¿Están relacionados los últimos sismos del norte y sur de Chile?
Expertos analizaron los movimientos telúricos registrados el pasado 25 de diciembre en Iquique y Quellón.
La mañana del 25 de diciembre, en medio de las celebraciones de Navidad, se registraron dos sismos importantes que despertaron a diferentes regiones del país.
A las 11.04 minutos en las Regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, se registró un movimiento de III y IV grados en la escala de Mercalli, considerado de mediana intensidad .
Tan solo 20 minutos después, las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén fueron sacudidas por un temblor de 7.6, de acuerdo a la misma escala de medición.
Comparando la cercanía en tiempo de ambos eventos, ¿estarían relacionados los sismos del norte y sur de Chile?
Según el director del Centro de Sismología de Chile, Sergio Barrientos, ambos movimientos tienen su origen independiente, descartando un enjambre sísmico que pudiera afectar a todo el territorio.
Para estar relacionados, "hay demasiada distancia (física) entre ellos. El área de afluencia no debería ser más allá de los 50 o 100 kilómetros de distancia", explicó el experto, que además descartó algún efecto colateral en la región de Valparaíso u otro punto de la provincia de San Antonio.
La emergencia alertó a los habitantes de la zona sur, debido a la cantidad de tiempo en que no se tenía registro de un sismo de tal intensidad, sin embargo, Barrientos señala que se trató de un movimiento regular.
"La falla es consistente con la interacción de la placa de Nazca con la placa sudamericana, igual que el resto de los grandes terremotos que ocurren en todo el país", mencionó el sismólogo.
La misma observación hace el geólogo sanantonino José Ruiz, profesor del colegio Espíritu Santo y del Instituto Profesional La Araucana.
En opinión del experto, el temblor está directamente relacionado con las denominadas lagunas sísmicas, zonas que no han recibido eventos sísmicos durante largos años.
"Las lagunas sísmicas son aquellas zonas donde existe presión de las placas tectónicas, es decir, mientras más tiempo haya pasado, mayor presión se genera y al haber más presión, es más probable que se pueda generar un sismo de mayor magnitud", explica.
"Por ser una zona donde desde hace mucho tiempo no se veía un evento mayor, como fue el de Valdivia en 1960, la formación del temblor se da por la presión de las placas", agrega el profesor.
Esto es lo que comúnmente llamamos energía acumulada.
Si bien el movimiento telúrico que se vivió en la Provincia de Aysén no tiene relación alguna con lo ocurrido en Valdivia hace más de cinco décadas, el especialista sanantonino afirmó que el origen es el mismo.
"Es la misma placa de subducción la que generó ese terremoto y el sismo en Melinka, pero obviamente con una magnitud muy distinta. Esta es la única relación que tienen ambos eventos", señala.
Réplicas y tsunami
Luego de transcurridos algunos minutos del fuerte sismo, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa) decretó alerta de tsunami para las costas de la zona sur del país.
Las familias ubicadas en las cercanías del mar debieron evacuar y ponerse a salvo ante un eventual maremoto.
Las autoridades estimaban que el tsunami ocurriera entre las 13.00 y las 14.00 horas del pasado domingo 25 de diciembre.
Sin embargo, afortunadamente el oleaje no avanzó de forma peligrosa y no hubo una tragedia mayor que lamentar.
"Era bastante razonable emitir una alerta de precaución de un tsunami. Fue adecuado para este tipo de terremotos", justificó Sergio Barrientos.
El experto también aclaró que sí existió tsunami, pero en una escala mucho menor de lo que se esperaba.
"Hubo un tsunami instrumental. Fue detectado por las estaciones mareográficas. Hay un registro de espera de variación diaria de la marea y se detectó una perturbación asociada a este terremoto", manifestó el director del Centro Sismológico.
"Un terremoto de 7,6 grados podría generar un tsunami y uno tiene que optar por lo más seguro", agregó.
Predicciones
Si bien el pronóstico de temblores no es un sistema aprobado por la sismología tradicional, el grupo Chile Sismos trabaja con un sistema para anunciar movimientos telúricos.
Ariel Césped, director de la agrupación , afirma que meses atrás algunos académicos publicaron alertas sobre la posibilidad de que ocurriera un terremoto en el mismo sector donde sucedió la pasada Navidad.
"Este evento había sido anunciado hace ya algunos meses por parte de algunos científicos de la Universidad de Chile, que publicaron unos papers que establecían la posibilidad de este sismo y finalmente ocurrió", indicó Césped.
Además, el director anunció que están trabajando en un sistema de alerta de terremotos, que avisaría con un minuto de anticipación cada movimiento de gran intensidad que pueda percibirse.
"Lo que pretendemos con esta red es conectar todos los teléfonos celulares, a través de una aplicación que va a avisar con varios segundos de anticipación cuando haya un sismo. Por ejemplo, si hubiéramos tenido ese sensor en Quellón, se hubiera podido avisar a la gente con un minuto de anticipación que venía este terremoto", manifestó.
En los próximos días, el equipo de Chile Sismos trabajará en la recolección de datos para analizar el temblor en Melinka.
De esta manera, buscarán comprobar si es que existe alguna señal que pudiera haber ayudado a pronosticar lo ocurrido.
"Estamos esperando los datos del área de Quellón, con los datos que utilizamos nosotros, que se los pedimos a los rusos que nos han estado apoyando, y de seguro vamos a hacer alguna publicación, porque lo más probable es que sí haya existido una señal, aunque nosotros no pudimos monitorearlo porque la densidad de datos que hay en esos sectores es menor, porque allá hay menos estaciones de monitoreo y satélites", argumentó Ariel.
Verano movido
Horas después del sismo se registraron decenas de réplicas en Melinka y los alrededores de Quellón.
De acuerdo a lo señalado por el geógrafo José Ruiz, se espera que durante los próximos tres meses se perciban eventos menores, que serían réplicas del terremoto del 24 de diciembre.
"No debieran haber sismos mayores de la magnitud registrada en Melinka. De ocurrir un sismo mayor estaríamos frente a otro evento distinto", asegura el experto.
Luego, estos eventos se percibirían cada vez con menos frecuencia.
"Van a empezar a disminuir en magnitud y en frecuencia. En estos días nos encontraremos con muchos sismos de grado 3 y 4, pero ya para tres meses más, probablemente van a tener un sismo mayor a 6 y va a ser muy acotado.Así va a empezar a disminuir hasta que ya van a desaparecer", explica Ruiz.
La situación sería similar a lo que ocurrió en la zona central del país, con una seguidilla de temblores tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, según explicó a Diario El Líder el profesor sanantonino.