Los amores y desamores de la mujer de hierro de las flores
Ada Mardones tiene 70 años, se define como "chora, directa y torrante, pero honesta". Cuando se enteró que su marido le fue infiel lo despachó de inmediato, aunque lo cuidó cuando se enfermó y murió. Hoy es feliz con su nuevo amor.
"Acá no falta la vieja que viene y me pregunta: '¿Son buenos los porotos que vende?'. Yo les respondo: 'Si no los prueba no sabrá nunca si son buenos o malos'. La gente cree uno anda con la intención de engañarlos. De hacerlos tontos, pero no. A mí no me gusta que me hagan 'wueona' y a mí no me interesa hacer lesa a las personas".
Ada Mardones Pavez tiene 70 años y a ella no le vienen con cuentos. Es deslenguada. Dice las cosas como son y se define como "torrante, chora, pero ante todo honesta".
"Mire mijito yo me crié en la feria. No sé leer, nunca aprendí, pero me enseñaron a trabajar en lo que sea, pero siempre de manera honesta. Desde los 12 años que trabajo. Comencé ayudando a mi mamá a vender flores en Renca -Región Metropolitana- y tenía que pedirle a los choferes de las micros que por favor me llevaran. A mí me cargaba andar pidiendo favores o cosas. También no me gusta que me manden así que no aguanté más a mi mamá y me fui de la casa", recuerda esta mujer en las afueras del supermercado Carrera de San Antonio.
Allí trabaja los lunes y viernes vendiendo porotos, lentejas, nueces, miel, cebolla en escabeche y uno que otro producto más.
Esta comerciante explica que "acá conseguí un permiso de la Municipalidad de San Antonio por casi 30 años, pero el año pasado me dio un accidente vascular que me dejó invalida y ya no tengo el permiso, lo entregué. Pero hay que seguir trabajando, así me he ganado la vida. Que esté en silla de ruedas no significa que me voy a echar a morir. No lo hice cuando me engañó mi marido ni lo voy hacer ahora".
Ada confiesa que se casó con un buen hombre; sin embargo, una infidelidad acabó con esta relación que terminó de manera trágica.
"Se buscó una mujer mejor que yo el malagradecido. Yo le daba todo, le compraba cosas, pero él eligió estar con otra. Obvio que me dolió, pero se acabó altiro lo nuestro. Yo soy derecha para mis cosas y eso no lo podía tolerar. Pero después le dio una enfermedad en sus testículos y lo cuidé", recuerda.
Ada agrega que "el problema lo tuvimos los dos, por esto del engaño, pero él fue buen papá y en la casa también. Así que cuando cayó enfermo lo cuidé hasta que se murió".
Esta mujer de hierro no lloró. Dice que ella cumplió con ser buena esposa y buena madre con sus hijos, de quienes siempre se preocupó.
"Yo me porté bien con él. Le di todo lo que podía, como buena esposa. Pero cuando murió no se me cayó ninguna lágrima, porque fui buena persona con él, pese a que él no lo fue conmigo".
A la playa los boletos
Hace casi 35 años que Ada
Mardones llegó a instalarse a la provincia de San Antonio junto a su primer marido, ese que la engañó como ella cuenta.
Vinieron a pasear por el día y se dieron cuenta que acá era donde querían pasar el resto de sus días.
Se instalaron en la comuna de Cartagena, cerca de la Segunda Comisaría de Cartagena, sector donde hoy su hijo tiene una florería llamada Ada Belén, en homenaje a esta esforzada trabajadora.
"Al principio con mi marido empezamos vendiendo productos que traíamos de Santiago. Después comenzamos con las flores y ahora vendo lo que sea. No me hago problemas, si tengo que vender piedras, las vendo. Por lo mismo me ha ido bien y soy agradecida", recalca.
Poco a poco esta oriunda de Renca comenzó a ver los resultados producto de su esfuerzo, sacrificio y, por qué no decirlo, su carácter.
"Acá la gente y las misma personas que venden en la calle a una la miran en menos. Por eso yo digo que soy torrante. Yo me crié en este ambiente. Nací en la feria, vendiendo, siendo comerciante, pero soy honrada y trabajadora. No le debo un peso a nadie", asegura y agrega: "si quiere vaya a preguntar a la feria de Bellavista o en cualquier lado".
Ada ha trabajado toda su vida en la calle y se ha dedicado por 50 años al comercio de flores. Dice que la vida le ha enseñado a ser dura, sobre todo, por el mundo machista que predomina en el comercio ambulante.
"Yo soy chora, para qué le voy a decir otra cosa. No me gusta que se pasen para la punta. A mí todo me ha costado ganármelo y nadie puede decir que no he trabajado o que he sido mantenida", enfatiza.
Primero vendiendo ropa americana, luego continuó con el negocio de las flores, el que aprendió de sus padres, y ahora vende productos en avenida Centenario con pasaje Francisco Javier Vera.
"Aquí estoy los lunes y viernes como desde las nueve a las dos de la tarde. Los otros días me pongo donde se me dé la gana, a veces en la feria de Bellavista vendo flores y el fin de semana me pongo en el cementerio de Cartagena también con flores", detalla.
Se enamoró de nuevo
A los 50 años Ada Mardones quedó viuda, cuando se murió su primer marido producto de una mortal enfermedad a sus testículos.
Ella confiesa que por ese entonces aún tenía ganas de seguir amando. Es por eso que le dio otra oportunidad al amor, pero esta vez sería alguien mayor que ella, buena persona y con verdaderas intenciones. "Yo no soy na' de esas que andan con unos y otros. A esta altura de la vida ya no se puede. Yo tenía ganas de estar con alguien porque me gusta estar en pareja. Hasta que conocí a una persona por acá y llevamos 20 años juntos", describe.
Conoció a su pareja ahí en su puesto de trabajo, en pleno centro de San Antonio. Su secreto para enamorarlo dice que estuvo en "primero ser amigos. Eso nomás. Era simpático así que un día lo invité a almorzar. Conversamos y nos hicimos amigos".
Con Ada no se puede andar con rodeos o eufemismos, incluso en el amor. A ella le gustan las cosas por su nombre y sin maquillajes. Lo más directo posible.
"Un día estábamos conversando con mi pareja, cuando nos estábamos conociendo, éramos solo amigos, y me dijo: 'Quiero hacer el amor contigo, ¿vamos?'. A mí me gustó que fuera directo así que le dije que sí, que fuéramos", relata entre risas.
De esa historia ya han pasado un poco más de 20 años y Ada dice que está feliz con su nueva pareja. Describe que es buena persona y que ha sido fundamental para ella luego de sufrir el accidente vascular el año pasado que la dejó atada a una silla de ruedas.
"Yo soy de una sola línea y si me vuelven a engañar se acaba todo. A mí no me vienen con cosas raras. Pero mi pareja es buena persona. Yo creo que no me ha engañado. Él tuvo sus problemas con su ex mujer pero eso ya fue. Yo me preocupo de mí y de lo que hay para adelante. Si al final con o sin hombre al lado, una tiene que trabajar igual", culmina la mujer de hierro de las flores.