Churrero lucha por mantener el oficio que ha sido una tradición en su familia
Hace dos décadas, Víctor Orellana dejó su trabajo en el puerto para dedicarse de lleno a uno de los productos más apetecidos en juegos y ferias veraniegas.
"Churro y playa es la mezcla perfecta", sentencia Víctor Orellana (40), quien ha dedicado la mitad de su vida a conservar el legado de más de medio siglo que dejaron sus antepasados.
"Mi abuela partió hace 60 años trabajándole a un griego que llegó al puerto de San Antonio. Después se independizó y empezó con un carrito que trabajaba en circos y parques de entretenciones en giras que hacían", cuenta.
Antes de pensar en convertirse en churrero, Víctor trabajó en una empresa de transportes y luego en el área de documentación del Puerto de San Antonio. "Me encantaba la pega en el puerto, pero las lucas no eran muy buenas y es muy difícil mantenerse, así que con el dolor de mi alma me olvidé de eso y empecé a emprender".
Así fue como el hombre le siguió los pasos a su abuelo, quien dejó en sus manos el trabajo de toda una vida y con el que logró sacar adelante a nueve hijas.
"Un día fui a ver a mi abuelo y me di cuenta de que en su bodega, bien escondidas, tenía unas máquinas antiguas. Le pedí que me las prestara y me dijo 'eso no es lo más importante, sino esto que te voy a dar' y me pasó una lista con puros números de teléfonos y contactos. No pasó más de un mes cuando llamé y me invitaron a instalarme en un parque de diversiones", recuerda con emoción.
"La gente que conocía a mis abuelos interactuaba conmigo como si me hubiesen visto siempre y eso es gracias a su legado. Mi abuelito lleva ocho años fallecido, pero alcanzó a ver que yo fui mejorando sus máquinas y estaba muy contento porque estaba siguiendo con algo que, en su momento, a él le gustó tanto como me gusta hoy a mí".
Un comienzo itinerante
Los primeros años de Víctor como churrero estuvieron acompañados de largos viajes. Es que en aquella época el oficio solo dejaba cuentas positivas en los parques de diversiones.
"Trabajaba en centros de diversiones que eran de Pirque, otros de Melipilla, pero siempre viajando. Se instalaban una semana en un lugar y después en otro. Recorrí desde Talca hasta Santa Rosa de Pelequén, en la Sexta Región. Eso lo hice por hartos años", afirma el comerciante.
"Después encontré la posibilidad de establecerme en la playa de El Tabo. Partí acá hace unos siete años, con las tres cuartas partes del negocio que tengo ahora y ahí me las tenía que arreglar. Yo me dediqué ciento por ciento a esto y como la temporada es cortita, ahora tengo una pyme de atención a cumpleaños y empresas con carritos menores. En el espacio que sea, llevo cualquiera de mis productos: cabritas, churros, algodones de azúcar. Aquí hay mucha demanda, porque la gente no tiene tiempo para preparar fiestas", expresa.
Tras los largos mesones de su local, ubicado en una de las ferias artesanales más concurridas del balneario tabino, el comerciante piensa en cómo ha logrado mantener una tradición familiar, durante las últimas dos décadas.
"Esto es trabajo mío, de mi señora y de todos mis trabajadores. Emprender es un cuento de nunca acabar y hay que seguir adelante, porque si uno lo busca como un propósito, no hay que dejarlo descansar, hay que seguir e innovar, cosa que para una persona como yo que no tengo estudios es más difícil, pero con el apoyo de la familia uno va captando ideas, de la misma gente que trabaja con uno. De repente es importante escuchar, tomar las buenas ideas y ponerlas en práctica", manifiesta.
"No hay nada más gratificante que ponerle empeño a lo que uno hace. A veces a desvelo, porque yo me preparo dos meses antes de que empiece el verano para producir el negocio, para tratar de innovar con cosas y mejorar la propaganda. La idea es que cuando llegue la temporada esto sea retribuido de buena forma por la gente. Eso me tiene siempre contento", confiesa.
La época estival genera números positivos, tanto para Víctor como para quienes buscan ganarse unos pesos extras en este negocio. Así lo revela el hombre, que dice admirar el empeño de sus trabajadores.
"En este periodo de verano trabajan unas doce personas conmigo y priorizo a los jóvenes de acá. Conozco la realidad de la comuna más que nadie, sé que es sumamente difícil conseguir un trabajo acá y aportar a sus familias. La realidad del Litoral es que hay poco trabajo y me saco el sombrero por los cabros. Trabajo con jóvenes que están terminando su etapa escolar todavía y piensan en trabajar para comprar sus uniformes, para aportar en la casa. Me tienen muy sorprendidos los niños de la costa", confiesa el emprendedor.
Legado churrero
Al pensar en el futuro, Víctor Orellana cruza los dedos para que uno de sus dos hijos continúe con el oficio que marcó a su familia.
"Me gustaría que no se perdiera esta tradición porque uno le toma harto cariño a esto. Yo estoy enamorado de mi trabajo", declara.
"De mis dos hijos, la mayor que tiene 15 años quiere seguir estudiando, aunque la voy a motivar para que coopere y se siga involucrando en esto. Al menor le queda harto todavía, tiene apenas cuatro años, pero creo que él podría tomar las riendas de todo este esfuerzo", afirma con ilusión.
A pesar de la competencia, que cada vez toma más fuerza, el hombre se tiene fe y asegura ser el churrero favorito de los veraneantes en el Litoral.
"Tengo distintos productos, pero la estrella es el churro. Aquí hay un montón de carros, pero la gente me sigue eligiendo. Nosotros amasamos a pulso y las máquinas son mecánicas completamente. Nuestra producción no es a gran cantidad, sino que estamos encima del tiempo, y las personas nos ven trabajando. Eso la gente lo premia. El churro relleno con majar es el rey de la mesa", sostiene el sanantonino.
Por estos días, Víctor dice estar contento y tranquilo con el desempeño de este verano y ya piensa en los preparativos para la próxima temporada.
"Tengo tantos sueños. Estoy claro que eso va muy ligado al empeño que uno le ponga y las ganas que tenga uno de realizarlos. Todos los años voy innovando en algo y sé que el próximo año ya voy a estar con alguna sorpresa para la gente", advierte el emprendedor.