Don Hugo cuenta cómo han sido sus 40 años como peluquero en San Antonio
Hugo Muñoz Avello, padre del conocido instructor de zumba Hugo "Mambo", es heredero de una tradición familiar ligada al mundo de la peluquería.
En la calle Bombero Molina 170 C, por estos días transformada en Feria Navideña en el centro de San Antonio, está ubicada la peluquería "Hugo", el lugar donde Hugo Pedro Muñoz Avello es simplemente feliz. Colgados desde las murallas del recinto están los llaveros traídos desde distintas ciudades del mundo y que sus clientes le regalaron para su colección; también hay una foto en que aparece él en su local que funciona desde el año 1991 en esa dirección.
Nacido en Los Ángeles, en el sur de Chile, don Hugo vivió una infancia alegre junto a sus cinco hermanos. Su padre, Hugo Mario Muñoz, era sargento del Ejército en aquella ciudad. Su madre, Polita Avello, fue enfermera del hospital local.
En los veranos, la familia Muñoz Avello iba de vacaciones al balneario de El Quisco. Esa fue primera aproximación al puerto de San Antonio.
Trágica muerte
La tranquilidad de toda su familia se acabó cuando Polita Avello murió en terribles circunstancias. Según don Hugo, su madre sufría de un trastorno similar a la catalepsia, una enfermedad en que la persona permanece inmóvil y, aparentemente, sin signos vitales pero consciente, lo que puede ser interpretado como un fallecimiento.
"Nuestra familia sabía el problema de mi mamá, pero una vecina que la encontró así, pensó que había fallecido, pero ella murió después en el ataúd. A mi mamá le daban esos ataques que le duraban 24 horas a veces, y sabíamos que ella se recuperaba pero la vecina se empecinó en que ella estaba muerta. Ese día, los hijos más grandes no estábamos con ella y mi papá estaba trabajando en el Salto del Laja; cuando llegamos en la tarde a mi mamá ya la tenían en el cajón, yo creo que murió ahí dentro de un paro cardiaco", aseguró.
Después de ese triste e impresionante episodio, los hermanos debieron buscar su propio destino. Hugo tenía 12 años y desde Talca, ciudad en la que vivía la familia hace 50 años, se trasladó hasta Santiago para pasar sus años de pubertad en un internado de la Fundación Mi Casa. Fue ahí donde a los adolescentes les ofrecieron ser parte de un programa de capacitación en distintas áreas. Él eligió peluquería porque quiso seguir con la tradición familiar que había iniciado su abuelo también llamado Hugo Pedro Muñoz. "Estudié en la Academia Grace, en Santiago", confirmó.
A los 18 años, le correspondió realizar el Servicio Militar. Fue destinado a la Escuela de Ingenieros Militares de Tejas Verdes. Corría el año 1973 y el coronel Manuel "Mamo¨ Contreras comenzaba a crear el imperio de terror que lo hizo tristemente célebre.
Y pese a las horribles acciones que ocurrieron en ese regimiento en contra de personas violentadas por la dictadura de Augusto Pinochet, don Hugo dijo que no advirtió nunca algo que hoy pueda contar respecto a esos hechos. "Si yo hubiese palpado algo, no tendría por qué decir que no vi nada", argumentó.
Terminó su periodo de soldado conscripto y tuvo la oportunidad de trabajar como funcionario civil en la Escuela de Ingenieros Militares. Se transformó en el peluquero de todo el regimiento hasta fines de los años 80. La labor la cumplía junto a su colega Gastón Monení.
Mientras comenzaba su trayectoria en el regimiento de Tejas Verdes, conoció a la mujer con la que luego se casó. Tuvieron dos hijos, Hugo Eduardo (32) y Polita (38). Y aunque el matrimonio se separó, la familia ha seguido unida de alguna forma pese a todas las inclemencias que la vida misma ofrece.
Fanático de la cocina
La gran afición de Hugo Muñoz es la cocina. Después de cerrar su paso por el Ejército, él se fue a la ciudad de Maringá, en el norte de Brasil, para instalar un local de comida.
Más tarde, después de estar dos años y medio en Brasil, retornó a Chile. De regreso en San Antonio, trabajó como administrativo en la pesquera Novasur. Era el año 1991.
El creador de la peluquería que hoy tiene don Hugo fue Guillermo González Cabrera, un antiguo peluquero de San Antonio que atendía en su local donde alguna vez funcionó la Casa Víctor, en la calle Centenario de la comuna puerto. Era la peluquería "Señor González".
Hugo Muñoz y Guillermo González se conocieron el año 1985 cuando él pudo "pitutear" por un par de semanas en esa peluquería del centro de San Antonio. Se hicieron amigos y acordaron que cuando él saliera del Ejército, volverían a trabajar juntos.
Cuando Guillermo González ya estaba cansado de las largas jornadas laborales, le ofreció a don Hugo venderle la peluquería. En 1991, él la compró con derecho a llave y así nació lo que hoy es el recinto en que hay unos sillines que datan de 1923. Tuvo que juntar plata, pedir un crédito y apretarme el cinturón, pero el objetivo de ser independiente se logró.
"En mi trabajo en la peluquería soy muy feliz, además que me ha dado todo lo que tengo, y voy a trabajar en esto hasta que me lo permita el cuerpo. Han sido 40 años que he prestado servicios a la comunidad, y eso, hace muy poco, lo reconoció el Gobierno", recalcó.
Nueva vida
Actualmente, Hugo Muñoz vive solo en una casa que tiene en la localidad de Puangue, en Melipilla. En ese hogar planifica sus días y aprovecha de descansar. Ha iniciado también un nuevo ciclo en su vida sentimental. "Ahora tengo una relación con una persona a la que quiero, y estoy enamorado de ella y ambos nos sentimos así", reveló.
Reconoció que no se arrepiente de haber elegido el curso de peluquería que le ofrecieron cuando era un chiquillo en el internado en la Fundación Mi Casa. También confesó que está orgulloso de sus hijos Hugo, el popular zumbero sanantonino conocido como "Hugo Mambo", y de su hija Polita y de su nieto Jorge Eduardo, de 12 años.
Tradición
Con tanto tiempo como peluquero, Hugo Muñoz sabe cuáles son las preferencias de sus clientes. Dice que el sanantonino es de cortes clásicos y que pocas veces innova con los últimos giros de la moda.
Don Hugo es crítico de las nuevas barberías que han surgido en San Antonio, ya que, a su parecer, este oficio no lo están desarrollando en la forma prolija que tenían los antiguos barberos. "Con lo que hacen hoy día, no andan ni cerca", dijo. Explicó que una buena afeitada es con paños calientes, vapor y uso de cremas especiales y piedra de alumbre para evitar la irritación de la piel de la cara.
Ayer, Hugo Muñoz Avello cumplió 62 años, seguramente para él y los suyos fue un día muy especial y propicio para estar en familia, sobre todo porque era la Víspera de Navidad. Son días felices para este hombre que eligió a San Antonio como la ciudad en que echó las raíces.