El algarrobino que pasó de ser "el niño que canta bonito" a un atrevido "showman"
El artista local participó en "Rojo, fama contrafama", "Morandé con Compañía", "Mi nombre es" y "Bienvenidos". Desde los 10 años que está dedicado al mundo de la música. Hoy también baila y actúa.
Jonathan Castro tenía solo diez años cuando se volvió una estrella de la música en Algarrobo, donde lo apodaron como "El niño que canta bonito". En medio de la efervescencia que provocó la música ranchera de María José Quintanilla, que en el verano del 2003 participaba con éxito en la primera temporada del programa de baile y canto "Rojo, fama contrafama" (TVN), este muchachito redescubrió una habilidad que había abandonado tiempo atrás, cuando era aún más joven.
Con apenas seis años y una tremenda personalidad -la que pocas veces en su carrera se ha visto acallada- se presentaba en todos los eventos artísticos de la enseñanza básica. "Lo hacía más por obligación que por ganas", confiesa.
El deseo de cantar apareció en paralelo al mencionado programa de Televisión Nacional entre fines del 2002 y el 2003, cuando este debutó arrebatándole el primer lugar de sintonía al también extinto "Mekano" de Mega.
"Mi mamá me compró un disco con las canciones de María José Quintanilla (que si bien no ganó la competencia, se convirtió en una de las figuras más conocidas del espacio) y yo cantaba con ella. Eran diez canciones y desde la once en adelante estaban las puras pistas (música sin voz), sin embargo, yo no sabía eso y seguí cantando", cuenta.
Después de unas cuantas estrofas el pequeño descubrió casi por arte de magia su talento para interpretar. "Le dije a mi mamá "esto es pura música". Ella me respondió que sí, que eran pistas y si acaso lo que ella había escuchado era yo cantando; le respondí que no, me dio vergüenza y le pedí que me dejara", recuerda.
Su mamá, María Pereira, salió de la habitación sabiendo la respuesta y se quedó escuchando cómo Jonathan volvía a apretar play en la radio y seguía cantando sin otra voz de fondo. Esta vez era solo la música y su propia voz.
"Mi mamá llamó a unos vecinos (en el sector de Los Claveles) sin que yo lo notara y se pusieron a escucharme. Uno de ellos era humorista y cuando terminé de cantar abrió la puerta y me dijo 'me hiciste llorar cabro culiao'", continúa.
A los pocos días, este mismo artista de la zona lo llevó a un evento y por primera vez recibió dinero a cambio de su arte. Eran siete lucas, pero para el entonces niño de diez años era una fortuna.
"Eran cuatro canciones y me presentó como Jonathan, pero en medio del show empezó a hablar con la gente y dijo que tenían que ponerme un nombre artístico. La gente decía que cantaba bonito y así nació la frase 'el niño que canta bonito'".
Esa misma expresión quedó plasmada tiempo después en Diario El Líder, donde salió vestido de charro. "Se ha transformado en todo un suceso", consignó la nota.
Pero eso era recién el comienzo. La fama estaba a la vuelta de la esquina. Con 13 años se inscribió en la academia artística de otra estrella de Rojo: Monserrat Bustamante, hoy Mon Laferte.
"Al mes ya estaba en el nivel superior", cuenta con orgullo.
Alcanzó a destacarse entre los docentes, según su relato, pero dejó de ir de un día para otro y dejaron de pagar la mensualidad. No había dinero como para sustentar el sueño de ser cantante.
"Un día llamó a la casa la propia Monserrat y le pidió a mis papás que fueran. Mi papá (Manuel Castro) iba super complicado, pensando en qué le diría, que iba a pagar lo que debía en cuotas y cosas así, pero cuando se acercaron a hablar con ella la situación era distinta. Le dijo que me iba a becar, pero tenía que ir a todas las clases, llegar a la hora y ser el ejemplo", agrega.
Ese gesto fue un tremendo impulso. Junto a ella (Mon Laferte) participó en varias de las "Galas de Rojo". En una de ellas Jonathan interpretó a Michael Jackson.
Así, de a poco fue haciéndose conocido en la producción del canal estatal, que entre 2004 y 2006 le sacó el máximo de provecho a la marca "Rojo", con una versión para cantantes de la Nueva Ola y otra para niños que se denominó "Rojito".
El algarrobino alcanzó a estar entre los seleccionados para este último, (que era conducido por María José Quintanilla), pero terminó antes de lo previsto por baja sintonía.
La versión "senior", denominada como "Rojo VIP" tuvo la misma suerte y no gozó de grandes ratings. Era animado por Rafael Araneda, quien también presentaba la versión vespertina aún con buenos índices de audiencia hacia 2005.
"En ese mismo tiempo María Jimena Pereyra (ganadora de la primera generación) hizo un segmento para buscar talentos. Había que mandar cartas, pero yo fui directamente al canal e hice un casting", dice Jonathan.
Lo escucharon, pero los jurados no le dieron gran importancia. A los días después, y sin que supiera, un equipo de TVN grabó cápsulas con sus vecinos, sus compañeros de curso y su familia. Estaba confirmado para una aparición.
Junto a la intérprete argentina cantó "América" de Nino Bravo e imitó a varias de las estrellas del espacio televisivo. Se suponía que tendría que estar en el set por unos minutos, pero estuvo casi una hora. Parte de ese registro está disponible en su canal Youtube.
Ese nuevo impulso bastó para que siendo un quinceañero comenzara a pasearse por todo tipo de escenarios. "Hacía de todo, eventos, cumpleaños, lo que fuera", reconoce.
Su fuerte seguían siendo las rancheras y los grandes clásicos en español: Camilo Sesto, Raphael y Juan Gabriel.
En ese mismo lapso fue a un concurso de otro programa que estaba en su máximo apogeo, "Morandé con Compañía", en Mega.
"Hicieron un concurso que se llamaba 'Un palo para el mejor'. Ahí la gente hacía todo tipo de cosas y yo cantando gané esa edición", recuerda.
Seguía cosechando pequeños éxitos cuando una fuerte depresión lo golpeó fuertemente. No quiso volver a presentarse en ninguna parte. Sus padres habían decidido separase y él se sentía culpable.
"Fueron cerca de dos años. Boté todo, tiré los CD's a la basura, pero mi papá los sacó del tarro y no lo permitió, siempre los salvó. En medio del aburrimiento, un día tomé una pista y empecé a cantar como si nada. Fue algo muy especial, porque sentía que si dejaba de hacerlo volvería toda la angustia. Fui por todo ese rato, unas dos horas tal vez, el hombre más feliz del mundo", revela.
Volvió a la tele. Esta vez le tocó el boom de los programas de imitadores. "Como tenía facilidad para voces de mujeres se me ocurrió cantar un tema de Thalía en 'Mi nombre es' (Canal 13). Quedé en la primera etapa, pero en la segunda tenía que vestirme como mujer y no quise hacerlo. Tenía un prejuicio enorme y mi familia el triple, así que no seguí adelante con eso", cuenta el joven, que ahora siendo parte de otra casa televisiva aprovechó de absorber la mayor cantidad de conocimientos del mundo del espectáculo.
Cantó en casinos con Carolina Soto y Luis Pedraza, otros dos artistas salidos de la "cantera" de "Rojo".
Fue becado en una academia de modelaje, aprendió a bailar, a desarrollar coreografías y a actuar.
"Estuve en Bienvenidos, donde armaron un grupo para imitar al grupo 'One Direction' y también como actor en 'Directo al Corazón' (donde hacen recreaciones de historias de amor)", prosigue.
Ahora, bajo el nombre artístico de Nathan Castro, sigue desarrollando todas las facetas que cultivó antes. Es instructor de zumba y enseña baile en la sede de Villa Los Claveles, en Algarrobo, muy cerca de donde partió la carrera de "El niño que canta bonito".
"Creo que nunca fui muy vanidoso, pero con esto del modelaje tuve que empezar a serlo y a quitarme la ropa también. Ya no me hago atados y si mi sueño es ser un showman (hombre espectáculo, en inglés) tengo que buscar formas de hacerlo. Quiero vivir de esto y morir sobre el escenario", finaliza.
Lo pueden ubicar, para cualquiera de sus habilidades, en su Facebook: Nathan Castro, su canal de Youtube del mismo nombre o al +56985982304.