La impactante experiencia de los bomberos en la zona de la catástrofe
La primera delegación de voluntarios de la provincia que viajó al área afectada trabajó durante cuatro extenuantes jornadas en la Séptima Región.
"El fuego estaba en los cerros y bajaba rápido hacia los pueblos que estaban en ese sector".
Esas son las primeras imágenes que recuerda Frank Viveros, comandante de la Primera Compañía de Bomberos de El Tabo, tras ayudar a combatir los incendios forestales en la Séptima Región, que mantienen en alerta al país entero.
El pasado 25 de enero, 14 voluntarios de Bomberos de El Tabo y Las Cruces se unieron al primer equipo provincial que se desplegó en Llico, para apoyar en la emergencia forestal más grande que ha sufrido el país.
La delegación tabina, encabezada por Viveros, arribó de madrugada a la zona de la catástrofe, junto a las compañías de Cartagena, El Quisco y Casablanca.
"Éramos alrededor de 50 voluntarios. Cuando amaneció nos trasladamos a Llico, donde estaba lo más complicado. Ahí nos quedamos hasta el sábado en la mañana, que fue cuando regresamos a nuestros hogares", contó Viveros a Diario El Líder.
"El trabajo allá fue súper complejo. Mucha vegetación, mucho cerro, bosque y todas las casas están internadas en el mismo bosque. Entonces detener el fuego era difícil, pero lo que realizamos era la contención para evitar que esto se propagara a las mismas casas", explicó el bombero.
Falta de recursos
De acuerdo al testimonio de Cristóbal Palma, comandante de la Primera Compañía de Bomberos de El Quisco, la falta de recursos en la zona afectada fue otro de los inconvenientes con los que tuvieron que lidiar para combatir las llamas, que avanzaban sin piedad sobre la pequeña localidad.
"Llegamos a un pueblo que prácticamente no tiene ningún apoyo. Tenía una sola compañía y ya no daba abasto, no tenía voluntarios. Estaban hace dos semanas combatiendo y no tenían ningún apoyo. El comportamiento del fuego en ese sector no lo habíamos visto nunca", confesó Palma.
"Tuvimos que organizar los pocos recursos que teníamos y con eso trabajamos el primer día de apoyo. No dábamos abasto, pero hicimos lo que pudimos dentro de la zona donde iba el avance del fuego. Los voluntarios que fueron lo dieron todo", agregó el quisqueño.
Trabajo en equipo
Según detalló Viveros, a pesar de la preparación física y sicológica del personal para enfrentar este tipo de emergencias, la situación no dejó de impresionar a los voluntarios.
"Hubo compañeros que quedaron bastante impactados. Los bomberos están preparados para la emergencia pero vivirla en esta magnitud es grande. Un día se tuvo que evacuar a casi todo un sector y los bomberos estaban al pie del cañón para poder trabajar y afrontar la emergencia", comentó.
Como se ha visto en los últimos días, el trabajo en comunidad ha sido de vital importancia para combatir la emergencia. En este aspecto, el bombero tabino valoró la reacción y el apoyo de los afectados en la zona.
"La gente en ese sector cooperó mucho, era muy humanitaria con ellos mismos y con nosotros. Con lo que le pedíamos nos ayudaban. Si todos tenían que hacer un cortafuego bastante largo, todos se unían para poder trabajar y salvar las casas. Independiente de que la persona fuera de altos o bajos recursos, ahí daba lo mismo", afirmó.
Frank Viveros lleva dos años en la comandancia de El Tabo y, hasta ahora, no había dirigido a sus compañeros en un escenario de tal magnitud.
"Ninguna emergencia es igual a otra. Independiente de que esta sea muy grande, o que sea más chica. Todas se tratan de forma diferente, pero nunca me había tocado una emergencia forestal con tanta superficie afectada y en donde se tuvo que evacuar por seguridad a un pueblo entero para poder controlar las llamas de forma segura, eficiente y eficaz", aseveró.
-¿Cómo se prepararon para afrontar la situación?
-Antes de salir tuvimos una charla motivacional y nos enfocamos siempre en el autocuidado. La idea es ir a solucionar una emergencia y no pasar a ser parte de ella. Mis muchachos, el grupo en general que fuimos, se portaron todos bien. Respetaban las decisiones. Tuvimos buenas decisiones, no nos equivocamos en nada y eso se vio reflejado al momento de irnos porque el incendio, al final, estaba casi contenido.
La lección
Por su parte, el comandante Cristóbal Palma reflexionó: "Lo que pudimos sacar en limpio es que nos puede ocurrir a nosotros también y a lo mejor no vamos a tener los recursos si no los gestionamos de buena manera. Aprendimos a trabajar la emergencia con lo poco que había. Es lamentable que la gente de otros lados no tenga los recursos, sabiendo cómo se quema su pueblo".
Palma agregó que "en la charla que tuvimos antes de salir conversamos que estaban nuestras familias esperándonos a la vuelta y que teníamos que darlo todo, pero sin arriesgarnos".
El Temor de no volver
La tragedia del voluntario que falleció combatiendo un incendio en Talagante, además de los tres brigadistas de Conaf caídos en Vichuquén, no solo enlutó a la familia bomberil, sino que también generó mayor preocupación sobre la seguridad de los voluntarios en terreno.
"Lo primero que se les hizo saber a los voluntarios antes de partir era que allá habían fallecido los tres brigadistas de Conaf. Geográficamente el terreno era malo, era pésimo para poder trabajar y eso todos nosotros lo sabíamos", aseveró Palma.
Además, la preocupación de las familias es otro factor importante para los Chicos Buenos, al participar en este tipo de emergencias.
"La familia siempre va a estar propensa a que uno pueda volver o no, pero en mi caso como comandante, también velo por la seguridad de mi gente y una de las cosas es no arriesgar la vida, independiente de lo que esté pasando. A ratos fue desesperante porque no teníamos comunicación. A veces nos podíamos comunicar solo en las noches. Ellos (los familiares) estaban preocupados por lo que veían en las noticias y por los bomberos lesionados, entonces a ratos fue caótico y para nosotros mismos también, porque no podíamos avisarles que estábamos bien", manifestó Palma.
"Fuimos uno de los cuerpos de Bomberos que más salimos en la televisión el día viernes y las familias nuestras se preocupaban, porque veían cómo nos enfrentábamos a las llamas para evitar que siguieran avanzando", agregó el comandante Viveros.
Cerca de las 16 horas del sábado 28 de enero, tras cuatro días de intensas labores en la localidad cercana a Hualañé, los brigadistas locales regresaron a la provincia. El comandante Cristóbal Palma confesó que el reencuentro con sus familiares fue emocionante.
"Nuestras familias nos estaban esperando en la compañía y todos soltaron lágrimas, hasta nosotros mismos que veníamos arriba del carro, porque habíamos llegado bien y cumplido con nuestra meta".