala es la situación?
-Sí. Todavía son muy machistas. Creen que uno no puede hacer ciertos trabajos y nosotras podemos realizar cualquier cosa. Con mi compañera (Rosa) a lo mejor llevamos poco tiempo, pero vamos aprendiendo todos los días. No porque nos desempeñemos en este rubro y atendamos con una sonrisa, significa que andamos buscado otras cosas. Los hombres se pasan para la punta.
María Magdalena Gutiérrez, en esta misma línea, cuenta que "en otra ocasión, otro colectivero, llego buscando un repuestos y después me empezó a preguntar cosas personales, del nivel de que cuántas veces tenía sexo. Esas cosas son una falta de respeto. Uno quiere hacer su trabajo tranquilamente, atender bien e irse a la casa como cualquier persona, y a veces una sola persona te hace malo todo el día.
-¿Qué le pediría a los sanantoninos, María Magdalena?
-Más respeto.