El método que encontró Patricia Olguín para salir campeón
La DT y modista de 51 años es la gestora de que el equipo de Segunda Infantil de Juan Aspeé haya sido campeón invicto en el torneo Oficial de la Asofútbol. Pero para llegar a ese logro tuvo que correr harta agua bajo el puente.
De lunes a viernes, Patricia Olguín Antivilo (51 años) ocupa todas sus tardes en la confección de vestidos, poleras, chaquetas y arreglos de prendas que le pide su amplia lista de clientas. Después de almuerzo, y tras terminar las labores del hogar en su departamento ubicado en Bellavista, se instala en su silla y comienza a trabajar con la máquina de coser que la ha acompañado durante más de dos décadas.
Tras salir de cuarto medio del Liceo Fiscal, y estudiar para asistente de párvulos en el Instituto Chileno Alemán de Cultura que se encontraba en Llolleo (se desempeñó en la Escuela 480 y en el jardín infantil "Principito"), decidió, a los 23 años, seguir los pasos de su madre María, modista de toda la vida.
El trabajo como asistente de párvulos no era lo que ella esperaba. Además, en 1993 había recién nacido su primer hijo, Juan Eduardo, por lo que decidió quedarse en casa para acompañarlo en su crecimiento. "Lo hablamos con mi marido, Juan Patricio Ulloa, y él me apoyó en la decisión de estar en casa. Y como siempre me ha gustado el tema de la moda y tenía el ejemplo de mi madre, comencé también a dedicarme al trabajo de modista", reconoce Patricia, mientras hace andar la máquina de coser sobre un vestido de color rojo.
Sin embargo, con el paso de los años, las agujas de coser junto a sus hilos de múltiples colores dejaron de ser el foco principal de su vida.
Hace ocho años, en compañía de su esposo, comenzó lentamente a tomar el timón de las series infantiles del club Juan Aspeé. Debido a que su segundo hijo, Francisco, comenzó a jugar desde los 8 años en la Tercera Infantil de los naranjas, este matrimonio se acercó de forma desinteresada a las huestes juanaspinas.
Siguiendo a "Beiruth"
Pero la historia de Patricia Olguín y Juan Patricio Ulloa antes de ser naranja era completamente azulgrana. Ambos participaban de todas las actividades del club Torino de Llolleo. Su hijo Juan Eduardo jugó prácticamente en todas las categorías desde infantil y Patricia lo acompañaba a todos los partidos. Una costumbre que para ella no era nada de extraña.
Cuando tenía 18 años, asistía a todos los encuentros que su hermano Juan Olguín, conocido por todos como "Beiruth" (ya que jugaba muy parecido al brasilero Elson Beiruth, figura de Colo Colo en las décadas de los '60 y '70), disputaba con la camiseta de Torino.
Acompañados de su padre Eduardo, ir a las canchas amateurs sanantoninas era el panorama más esperado del fin de semana. "De lunes a viernes teníamos clases y el fin de semana íbamos a ver fútbol. Así fue como empecé a darme cuenta de cómo se jugaba y de todas la reglas que tiene este hermoso deporte", explica Patricia.
Pero los años en Torino se acabaron para la familia Ulloa Olguín. Problemas internos hicieron que Juan Patricio se fuera a las filas de Juan Aspeé, club donde su padre, también llamado Juan Ulloa, fue uno de los fundadores. Al poco tiempo Patricia llevaría por primera vez a su segundo hijo Francisco a ser parte de la Tercera Infantil y con esto le daría vida a un proyecto que no solamente tendría éxitos en lo futbolístico, sino que también en lo valórico.
Los invictos
Esta temporada 2016, la Segunda Infantil de Juan Aspeé, bajo la dirección técnica de Juan Patricio Ulloa, Patricia Olguín y su hijo Juan Eduardo, se coronó por primera vez en su historia campeón de la categoría en la Asociación de Fútbol de San Antonio (Asofútbol). Pero no fue un título cualquiera. De los 17 partidos disputados, ganaron los 17. Y por si fuera poco, anotaron una cantidad de goles a favor impresionante: 107.
Según Patricia, la clave para este rendimiento perfecto está fuera de la cancha. "Cuando comenzamos a colaborar con los infantiles faltaban camisetas y también chicos que vinieran a jugar. Y lo otro es que no había disciplina ni responsabilidad", recuerda. Es más, muchos de los chicos hablaban con garabatos a cada instante y eso a Patricia le chocaba.
Para ir cambiando esta actitud de los muchachos, tuvo que poco a poco ir ganándose su confianza. Y ahí se dio cuenta que el problema era mucho más grande que un simple partido de fútbol. Muchos de los pequeños vivían con padres separados, o en familias con bastantes problemas, por lo que la palabra cariño no era parte habitual de su vocabulario.
"Un niño me dijo una vez que no tenía padre, que nunca lo había reconocido. Esas cosas a uno lo van marcando, porque son experiencias fuertes para los chicos. Lo que traté, desde un principio, fue darle cariño a los muchachos. Primero todos se mostraban muy ariscos, pero luego ellos mismos estaban buscando que les diera un abrazo", dice con orgullo esta DT sanantonina.
Pero también el cariño tuvo que demostrarlo con retos y mano dura ante decisiones que no eran del gusto de todos. "Una vez tuve que dejar afuera al mejor jugador que teníamos, porque cuando terminó el partido se sacó la camiseta y la tiró al suelo. Le dije que eso no se hacía y que estaba suspendido por todo lo que restaba de campeonato. Los dirigentes llegaron a hablarme y a decirme que cambiara la decisión, pero les dije que si pasaba eso, se pasaría por sobre mi determinación, y que mejor así no continuaba. Así que tuvieron que acatar mi postura, porque esa es la única forma para que los chicos conozcan lo que es la responsabilidad".
Así, con mucho cariño, pasión y dedicación, funciona el exitoso método que Patricia Olguín ha desarrollado con los infantiles de Juan Aspeé, el que más allá de los resultados y las vueltas olímpicas, busca entregarle algo más a las futuras generaciones de sanantoninos.