El ejecutivo que cambió un alto cargo por la paz del Litoral Central
Tras llegar a un puesto importante dentro de una empresa automotriz, se dio cuenta que no era feliz y decidió dar un vuelco a su vida. Hoy espera que su ejemplo pueda ser tomado como una experiencia para otras personas.
Hasta hace dos años la vida de Paul Cheetham (40 años) estaba regida por las responsabilidades que tenía en su cargo como gerente en Chile de la marca Lexus, la división de lujo de la japonesa Toyota.
Despertaba a las cinco y media de la mañana y viajaba una hora y media cruzando Santiago desde su hogar en El Arrayán hasta Pudahuel, donde se encontraba su oficina. Si no tenía mucho trabajo dentro de su ajetreada jornada (lo normal era que trabajara 15 horas diarias, comenzando a las siete de la mañana), podía ver un par de horas a sus dos hijas cuando volvía a su hogar.
Pero lo normal era que cuando llegaba después de las nueve de la noche, las dos chicas ya estuvieran durmiendo, sin haber podido disfrutar de un abrazo de su padre o de un rato para jugar.
Cuando aceptó el cargo en Lexus, se convirtió en el gerente más joven de Latinoamérica, con 33 años de edad. Viajaba constantemente a diferentes países e incluso alguna vez para situaciones que con el paso del tiempo parecen insólitas.
Ida y vuelta a Japón
"Volaba más de 37 horas a Japón desde Chile para estar presente en un lobby (reunión) con ejecutivos asiáticos que apenas duraban 40 minutos. Era una locura, pero había algo que había hecho inconscientemente para haber llegado a esa posición", reconoce Paul Cheetham, quien hasta ese momento estaba realizando una carrera que para el mercado regido por el capital sonaba perfecta.
Antes de las cuatro décadas tenía un trabajo que muchos desearían (ya había sido director de Toyota Chile) y para la visión de su entorno, estaba cumpliendo a cabalidad los estándares de "una vida profesional exitosa".
Paul Cheetham tampoco se cuestionaba mucho el cargo en el que estaba. Había estudiado en un colegio británico conservador del barrio alto de Santiago, estudió Ingeniería apenas salió de cuarto medio (luego se cambiaría a Publicidad) y estaba inserto en el seno de una familia con buenos ingresos económicos.
Su padre se desempeñaba en una empresa automotriz, hasta que la crisis asiática de 1998 golpeó fuertemente el patrimonio familiar que había construido.
"Cuando estaba estudiando Ingeniería me fui a mochilear a Europa un año, con lo mínimo de plata y allá hice de todo. Trabajé en muchas cosas, en todo lo que se podía, y así pude mantenerme para recorrer varios países. Ese viaje me marcó harto y me ayudó a ver la vida desde otra perspectiva. La universidad de la vida tiene un valor increíble", detalla Paul, quien a unas semanas de haber vuelto del viejo continente recibió la noticia que su madre había sido diagnosticada con cáncer.
Para intentar ayudar a recomponer el mal momento económico que vivía por ese entonces su familia, comenzó a trabajar en el rubro automotriz, casualmente el mismo en el que se desempeñaba su padre. "A mí nadie me obligó a trabajar ahí, porque cuando me lo ofrecieron acepté. La necesidad de poder cubrir muchas cosas económicas me hizo moverme a tal punto que me transformé en el director de ventas número uno porque lo necesitaba", afirma.
Cambio de vida
Paul Cheetham, mientras trabajaba como gerente de Lexus, hizo la tarea de analizar su presente y llegó a una decidora conclusión: no era feliz.
"Estaba viendo crecer a mis hijas de manera horizontal, y me pregunté qué tipo de vida es esa. El paradigma me decía que todo lo que tenía, el sueldo, la casa, el auto, era felicidad, pero no tenía ningún minuto para mi vida y eso me hizo reventar", explica.
Por eso quiso dar un vuelco en su vida y dejar los casi 15 años trabajando en el sector automotriz. Olvidar para siempre las reuniones en Japón de 45 minutos después de haber viajado más de un día.
Su punto de inflexión se dio en el marco de un evento llamado Matrix, realizado en Canadá, y que fue organizado por Proctor&Gallagher Institute (PGI). Allí conoció la experiencia de Bob Proctor, referente a nivel mundial en el estudio y desarrollo del potencial humano.
"Desde chicos a la mayoría de los jóvenes les dicen que si te sacas malas notas en el colegio te va ir mal en la vida, o si te gusta la música eres un vago o un perdido, entonces todos esos son paradigmas que van marcando a la persona que lo recibe. Yo crecí en una sociedad de paradigmas, que tenía que ser ingeniero para ser exitoso", dice Paul Cheetham, asegurando que la gran mayoría de la gente "tiene miedo de salir de su zona de confort".
Vida a blow results
Decidido, renunció a su trabajo como el número uno de Lexus en Chile y viajó hasta Canadá para realizar la certificación del método impulsado por Bob Proctor en el PGI. Tras volver al país, le dio vida a Blow Results.
"Hace dos años dejé la compañía y me di cuenta que lo que más me motiva es ayudar a la gente. El curso duraba seis meses y luego otros seis meses de capacitación. El único requisito que pedían era querer cambiar tu vida", asegura Paul Cheetham, quien comenta que fue fundamental para su nueva perspectiva la película "El Secreto".
¿Qué busca con la creación de Blow Results?
-Junto a un grupo de coaching creamos Blow Results con el fin de compartir experiencia que me ayudó a cambiar mi vida y que ayudará a cambiar la vida de más personas. Somos los únicos en Chile y los segundos en Sudamérica certificados por el instituto PGI para impartir el programa Thinking Into Results, que consta de 12 módulos garantizando resultados certeros e infalibles.
Actualmente Paul Cheetham vive en la comuna de Santo Domingo junto a sus padres. Su madre ha mostrado mejorías sostenibles en su cáncer gracias al estilo de vida que acogió hace 15 años en la comuna parque.
Para poder tomar contacto y saber más de esta metodología, se puede ingresar a la página web www.blowresults.com o mandar un mail a info@blowresults.com. "Estoy dispuesto a realizar charlas en la provincia si existe la intención de dar a conocer más esta metodología" concluye Paul Cheetham.