Patricia Zamora cuenta su historia de emprendimiento
Esta sanantonina se la juega con su pyme "Kreativa".
A los 16 años, Patricia Zamora Schultzky tuvo a su primera hija, Francisca. Aunque admite que ese fue un momento complejo para ella y su familia porque era recién una jovencita, precisamente el apoyo de sus padres le permitió salir adelante con su pequeña, que hoy ya tiene 23 años.
Es que Patricia parece tener esa capacidad de enfrentar con éxito todos los desafíos que la vida le pone por delante. Así se desprende de la historia que ayer nos contó en su casa del sector Villa Italia.
"Siempre tuve el apoyo de mis papás para cuidar a mi primera hija", dice.
Recuerda que fue barwoman del desaparecido pub "Piel Canela", que estaba ubicado en la calle Inmaculada Concepción, en Llolleo. Ahí conoció al padre de sus cuatro hijos, Juan Luis Hinojosa. Eran compañeros de trabajo y, según confiesa, apenas se vieron hubo un flechazo que los mantiene unidos hasta ahora.
Desde cuando era niña, Patricia soñaba con ser una diseñadora de vestuario. Hoy, aunque no es esa área en la que se desempeña, decidió perfilarse como emprendedora con su microempresa "Kreativa". Esto sucedió después de haber prestado servicios en Banco Paris y en la sucursal de VTR, donde supo del estrés laboral.
Tener el taller en su casa le permite cuidar a sus hijos y ganar dinero con su pyme para sostener a la familia.
"Hace tres años me dedico a la decoración, diseño y planificación de eventos como cumpleaños, bautizos, matrimonios y baby showers. También ofrecemos merchandising para empresas, estampados y bordados personalizados", detalla.
En su casa de la calle Rubén Darío, Patricia Zamora se afana con total entrega a terminar los trabajos que le solicitan. "Los clientes esperan que se cumplan con los plazos. Todos pueden ubicarme en Facebook como Kreativa , afirma.
Es por las noches cuando Patricia se aboca a la tarea de dar forma a sus creaciones; durante el día su preocupación son Nicolás (15), Martín (11) y Facundo (8), además de Francisca (23) y la hija de ella, la pequeña Dominga, su única nieta.
Ella, que sabe de jornadas extenuantes, reconoce que es feliz, sobre todo porque tiene una familia unida y donde hay mucho amor.