Pese a que las olas por momentos son más agresivas que en otras playas del Litoral Central, miles de turistas llegan diariamente en esta época estival al sector de Hanga Roa, en El Quisco, a refrescarse de las altas temperaturas.
Conocida popularmente como la playa de "Los Ahogados", por las víctimas que murieron allí por inmersión, hoy esta localidad cuenta con salvavidas, masajistas, vendedores ambulantes y un amplio número de bañistas que llegan en familia a disfrutar de los días de verano.
Juan Cristóbal Aranda (35), salvavidas, cuenta que hace siete temporadas que no se registran ahogados en este pequeño y acogedor balneario.
"Antes acá no había salvavidas y nadie podía reaccionar cuando alguien se estaba ahogando. Y lo más importante, nadie hacía el trabajo preventivo. Hoy podemos evitar las emergencias, porque uno constantemente les dice a los más porfiados que no se vayan muy adentro", describe Aranda.
Agrega que hoy en día "las personas están mucho más conscientes. Por ejemplo, yo me he dado cuenta que muchos niños que venían antes a la playa de acá, hoy son más grandes y saben que si la marea está alta no puede nadar muy adentro".
Tranquilidad
Según confiesan algunos bañistas, las principales ventajas de este lugar son su ambiente familiar y la baja cantidad de turistas que lo visitan.
Luis Álvarez (58) llegó en familia a El Quisco a pasar sus vacaciones. Está acompañado por su esposa, hijas y nietos.
"Lo hemos pasado muy bien. Este es un lugar muy tranquilo y familiar. Siempre lo pasamos bien acá. Además que los días han estado muy buenos para venir a la playa", relata este vecino de Maipú.
Bianca Cornejo (35) hace tres años que junto a sus hijos visita esta playa.
"Como viene poca gente, porque toda está en Los Corsarios (la principal de El Quisco), acá es ideal para estar con los niños. Juegan a la pelota, a las paletas y se meten al agua sin problemas. A veces cuando están muy llenas las playas con suerte puedes colocar la toalla, acá no, porque viene menos público", comenta.
Masajes
Si anda medio estresado por el trabajo y quiere relajarse, Cristóbal Osorio (30) tiene la solución perfecta para usted. Este muchachos, que estudió masoterapia, ofrece masajes relajantes y descontracturante, según estime el cliente.
"La idea de hacerlo en la playa es que las personas se puedan relajar de mejor manera con el sonido del mar. Incluso algunos se han quedado hasta dormidos", explica. Los masajes tienen un valor de $3 mil los 25 minutos.