La vida del sanantonino que cantó por Chile en el Festival de Viña y en la OTI
A sus 45 años, José Luis Moya es un cantante que ha logrado grandes metas en su trayectoria musical, aunque admite que lo más importante para él es disfrutar de la alegría de ver crecer a su hijo Clemente.
José Luis Moya Santis es un hombre nacido en San Antonio. Eso fue el 6 de mayo de 1971, hace 45 años. Creció en la casa de su familia, en el pasaje El Parque, en la subida al cerro Bellavista. Ahí sus padres Luis Eduardo y Angela le dieron el cariño y las enseñanzas para que fuera un orgulloso de sus raíces. Ahí también tuvo una infancia feliz, según confiesa.
Este ex alumno del Instituto del Puerto recuerda que en su familia la música siempre ha estado presente. "Todos cantan en mi familia: mi papá, mi mamá, mi hermana y mi primo Marco Santis cantan, siempre nos juntábamos a cantar", resalta.
Ese mismo ambiente musical de los Moya Santis hizo que José se integrara al coro de la Parroquia de San Antonio, donde era acólito.
"Me enamoré de la música desde chico, tenía 7 años y ya cantaba en festivales. Luego, empecé a cantar en las peñas que hacían en La Boya y en el Movilizadores Portuarios", cuenta sobre esos años juveniles en que se hizo fanático de las canciones de Silvio Rodríguez, Sui Generis, Eduardo Gatti y Pablo Milanés.
Sus letras predilectas siempre eran las de aquellos temas musicales llenos de romanticismo, se situó más bien lejos de alguna postura contestataria. "Soy un enamorado del amor", argumenta.
Para él, el arte musical fue un camino inequívoco, ya que siempre lo vio como una dirección natural a la que debía seguir sin miramientos. Por eso, a los 14 años comenzó a escribir sus propias canciones. Y en esa época conoció a Fernando Ubiergo, quien lo marcó artísticamente.
En la década de los 80, José Luis fue parte del staff de cantantes que actuaba en el pub "Bocado", que atendía a sus clientes en un rincón de la antigua Disco Show, en el centro de San Antonio. En ese entonces, compartía la pasión por la música con Gastón Zamora, Nino Velasco, Javier Vilches e Igor Mallea. "Ganábamos unas lucas con eso, pero el dinero no era lo importante, nosotros sólo queríamos tocar y pasarlo bien", dice.
Años más tarde, Moya pasaba los veranos en Algarrobo, donde cantaba en el pub "La Regata". Así se hizo adicto a los escenarios y nunca paró de hacer música. Entre amores y desamores iba juntando experiencias que luego plasmaba en acordes románticos, de esos que calan el alma.
De Algarrobo partió a Santiago. Junto a dos compañeros cantantes, en la capital recorrió los bares y pubs del Barrio Bellavista. Terminaron actuando en el pub restaurante Café del Puerto. "Fue así como no paré más, arrendé un departamento y nunca dejé de tocar en Santiago, me quedé a vivir allá pero siempre viajaba a San Antonio".
En 1996, José Luis Ubiergo, hermano del cantante chileno Fernando Ubiergo, se puso en contacto con José Luis Moya para programar una serie de presentaciones en festivales de la canción.
Ese mismo año ganó el Festival de María Pinto y el Festival Internacional Palestino, a lo que se sumó que con el tema de José Luis Ubiergo, "Te confieso", fue el representante de Chile en el Festival OTI de la Canción, que se realizó en Ecuador en 1996.
"Fue una experiencia maravillosa", declara sobre el Festival OTI, donde le habían robado la guitarra que después pudo recuperar antes de subirse al escenario. Y aunque no ganó y sólo pasó a la segunda fase, recalca que lo importante fue vivir esa experiencia que es inolvidable.
"Es emocionante escuchar esa canción después de 21 años; como yo era tan joven quizás no le tomé el peso que aquello tenía. Estar en un festival es como tan deslumbrante y uno se maravilla con eso, pero además es algo natural", afirma respecto a su paso por el Festival OTI.
José Luis continuó su trabajo como cantante en distintos locales de Santiago, entre ellos el Mister Egg, San Damián y el Kamikaze. No imaginaba que pronto estaría en un lugar soñado para muchos de sus colegas.
En 2007 fue seleccionado como el representante de Chile en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Con el tema "Profundamente necesito tu amor", se paró frente al jurado y se quedó con el segundo lugar del certamen.
Un año después, en 2008, triunfó en el Festival Palmenia Pizarro, en San Felipe. "Ese fue el primer festival que gané cantando un tema de mi autoría", rememora sobre la canción "Sin mirar atrás".
Moya reconoce que nunca se le han "subido los humos a la cabeza" y que eso es porque "tuve una buena crianza, mis papás son de muy bajo perfil; cuando uno nace como cantante es normal subirse a un escenario aunque haya menos o más gente".
Por esa misma razón, pese a que ha estado en grandes escenarios, no tiene problemas para cantar en un pub. "Yo vivo mis canciones y las de los demás de la misma manera, los temas los hago míos en el escenario, me encanta cantar en un pub, tocar covers, me siento bien en cualquier escenario".
Padre
Clemente se llama el hombrecito que, en 2010, le cambió la vida a José Luis Moya. Su hijo es fruto del amor que él vivió junto a Prisca Fernández, con quien mantuvo una relación que concluyó hace dos años. Y aunque no están juntos, ambos padres le entregan todo el cariño que él pequeño demanda.
"Siempre en la vida veo la parte llena del vaso, y eso sirve para las relaciones, la salud. Todo lo que tengo es un regalo, soy un agradecido de la vida por todo lo que me ha dado y lo que he logrado. Tengo un hijo maravilloso que me llena de felicidad. Mi hijo me cambió la vida y siempre soñé tener un hijo como él, es un niño tranquilo, amoroso, receptivo, muy de piel; su mamá dice que es de otro planeta, qué más le puedo pedir a la vida", sostiene.
Hoy José Luis está radicado en Santiago, muy cerca de la casa donde viven su hijo y su ex mujer. "Con la Prisca tenemos una relación muy buena, a mi hijo lo veo todos los días", confirma.
De hecho, Moya y la madre de su hijo trabajan juntos en la productora de eventos "Café Event", que para él significó una forma de salir de la rutina de los pubs y dejar atrás las presentaciones en las noches y madrugadas. "Encontramos un nicho con un café concert que funciona muy bien con las empresas", expone.
Por estos días y después de que en 2012 presentara su disco "Aún nos queda tiempo", el sanantonino está afinando los detalles del lanzamiento de un EP (álbum promocional de 5 temas), para lo cual trabaja intensamente en un estudio donde todo se hace con mucha pasión. Ese material estará disponible en la web en diversas plataformas musicales. "Estoy concentrado en la promoción", explica respecto a una obra en que incluirá el tema "Si te vas".
Así su canto sigue más vigente que nunca, como todo artista quiere y sueña cuando sube a un escenario.