Karem Pizarro Chacón
Para la algarrobina Maiza Victoria Cabrer Arriagada no hay límites para ayudar a que sus hijos trabajen por conseguir sus sueños.
A sus 41 años de edad es madre de tres hijos: Abril, de 18 años, y los mellizos Paz y Matías, de 9.
La mayor, que se crió hasta la llegada de los mellizos como única hija y nieta, consentida y regalona, tiene síndrome de Down y está en sexto básico en el Colegio Carlos Alessandri de la comuna balneario. El sueño de esta pequeña, por el que estudia cada día, es llegar a ser veterinaria.
"Su objetivo en la vida es estudiar. Ella quiere estudiar y aprender, y yo sé que puede hacer grandes cosas. No sé si va a ser veterinaria. No sé si este país estará preparado para titular a una persona con síndrome de Down como veterinaria, pero sí me la imagino en ese campo laboral", comenta esta madre.
De acuerdo a lo que cuenta Maiza, ella y su marido siempre han tenido muy claro que la estimulación es fundamental para el desarrollo de cualquier niño.
Su hija recibió estimulación temprana desde que tenía un año y medio de edad, por lo que deducen que nunca se adaptó a escuelas de educación especial.
Según Maiza, sentía que Abril presentaba retrasos en cuanto al habla y varias limitaciones en los colegios diferenciales, por eso optó por un establecimiento tradicional de educación inclusiva.
Dificultades
"Lamentablemente las escuelas especiales que hemos conocido limitan mucho a los chicos. Creen que con enseñarles las matemáticas básicas y todo lo más básico está bien, pero no se les da la oportunidad de ir a la par con el resto de los estudiantes", comenta la madre.
Dice que cuando se enfrentaron a las primeras tareas, ejercicios y contenidos de los colegios tradicionales, inicialmente pensó que no podrían hacerlo, pero que fue su misma hija quien le demostró que podía.
"Ella siempre ha sido muy independiente, no hay que estar muy encima de ella en el tema académico. Generalmente estudia sola y lo que no entiende me lo pregunta".
Sin embargo, y aunque revela que los estudiantes y compañeros de Abril siempre la han ayudado e integrado, el proceso de su educación en este tipo de establecimientos no ha sido fácil.
"Lo que me preocupa es que las personas que están a cargo de gente con síndrome de Down o con alguna discapacidad, puedan entender que las diferencias que ellos hacen, con o sin intención, van calando hondo en la vida de las personas con discapacidad", indica haciendo un llamado a los profesores.
18 años tiene Abril Reyes, quien quiere estudiar veterinaria.
3 hijos tiene esta madre de Algarrobo: una niña de 18 años y una pareja de mellizos de 9.