El "Flaco" Spedaletti recibió la visita de su amigo Manuel Pellegrini
Ambos se conocieron cuando jugaban en la Universidad de Chile, en la década de los setenta, y ayer se reencontraron en el estadio Municipal de Las Cruces.
Cuando a Manuel Pellegrini le preguntaron si podía asistir ayer a la inauguración de la escuela de fútbol de Unión Española en Las Cruces no dudó ni un segundo en decir que aceptaba. El proyecto hispano era dirigido por el argentino Jorge Américo Spedaletti, quien hace ocho años vive junto a su señora Mónica Pérez en la comuna de El Tabo. Pellegrini y el recordado "Flaco" compartieron camarín en Universidad de Chile durante la década del setenta y forjaron una amistad que perdura hasta el día de hoy.
"Imagínate lo que es la presencia de Manuel Pellegrini en nuestra primera clase. Él tiene una sencillez y humildad muy grande", afirmó Patricio Spedaletti, hijo de Jorge Américo, quien también será parte del staff técnico de la escuela.
Recibido como ídolo
Manuel Pellegrini llegó a eso de las 16 horas al estadio Municipal de Las Cruces luego de haber compartido un almuerzo de camaradería en el Litoral Central. Tras descender de su automóvil, comenzaron los abrazos y los saludos de los presentes.
Tras varios minutos en los que no se negó a ninguna foto, logró sentarse en la tarima oficial para escuchar los discursos correspondientes a la inauguración de la escuela.
Luego de las palabras del alcalde de El Tabo, Emilio Jorquera, y el gerente de Unión Española Johnny Ashwell (también compañero de Spedaletti y Pellegrini en la U), y pese a que no estaba en el protocolo, el entrenador tomó la palabra para señalar que "cuando estoy en mi país trato de apoyar siempre este tipo de iniciativas que promueven la práctica del fútbol. Por eso que quise estar presente pese al poco tiempo que estoy en Chile".
Agradecido, y tras intercambiar abrazos con su gran amigo Jorge Américo Spedaletti, Manuel Pellegrini, el mismo que brillara en las liga española e inglesa, caminó por la cancha de tierra y sin perder su estilo y encanto enfiló hacia el estacionamiento donde lo esperaba su automóvil de lujo.