Murió Luis Santander, el hombre que abrió el primer restaurante en la caleta
Tras una dura lucha contra el cáncer, el comerciante falleció acompañado de su familia. Un garzón que trabajó con él y el dueño del establecimiento Bellamar recordaron el espíritu visionario que destacó a este sanantonino.
"Cerrado por duelo", se podía leer en la tarde de ayer en una de las puertas del restaurante "La Caleta", ubicado en el corazón del muelle de la caleta Pacheco Altamirano. En horas de la mañana, el dueño y fundador de dicho establecimiento, Luis Santander Zúñiga, falleció víctima de cáncer a la próstata. Su vida se apagó a los 76 años.
Nacido en San Antonio, el 19 de febrero de 1941, Luis Santander fue un hombre que empezó desde abajo, tal como lo destacan sus cercanos.
Muy joven se casó con María Poquet, con quien tuvo cinco hijos: María Cristina, Luis Alberto, Jéssica, Fanny y Griselle.
"Él se inició como garzón en distintos restaurantes de Cartagena; estuvo en el Pato Santis y en el Brisas del Mar. En ese tiempo mi mamá también trabajaba como maestra de cocina. Él siempre fue comerciante y trabajó como administrador de un local que se llamaba San Antonio Atlético", recordó Fanny.
La hija de Luis Santander añadió que "en 1986 yo tenía 13 años cuando mi papá fundó el restaurante La Caleta, que fue el primero que se instaló en ese sector ".
En 1998 inauguró el restaurante "La Princesa", en Santo Domingo; luego vendría la apertura del restaurante "La Caleta de San Antonio", en Melipilla, y "El Pez de Oro", en el Paseo Bellamar.
Por todo lo que Santander hizo en el ámbito comercial, su hija cree que él era buscador inagotable de nuevos desafíos. "Él era un arquitecto en realidad, porque siempre andaba creando cosas, edificando por aquí, por allá, y nos decía ´hagamos esto´. Mi padre lo dio todo por nosotros. Era una persona que comenzó desde abajo y jamás olvidó de donde venía. Junto con mi madre fundó el restaurante La Caleta, donde lo entregó todo, hasta su muerte. Fue un hombre luchador y muy esforzado que siempre prestaba ayuda a los más necesitados", declaró Fanny.
A pesar del cáncer que lo afectaba, Luis Santander trabajó hasta hace una semana en sus restaurantes. En su entorno reconocen que cargaba con una pena muy grande, pues el 22 de mayo de 2016, su esposa falleció a los 70 años.
En el último tiempo, el comerciante se había radicado en Melipilla, desde donde salía a trabajar para supervisar lo que pasaba en sus dos restaurantes operativos: "La Caleta" y "La Caleta de San Antonio".
Fue en su residencia de Melipilla donde, ayer a las 08.45 horas, don Lucho murió acompañado de sus hijos, que hoy lo lloran con mucho dolor, pero también con la certeza de que su padre lo dio todo por ellos.
La caleta de duelo
Aunque la actividad comercial ayer se mantenía vigente en el sector de los restaurantes cercanos a la caleta, la muerte de Luis Santander se transformó en un motivo de congoja para varios de los garzones y comerciantes, muchos de los cuales compartieron con él en los más de 30 años que estuvo al mando de "La Caleta".
Isidro Silva, dueño del restaurante "Bellamar", recordó con mucho afecto al desaparecido comerciante "Don Luis fue un visionario porque tuvo la buena idea de instalarse con el primer restaurante cuando compró una propiedad y después compró otras casas y pudo ampliar su local. Tenía muy buenas iniciativas y en su momento solo estaba su restaurante, hoy hay 10 en este sector", sostuvo.
Para Silva, Luis Santander además de ser un pionero en la caleta, era además un hombre solidario. "Fue una muy buena persona, él hizo grandes cosas acá y siempre tuvo una buena disponibilidad con la gente pobre", recalcó.
Ramón Valladares (41) es garzón desde hace 24 años. Hoy es parte del staff del restaurante "Rincón Marino", también ubicado en la zona cercana a la caleta.
"Empecé a trabajar como garzón en 1995 en el restaurante "La Caleta", estuve 10 años con don Luis, fue una buena experiencia porque él era buen patrón, siempre muy solidario, aunque era muy estricto, pero siempre muy bueno. Se siente mucho su partida", expresó Valladares.
"Don Luis se hizo de una muy buena clientela, dejaba que la gente viera cómo estaba la cocina, ofrecía todo fresco y con platos muy abundantes", añadió Ramón Valladares.
Muchos extrañarán a don Lucho en la caleta, muchos también quieren que su restaurante siga abierto al público tal cómo él se propuso hacerlo hasta el fin de sus días en este mundo.