Joven creó su propia marca de ropa y ahora auspicia a deportistas locales
Víctor Veas le dio el palo al gato con sus diseños y dejó loquitos a los campeones del body, que ocupan sus poleras, gorros y polerones, llevando el trabajo de este emprendedor a otras latitudes.
"Este es mi sueño y lo estoy haciendo realidad". Así describe su proyecto Víctor Veas Berríos, diseñador de 32 años que encontró su pasión, a través de las creaciones estampadas en ropa que usan los incipientes deportistas locales.
"A los chiquillos del body les gustó mi trabajo y me decían que eran buenos los diseños. Y ahora han aparecido cabros que son campeones en el deporte y que quieren usar mi ropa", cuenta el emprendedor, que empezó trabajando en su casa y ahora atiende su propio local en el Paseo de las Artes de El Tabo.
Este tabino comenzó su emprendimiento en 2011 con el apoyo que sus padres le pudieron prestar. "Mi papá me ayudó a comprar las máquinas y mi mamá también siempre ha estado ahí apoyando junto con mi polola", agradece Víctor, quien reconoce que a pesar de haber estudiado en un instituto profesional, su mayor aprendizaje ha sido autodidacta.
"Uno va investigando, buscando y en internet se aprenden hartas cosas. Aunque estudié la carrera, la mitad de lo que sé lo aprendí solo y lo que trato es buscar buenos productos al hacer mis estampados, para que duren, sean de calidad y después la gente vuelva a comprar", afirma, mientras advierte que no le ha sido fácil salir adelante.
"Cuesta harto mantenerse en esto. El emprendimiento es súper difícil cuando estás haciendo algo distinto. He postulado a proyectos y no me han salido, espero poder ganarme uno algún día. A mí me tiene contento que haya crecido tan rápido. De repente igual faltan las lucas, pero de a poco hay que seguir. Cada día estoy haciendo algo distinto para cumplir este sueño que me propuse", manifiesta el joven, que reconoce que el surgimiento del deporte local fue fundamental para dar a conocer su trabajo.
"Tenemos a los tres campeones nacionales, que son de acá (Litoral del Central). Es bonito trabajar con los chiquillos de Chépica, de El Quisco y que a ellos también les guste lo que hago, eso es lo que me llena. Que lleven mi ropa adonde la vean otras personas", expresa Veas, que sueña con perfeccionarse y exponer su comuna en otros países.
"Quiero hacer un curso de ilustración para aprender más, buscar ideas nuevas y promover el turismo en El Tabo. Me han comprado turistas de Argentina, Holanda, Estados Unidos, Isla de Pascua y es bonito que aprecien el trabajo que hace uno", cuenta con orgullo.
No solo extranjeros han preferido su trabajo, también otros emprendedores locales se han puesto en manos de su talento. "Siempre tengo pegas externas y con eso me mantengo. Me piden diseños locales de El Quisco, de Isla Negra. Siempre estoy buscando algo distinto, que les guste a los jóvenes, lo que está diseñado es para ellos", dice.
"El año pasado hice un diseño para un amigo que vende comida rápida. También hago las poleras corporativas para restoranes de acá, con las características de cada uno, adaptando el logo de mi marca a su estilo", explica el tabino, que en medio de tantos logros hace algunos años vivió la pérdida de su gran incentivo: su padre.
"Trato de pensar que mi papá anda de viaje y todavía no llega. Mi viejo me apoyó harto y yo le hacía pasar puras rabias, pero siempre me apoyó", cuenta Víctor, quien le ve futuro a su proyecto mientras los deportes de playa se vayan masificando.
"El fin de semana estuve en un campeonato de slackline que hicieron en Las Cruces y ahora me invitaron para que fuera a un campeonato internacional en Viña del Mar. El nivel en Chile está bueno y al final me va mejor así, porque en el local no se vende tanto. De repente viene gente de Santiago que lleva algunas cosas, pero mi ropa la mueven los chiquillos de acá", afirma.
Ganas de superarse
Por estos días, Víctor tiene en mente un nuevo proyecto para desarrollar en conjunto con su trabajo, una alternativa que le permitirá seguir cumpliendo sus sueños.
"Quiero hacerme un taller de serigrafía y yo mismo pintar la ropa. La serigrafía dura más y los materiales me convienen. Quiero hacer muchas cosas todavía. Puede que llegue el día de mañana y el proyecto se vaya por un tubo o puede que me cueste más emprender. Quizá en unos años más esto explote bien, porque a la gente le gusta. Los que me compran saben quién soy y de dónde nació todo esto".
"Este es mi sueño y lo estoy haciendo realidad. A la gente le va gustando lo que estoy haciendo y eso es lo que me tiene más feliz", agrega.