La joven sanantonina que se luce en la región, Chile y el mundo acercando el fascinante mundo de los libros a los niños
Denis Abarca ha visitado España, Colombia y distintas partes del país como cuentacuentos. El próximo vienes 13 de enero estará en el Centro Cultural de San Antonio presentando "La cueva del Chivato".
Contar historias infantiles no es una tarea sencilla. No solo porque el contenido tiene que ser apropiado a la edad de los niños, sino porque se requiere de una inagotable fuente de creatividad para mantenerlos alerta desde el comienzo hasta el desenlace.
Se necesita un talento, probablemente innato, que cada día más personas se atreven a explotar. Una de ellas es la sanantonina Denis Abarca, quien saltó de la pedagogía al cuentacuentos hace cinco años para educar mejor a su hijo. Sin embargo, no se quedó ahí, sino que siguió avanzando en el creciente mundo de la literatura infantil y ahora sueña con encantar a una generación completa con los libros.
Comienzos
Vamos por parte. Esta llolleína hizo sus maletas cuando terminó la enseñanza media en el colegio El Retiro y emigró -como muchos jóvenes de la provincia- hacia Valparaíso para seguir con sus estudios superiores.
La muchacha quería ser profesora de Castellano y lo logró con éxito en la Universidad Católica de Valparaíso.
Aunque le fue bien, no alcanzó a ejercer como docente. Hacia el final de sus estudios ya se había convertido en madre y estaba decidida a instruir a su hijo por sí misma. Denis tenía todas las herramientas que le había entregado la universidad, pero sintió que no eran suficientes. Siguió estudiando y de ahí las cosas "fluyeron naturalmente", confiesa.
"La literatura infantil estaba mirada a menos. No es algo que se estudie en profundidad en la carrera de pedagogía, porque además es algo súper nuevo dentro de este mundo de las letras. Yo sentí, después de ser mamá, que no sabía nada, que no tenía la habilidad de acercar a mi hijo a los libros. Esto es algo que a mí me apasiona y seguí perfeccionándome en Santiago", revela.
Se dedicó e investigó, pero aún no se convertía en cuentacuentos. Ese gran paso estaba a la vuelta de la esquina
"Esto venía de la mano. Entré a la Fundación Mustakis a la escuela de cuentacuentos y de ahí nunca más me he ido. Empecé como alumna, luego como ayudante y terminé como profesora", relata.
Cuentacuentos
La cosa no es fácil. No es llegar, tomar un texto y leerlo en voz alta. Quienes están interesados en dedicarse a esta tarea tienen que formarse por al menos un año.
"A uno le enseñan lo mínimo. Lo demás viene de uno mismo, de lo que uno quiera contar y de las técnicas que quiera añadir a esto para entregar una mejor narración", prosigue.
Una vez más, las cosas caminaron bien para Denis. Se encontró "por cosas de la vida", como ella dice, con "Lumífera", la empresa de una joven artista visual que estaba explorando una nueva tecnología capaz de incorporar animación en tiempo real a distintos procesos creativos.
Desde Australia, le enviaron las primeras instrucciones para echar a andar el proyecto, pero como la tecnología avanza tan rápido, en poco tiempo esta innovación se convirtió en una aplicación para las tabletas de Apple.
¿Qué hacen con esto? Dos animadoras dibujan y dan vida a los personajes de los cuentos a medida que avanza la narradora. Todo en vivo y en directo a un costado del escenario, en medio de las luces y la música que acompaña el montaje.
Era todo un desafío, que fue superado con éxito. En la actualidad junto a "Lumífera" ha recorrido distintos centros culturales, bibliotecas y escenarios de la región presentando entretenidas historias para los pequeños.
Uno de ellos, el más reciente, es "El regreso del Chivato", que se presentará pronto en San Antonio (ver recuadro).
El desafío
Vía telefónica conversamos con la profesora de Castellano, actualmente radicada en Valparaíso.
-Si alguien no conoce los cuentacuentos es importante saber que esto no es tomar un libro y comenzar a leer...
-Claro. Acá uno es como una especie de actor que busca darle vida a una historia.
-Tal vez antes no se conocía, pero los cuentacuentos son una especie de fenómeno creciente.
-Se podría decir que sí. Es una forma de acercar la literatura a los niños.
-¿Cómo es eso?
-Con la creatividad, con la tecnología por ejemplo. Hay generaciones que crecieron leyendo por obligación y hoy, a pesar de que no quieren nada con la lectura, le dicen a sus hijos que tienen que hacerlo porque en el colegio los hacen leer. Creo que lo mejor es que dejen eso a las personas que les apasiona la lectura.
-Y apasionados no hay solo en Chile, tú has salido en más de una oportunidad del país a participar de actividades ligadas a la literatura infantil, ¿qué tal fue esa experiencia?
-Eso es parte de mi trabajo con la Fundación Mustakis. Estuvimos en Colombia, junto a la red Biblioredes, y también en España, donde recorrimos distintas ciudades. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.
-¿ Qué hay de San Antonio?
-Siempre quiero volver. Estoy en contacto con la gente de la biblioteca pública y con la feria del libro usado. Si queremos hacer un cambio hay que partir por casa.