Un viaje al pasado: un emotivo reencuentro después de 30 años
Los compañeros de la generación '86 del Instituto del Puerto se reunirán mañana para repasar los mejores momentos de la época escolar a tres décadas de su egreso del tradicional establecimiento sanantonino.
Según un estudio publicado por el diario español Huffington Post International, las personas con más amigos tienen la tensión más baja, sufren menos estrés, sus defensas son más altas y son más longevos. Además, los amigos ahuyentan la depresión, ayudan a superar enfermedades y producen satisfacción y felicidad.
Al parecer este estudio científico lo leyó alguno de los compañeros del Instituto del Puerto que se propuso la tarea de reunir a la mayoría de los egresados de la generación del '86. Se juntó con algunos e hicieron un whatsapp, luego un facebook y finalmente trataron de contactarlos a todos por celular. La tarea no fue fácil, muchos tomaron rumbos distintos y se fueron de la ciudad o del país.
Pero el momento llegó y mañana se verán las caras nuevamente en San Juan, luego de largos 30 años. Muchos viajarán de otro país o de otras regiones. Otros quitarán tiempo a su familia, pero la amistad todo lo vale.
Entre risas y fotografías se contarán que ha sido de sus vidas. Comenzarán a recordar los sucesos que han marcado su existencia, como el terremoto de marzo de 1985 cuando tuvieron que dejar el emblemático edificio de calle 21 de Mayo para trasladarse a la Capilla Santa Luisa de Marillac en Barrancas; también recordarán a los profesores que ya no están y cómo acompañaron a esos amigos cuando sus padres tempranamente tuvieron que partir.
Mañana, después de casi 30 años, todos o la mayoría de los alumnos de la generación 86 se reunirán, demostrando así que, pese al paso de los años, no pierden "la mística" de los institutanos, como llaman a la espiritualidad y a la unión que siguen existiendo entre ellos.
"Los recuerdos de la última época escolar son muy buenos. Fue el tiempo donde se forjó la amistad que perdura hasta hoy con muchos de los compañeros. Esto hace que nos juntemos, es como si nuevamente compartiéramos la sala de clases con las alegrías y discusiones de siempre", señala Bernardo Acuña, que estuvo desde octavo básico hasta cuarto medio en el colegio. Hoy trabaja en Canal 2 y ve con orgullo que su nieta y dos de sus sobrinas son parte de la comunidad institutana.
También confirmó asistencia Patricio Henríquez, profesor de Educación Física en el colegio Nonte Tabor y Nazaret de Santiago y que estudió toda la educación básica y media en el Instituto del Puerto. Él recuerda que el año 85 tuvieron que emigrar del edificio de 21 de Mayo, ya que luego del terremoto el colegio quedó prácticamente en el suelo.
Patricio Valenzuela, otro de los alumnos de la generación 86, resalta la unión y el compañerismo que existía en el curso. "Éramos bien unidos y nos ayudábamos unos a otros. Íbamos a muchas fiestas y actividades escolares. Conocí mucha gente y grandes amigos que conservo hasta hoy. Después de salir del colegio, con muchos nunca perdimos contacto. Pero este 5 de noviembre será especial, esperamos que vengan todos o la gran mayoría de los que vivimos esa etapa de la vida".
Los que ya no están
Durante esta reunión, vendrán a la memoria las etapas tristes que tuvieron que vivir. Apoyar a los compañeros cuando el papá o la mamá partió antes de tiempo. Sin duda un gran golpe para un adolescente, que se vio minimizado con el apoyo de los amigos, de los apoderados y del colegio en general.
Patricio Henríquez recuerda el trágico accidente de tránsito donde murió la mamá de Francisco Vidal, uno de sus compañeros. "Estábamos en la educación básica todavía. Fue un momento de gran dolor, unión y compañía de todos los compañeros y apoderados. Creo, sin dudar, que toda la comunidad institutana estuvo con él".
Bernardo Acuña asegura que "siempre estuvimos presentes como curso en cada momento de dolor de alguno de los compañeros. La muerte del papá de Mauricio Rojas para el terremoto del 85 fue otro de los momentos difíciles".
Otro de los sucesos de gran dolor que recuerda Patricio Henríquez fue "el alejamiento del colegio, por causa del terremoto, de compañeros como Mario Santiagos, Andrés Vargas, Juan Carlos Oñate, Roberto Vega, Raúl Rodríguez, César Javer, Marcelo Beltrán, entre otros, todos grandes amigos y hoy mejores personas".
"También a lo largo de los años se perdieron muchos compañeros que por problemas conductuales y debido al estricto reglamento interno, fueron dejando el colegio y la provincia, sin embargo, con muchos de ellos nos seguimos viendo hasta ahora, lo que demuestra una vez más la mística que nuestro colegio nos impregnó", agrega Henríquez.
Grandes personas
Bernardo Acuña dice que se acuerda con mucho respeto del inspector general y profesor de Biología y Geometría, el señor Víctor Leiva. "A veces llegaba a la sala de clases, nos enseñaba la materia y al terminar, cuando tenía que escribir en lo que había consistido la clase se daba cuenta que había pasado lo mismo que la vez anterior. Lo peor era que a la siguiente, pasaba lo mismo. Nosotros lo dejábamos nomás, así no juntábamos tanta materia para las pruebas".
Patricio Valenzuela, también recuerda a Víctor Leiva. "Era apodado como "Piti" Leiva y era todo un personaje. Cuando teníamos prueba, ponía la silla arriba de su escritorio para tener una mejor panorámica de todos los alumnos. Lo más chistoso era que se ponía a leer el diario y le hacía dos orificios a las páginas para tener visión de quiénes podrían estar copiando".
Añade que "particularmente a mí me pasó una anécdota muy divertida con 'el Piti', que hasta el día de hoy mis compañeros se ríen y me molestan. Estábamos en una prueba, el 'Piti' sentado en la silla sobre su mesa y yo tratando de mirar al compañero que estaba al lado. De repente siento una voz acercándose y diciendo: "Me estái copiando pajarón, tení un uno". Cuando levanto la vista, veo que era el profesor que venía pasando por encima de todas las mesas hasta llegar a mi puesto y quitarme la prueba. Desde esa vez nunca más copié en ninguna asignatura".
Patricio Henríquez rememora esa graciosa anécdota. "Cuando el profesor Víctor 'Piti' Leiva "pilló copiando a Patricio Valenzuela y le gritó 'no te movai, pajarón', luego se fue caminando por arriba de los bancos sin sacarle la vista de encima".
Espíritu institutano
Mañana se cumple el plazo después de organizarse durante todo un año. Quedan horas para reunirse y juntar energías y recuerdos memorables. El Whatsapp no paró de sonar en un año, seguramente recordando una anécdota escolar, a un profesor, a un compañero. Todos tienen vidas distintas, pero están tan unidos como en sus primeros y últimos días de colegio. "El misticismo institutano", como le llaman, está intacto y mañana quedará demostrado cuando al entonar el himno del colegio, sus ojos se llenen de brillo, su corazón se hinche en sus pechos y sus lazos de amistad y camaradería se fortalezcan aún más de lo que ya están.
Bernardo Acuña explica que el espíritu institutano es un sentimiento de camaradería fraterno. "Una amistad forjada a través de los años en distintas situaciones tristes y felices. Saber que se puede contar con un hermano en todo momento".
Patricio Valenzuela agrega que se siente orgulloso de los momentos vividos en este colegio. "La mística estaba en cada actividad escolar. Nos enseñaron valores espirituales y personales, el respeto, la humildad, la tolerancia y a llevar siempre la frente en alto. Todo eso fue parte de nuestro vivir en la etapa escolar".
Para Patricio Henríquez, ser institutano es "una forma de vida, un motivo de orgullo enorme, muy estrechamente ligado al sentimiento de arraigo con nuestro querido puerto y que provoca que uno se emocione cuando en la Autopista del Sol comienzan a dibujarse en el horizonte las imponentes grúas y proas de los barcos. Es sentir y estar convencidos de que estábamos en el mejor colegio en que podíamos estar. Es sentirse parte de una gran familia, llena de tradiciones y ritos, en donde estudiaron abuelos y papás de muchos de nosotros. No en vano, el colegio este año está cumpliendo 85 años de vida".
Finalmente, Patricio Valenzuela agrega que "todos los momentos vividos en esa época épica se traducen en los lazos que siguen existiendo después de 30 años y que esperamos concretar una vez más este 5 de noviembre, donde espero verlos a todos o gran parte de la generación de la cual egresé: la "G86".