En el Día del Padre: así describe un hijo a su papá que jamás conoció
Manuel Pailamilla nació un mes antes que su padre, Héctor "Tito" Pailamilla, muriera de un violento tumor cerebral. La hija de "Manolo", coincidentemente, nació el 26 de julio, el mismo día y mes en el que falleció quien sería su abuelo.
Manuel Pailamilla Tapia (22) trabaja en el puerto de San Antonio y carga sobre sus hombros un dolor y vacío difíciles de explicar: este santodomingano perdió a su padre a los pocos días de haber nacido, producto de un rebelde tumor cerebral.
Hoy en el Día del Padre se confiesa como nunca antes lo ha hecho, ni siquiera con su mamá y hermanos: "Si lo tuviera un día conmigo no me cansaría de decirle que me ha hecho mucha falta, pero..."
Antes del nacimiento
Los padres de Manuel, Héctor Pailamilla y Georgina Tapia, se conocieron en el sector rural de Santo Domingo conocido como Santa Blanca. Allí comenzaron a construir su hogar y familia. Los tres primeros hijos en llegar fueron Fabián, Mauricio y Massiel, hoy de 40, 38, 32 años de edad, respectivamente.
"Tito siempre tuvo tumores en su cabeza, pero según nos explicaron los médicos no eran malignos y no le pasaba nada a él. Vivía normal. Hasta que se cayó ese día que nació Manolo", cuenta Georgina en su hogar en Los Maitenes 2, de Santo Domingo.
Era invierno cuando la esposa de "Tito" decidió venirse a San Antonio a recuperarse de su cuarto embarazo. Se quedó en la casa de su suegra, en Llolleo, un mes antes de dar a luz.
Durante ese periodo su hijo Mauricio vivió una estrecha relación con su papá, puesto que sus dos hermanos estudiaban, mientras que él decidió ayudar a su padre y abuelo Silvestre Pailamilla en las tareas del campo.
"Yo tenía 16 años cuando murió mi papá y tengo grabado en mi mente todo ese mes hasta que mi viejo murió. Él llegaba de trabajar, yo le calentaba el agua, iba donde mi abuela para que le diera comida y nos poníamos a conversar. Así hasta que se empezó a sentirse mal", describe el segundo hijo de la familia Pailamilla-Tapia.
Al momento de dar a luz Coca, como le dicen a la matriarca de esta familia, aquel 24 de junio de 1994, su marido e hijos llegaron a conocer a este rubio y nuevo integrante que solo trajo alegría a su padre.
"Después que conoció a su hijo salió a celebrar porque estaba muy contento. Cuando iba a donde sus amigos se cayó y se golpeó la cabeza. Eso lo supimos después. Cuando llegó al hospital, 'Tito' no le dio importancia a lo sucedido", agrega Coca.
Al hospital
Tras esa fuerte caída en 1994, la vida de Héctor cambió completamente. Los dolores de cabeza no lo abandonaron por el resto de sus días, un mes después del nacimiento de su último retoño.
Luego de algunos días, la parte derecha de su cuerpo comenzó, poco a poco, a quedar inmóvil hasta que se desplomó en su hogar y fue trasladado al hospital Claudio Vicuña.
"Un domingo se sintió muy mal y lo acompañé donde Pedrito, un amigo que le dio algunos remedios, pues era como un curandero. Le dio hierbas para los dolores. Cuando veníamos de vuelta a Santa Blanca lo noté que venía muy mal, incluso tuve que traérmelo abrazado", recuerda Mauricio.
La madre de estos cuatro hijos agrega que "en una oportunidad lo acompañé al baño, lo dejé un rato, porque me tenía que ir a ver a 'Manolo' que había llegado recién a su casa y de repente, escucho un ruido fuerte".
Era "Tito" quien se había caído y se encontraba tirado en el suelo, con dolores de cabeza y, seguramente, con la impotencia de no saber qué estaba sucediendo en su cuerpo y cabeza con esas insoportables jaquecas.
"Él nunca fue al doctor y esa vez me pidió que lo llevara. Sabía que estaba mal", cree.
Su cabeza se encontraba visiblemente hinchada, describe Coca, con una de las últimas fotos de su esposo con vida. "Le dolía mucho, tenía náuseas y decía que no podía mover su parte derecha".
En el hospital de San Antonio apenas duró un día producto de su gravedad. Por lo mismo, fue llevado hasta el Carlos van Buren de Valparaíso, donde Georgina recibió la peor noticia de su vida.
"Los médicos nos explicaron que Héctor tenía hemiplejia en su lado derecho y que la cabeza debía deshincharse para operar, pero Tito se sentía muy mal. Él me había pedido ver a su tres hijos para despedirse. Luego los doctores nos dijeron que se iba a morir, que ya no había nada que hacer", confiesa la su mujer.
Lamentablemente, "Tito" y sus hijos nunca se despidieron. Un día antes de la visita murió en el hospital Carlos van Buren, un 26 de julio de aquel 1994.
Massiel, quien tenía 10 años cuando su padre dejó este mundo y la única mujer de los cuatro hijos, cuenta que "yo nunca más lo vi desde que cayó al hospital. Son pocos los recuerdos que tengo de él como su voz y su risa, aún la recuerdo. Como era la única hija fui muy regalona, dormía con él y se extraña mucho no tenerlo con nosotros".
Georgina que tenía 36 años cuando murió su marido, lo recuerda como una hombre "alegre, muy divertido. De los 16 años de matrimonio que vivimos, siempre fueron como un pololeo".
"No le voy a mentir que también discutíamos, porque no todo es felicidad en un matrimonio, pero sí le puedo decir que fueron más cosas buenas que malas las que vivimos. Fue el amor de mi vida y a todos nos hace falta. Yo estuve 10 años mal, con ganas de morirme. No entendía que se haya muerto tan joven", declara al borde de las lágrimas.
"Coca" admite que le da pena que su último hijo no haya conocido a su padre como el resto de sus hermanos.
"Él -Manuel- solo se dio cuenta, en una foto, de quién era su papá. Después me pedía que lo fuéramos a ver al cementerio parroquial. Íbamos muy seguido y todavía lo vamos a ver", asegura,
"Manolo" hoy tiene 22 años y es padre de una hermosa hija de dos años que coincidentemente nació el 26 de julio, la misma fecha que murió padre.
"Yo a ella trato de darle todo lo que no tuve: un padre. Mi papá me ha hecho mucha falta. Mi mamá me cuenta que él era muy chistoso, alegre y que le gustaba tocar guitarra y jugar a la pelota. Es un poco extraño para mí hablar de él ", dice Manuel.
-¿Por qué se le hace extraño?
-Porque yo no conocí a mi papá. No sé cómo era. Solo lo he visto en fotos. Me hubiese gustado conocerlo porque me ha hecho mucha falta, pero si bien no tuve papá, sí tuve a mi hermano 'Mauro' que es la figura paterna que yo tengo.