Día Nacional del Teatro
por Claudio Pontigo, director de la Cía. de teatro Talita Cum.
El 11 de mayo de 1951 nació en Punta Arenas Andrés Pérez Araya.
Fue actor, director, dramaturgo, bailarín, ciudadano de Chile y del mundo, fundador de la compañía teatral "Gran Circo Teatro", que se hizo mundialmente conocida por la obra "La Negra Ester", del Tío Roberto Parra, ambientada en un burdel de nuestro puerto.
Esta obra nos liga estrechamente con la Celebración del Día Nacional del Teatro, que se instauró el 26 de diciembre del 2006 poniendo como fecha el 11 de mayo, día del nacimiento de este gran maestro.
Andrés Pérez es la motivación y la luz que guía el camino de muchos actores y compañías teatrales de nuestro país, que siguen el gran legado que nos entregó a quienes tuvimos el privilegio de conocer y trabajar con él.
Nos enseñó que a pesar de las dificultades y los golpes de la vida, si manteníamos ese espíritu artístico real y auténtico, esa vitalidad y fuerza que los actores tenemos, podemos salir adelante y cumplir nuestros sueños de llegar muy lejos. De alguna manera Talita Cum en estos 30 años de trayectoria lo ha hecho suyo, aportando incansablemente a la expresión artística y desarrollo creador de problemáticas sociales plasmadas sobre un escenario, que no importa dónde: un colegio, una plaza, una Iglesia, una calle, un recinto deportivo.
Ello nos da la posibilidad de hablar por los que no tienen voz y denunciar lo que la sociedad pretende imponernos. Pero también apela a la delicadeza de un beso, al apretón de manos, al cariño por las cosas simples, por los detalles. El Teatro es una herramienta de transformación social, nos dice que podemos convertir este en un espacio maravilloso, en un mundo mejor donde vivir. Muchas cosas me emocionan, pero solo el Teatro me toca el alma, le da un bálsamo a mi espíritu e inyecta energía a mi corazón, puedo tocar los sentidos, los sentimientos del que me escucha, El Teatro es un ejercicio de vida constante que va mucho más allá de montar una obra, de escribir un texto o de enseñarle la técnica a otro. El teatro no solo te transforma en un contador de historias o el que da vida a un personaje, te transforma en persona, en persona consciente del mundo en que vives, del dolor del otro y del amor de todos. Al estar sobre el escenario todo cambia, dejando ver lo que no es posible ver, porque quizá usted se lo niega o usted lo oculta, porque el temor de mostrar sus debilidades lo pone debajo del mejor vestuario que se conozca, el de la indiferencia…Tenemos una luz que desde el cielo nos dice adelante, no desfallezcan, que aún queda mucha tierra por caminar y mucho cielo por descubrir.