Raúl Abarca Pailamilla
Con la boca abierta quedó el alcalde Omar Vera luego de escuchar el desgarrado relato de un asistente de la educación que reveló que por casi siete meses se vio obligado a utilizar un baño como oficina.
En el auditorio del liceo Juan Dante Parraguez se llevó a cabo una importante reunión que congregó a más 30 asistentes de la educación de la comuna de San Antonio, para oír los avances y aclarar las dudas del primer estatuto que regirá a estos trabajadores, pero que antes debe ser aprobado por el Congreso, en un plazo que no debe superar el 21 de mayo.
Este nuevo reglamento, según explicó el dirigente nacional Luis González, viene a regular las funciones de los asistentes de la educación.
"Acá queremos poner límites a las funciones de estos trabajadores. Algunos de ellos incluso hacen clases, otros le van a pagar las cuentas a los directores o tienen que cortarles el pasto a sus jefes. Eso lo hemos visto. Además hoy en día los alcaldes o los directores pueden despedir a un asistente de manera arbitraria, sin que se le realice un sumario", describe González.
Para Ramón Briceño, presidente de la Asociación de Asistentes de la Educación de San Antonio, es vital que los parlamentarios locales aprueben este estatuto que traerá estabilidad a su colegas.
"Hacemos el llamado a las autoridades locales como los diputados María José Hoffmann y Víctor Torres, a los senadores Francisco Chahuán y Ricardo Lagos Weber a que aprueben este estatuto que para nosotros es súper importante, porque no solo regulariza nuestras funciones, sino que también es sinónimo de estabilidad laboral", solicita el sanantonino.
Profe de inglés
José Ramírez cuenta que desde el año 2002 que trabaja como asistente de la educación. Explica que ha tenido que hacer de todo, incluso clases, aunque no le corresponda.
"A veces no iban los profesores, por distintas razones, y yo me tenía que hacer cargo de los cursos que quedaban solos. Yo no quería que se atrasaran entonces avanzábamos en las materias. En una oportunidad hice clases de inglés por harto tiempo y cuando llegó la profesora titular los alumnos no querían que yo me fuera", recuerda Ramírez, quien hoy se encuentra con licencia médica debido a una fibrosis pulmonar y una depresión severa.
Sin duda el hecho más terrible, como él mismo lo califica, fue cuando debió utilizar un baño como su oficina, debido a la mala relación que sostenía con las autoridades de un colegio de la comuna.
"Fue lamentable, porque es indigno. No me gusta hablar mucho de eso, para que no tomen represalias, pero sí tuve un baño como oficina", declara.
El alcalde Omar Vera, quien asistió a dicho encuentro, aclara que "nosotros no sabíamos de este caso y tampoco sus dirigentes. Me parece que la persona que vivió esto debió comunicárselo a sus dirigentes para que ellos nos contaran, porque constantemente estamos teniendo reuniones".