Dramático caso de abuelita de 74 años que vende dulces para "sobrevivir"
Raquel Alfaro recibe una pensión de 94 mil pesos, la que no le alcanza para llegar a fin de mes. "Una vecina me fía cuando no tengo", dice la mujer que padece párkinson.
Es domingo y muchos sanantoninos aprovechan el día para dormir más de lo habitual, tomar desayuno y disfrutar descansando junto a la familia y amigos en los pocos fin de semanas largos que ha entregado este 2016.
Sin embargo, al otro extremo de la sociedad, la vida es mucho más compleja de lo que parece. Para algunos estos días no son sinónimo de descanso ni de familia y, lo que es peor, hay muchas personas que ni siquiera tienen para comerse un pan pelado.
Este es el caso de la sanantonina Raquel Alfaro Hernández, quien a sus 74 años se levanta temprano todos los días para vender dulces. Esa es su única vía para llegar a fin de mes y pagar el montón de deudas que la apremia.
Para muchos esta longeva mujer debería estar descansando en su hogar; sin embargo, ayer la sorprendimos en su lugar de trabajo: la calle.
A esta abuelita se le puede encontrar afuera del hospital Claudio Vicuña de San Antonio vendiendo sus "kojaks a 100 pesitos", como ella misma vocifera cada vez que aparece un posible cliente.
Es poco lo que gana. Cada día recauda entre 2.500 y 3.000 pesos, los que le sirven para "pasar el día".
"No es mucho lo que se gana, pese a que se trabaja todos los días, porque los dulces los compro a 50 pesos. Me hago poca plata pero me sirve para comer en el día y comprarme algún cigarro", detalla afuera del recinto de salud sanantonino.
Enfermedad
Jorge vende paltas también afuera del hospital de San Antonio y cuenta que todos los días "veo a Raquel vendiendo dulces. Llega temprano, como a las 7, a veces se desaparece y vuelve a aparecer como a las 11 de la mañana".
El casero de las paltas lamenta la situación de su "colega" puesto que, como dice, "todo vamos para allá".
"Es lamentable ver a una abuelita trabajando porque no le alcanza la pensión. Se supone que debería estar descansando en su casa", añade Jorge, mientras Raquel intenta vender uno de sus productos.
Tras varios intentos fallidos, esta vecina de calle Luis González 63, cuenta que de salud tampoco anda muy bien.
"Tengo párkinson y una pila de enfermedades más. Me cuesta caminar. Y como soy buena para fumar, estoy mal de los pulmones. He tenido que dejar de fumar harto. Además de la presión tampoco ando bien. Tengo que ir al doctor la próxima semana, porque me tienen que hacer unos exámenes", expresa apoyada en una muleta.
Respecto a su pensión, asegura que recibe 94 mil pesos y que la utiliza por completo en pagar sus deudas.
"Como no me alcanza, una vecina que tiene un negocio me fía cuando no tengo qué comer. Ella es la señora Juanita, es muy buena persona y de buen corazón. Tiene un negocio por acá cerca. Cuando recibo la pensión le pago lo que le debo y así nos vamos", dice Raquel, quien quedó viuda a principio de año.
-¿Tiene familiares que la puedan ayudar o está sola?
-Sí, claro que tengo familiares e hijos, pero no se acuerdan mucho. No nos visitamos.
Hoy Raquel irá otra vez, como todos los días, a vender sus kojaks afuera del hospital Claudio Vicuña, en una vida que para ella tiene poco de dulce.
"Qué le vamos a hacer. Hay que seguir nomás", remata.