Entusiastas alumnos y profesionales se unen para limpiar sector La Virgen
Sin importarles el frío y los pocos implementos con los que contaban, los participantes limpiaron el emblemático lugar de cerro Alegre, para cumplir uno de los deseos de los vecinos del sector.
El frío típico del puerto y la fresca brisa marina no amainaba la mañana de ayer en el sector de La Virgen, en el cerro Alegre. A los estudiantes del cuarto C de Mecánica Industrial, de la Eisa, parecía no importarles. Ellos estaban esperando, entre bromas y jugarretas típicas de su edad, que llegaran las palas, chuzos y otras herramientas que les permitirían poner el hombro al trabajo y hermosear este emblemático lugar, que tiene una panorámica increíble de toda la ciudad.
Los estudiantes se preparaban con entusiasmo, poniéndose sobre sus uniformes escolares unos overoles azules, cambiándose los zapatos negros de estudiantes por bototos de seguridad y, los que alcanzaron, guantes para no dañarse las manos con el trabajo. En eso estaban, cuando llegaron dos jóvenes mujeres con los implementos para poner las manos a la obra. Pero antes había que arengar a los jóvenes voluntarios.
A los pies de la virgen, que desde 1926 observa a San Antonio, se reunieron con los estudiantes. El primero en hablar fue Antonio Mardones, encargado de la pastoral de la Eisa, que desde septiembre organizó esta actividad junto a las profesionales de Servicio País (programa perteneciente a la Fundación Superación de la Pobreza).
"Nosotros no solo queremos que salgan del colegio como técnicos de calidad, sino como buenas personas. Que con este tipo de actividades dejemos de pensar en nosotros mismos todo el tiempo y comencemos a pensar en otras personas", señaló Mardones
Luego fue el turno de una de las últimas chicas en llegar: Rocío Montaña, una joven arquitecta oriunda de Concepción, que lleva casi dos años en San Antonio, trabajando para Servicio País.
"Estamos aquí porque conversamos con los vecinos y nos transmitieron la necesidad de embellecer este lugar, para que el día 8 de diciembre esté en condiciones de recibir a todos los feligreses que se acercan a La Virgen. Por eso, conversamos con el párroco y diácono de la Eisa, quien nos acercó a ustedes. Hoy realizaremos la primera etapa de este proyecto y limpiaremos y retiraremos basuras, malezas y escombros", explicó la joven.
Manos a la obra
Tras unas palabras, comenzaron el trabajo. Los cerca de 30 estudiantes y los voluntarios empezaron a limpiar el sector, que a simple vista no se veía tan sucio. Entre las malezas, pencas y arbustos silvestres rápidamente comenzaron a aparecer los vidrios de botellas de cerveza, ron, pisco y otras bebidas, los papeles de dulces, las cajetillas de cigarro y pipas de pasta base.
Las herramientas, prestadas por las vecinas Margarita Gómez, Soledad Salinas, Malú y Isabel, se hicieron pocas para tantas manos, pero las ganas de aportar fueron más potentes. Muchos estaban sin guantes, pero no les importó y tiraron las malezas, firmemente enraizadas, a puro ñeque. Las espinas de las pencas se ensañaron con muchos, pero todos continuaron sin hacerse problemas.
Me acerqué a un grupo, donde estaban las voluntarias de Servicio País y tres chicas de la Eisa. Nicole Godoy, una de las estudiantes, me dijo que les encanta ayudar. "Es bonito hacer esto. La otra vez fuimos a ayudar a una señora de Cartagena, porque se le llovía entera la casa. Le pusimos nailon, le limpiamos el sitio y le arreglamos la reja y los de electricidad (otro curso de la Eisa) le arreglaron el circuito eléctrico", relató mientras recogía restos de vidrios.
A Valeska Araneda y Belén López, amigas de Nicole, se les ocurrió una idea cuando observaban el monumento: realizar una especie de estante para que los fieles puedan dejar sus velas, y así reemplazar el de latón que está a mal traer.
Entusiasmadas conversaban con el profesor y discutían si hacerlo en metal o fierro y qué medidas debía tener. "Mi abuela viene siempre a prender velitas acá. Yo creo que con remaches y latas es súper fácil hacerlo", le dice Belén a sus amigas, convencida del proyecto.
Finalmente, entre todos, deciden hacerlo de fierro e instalarlo en una próxima ocasión.
Las mismas chicas también se comprometen a ir nuevamente y terminar de pintar los peldaños de la virgen, que no alcanzaron a finalizar ayer.
"Yo no debería haber venido, porque ayer (lunes) tuve un accidente y me quemé con agua caliente un pie, pero me gusta ayudar. Esto me hace bien", señaló Valeska.
Preparar para la vida
El encargado de Pastoral, Antonio Mardones, contó que "esta acción social es una de las experiencias que preparamos como pastoral para los jóvenes de cuarto medio".
En la Eisa realizan dos actividades: una jornada de reflexión, donde conversan con ellos sobre el paso del colegio al mundo laboral o a los estudios superiores y una acción social.
"Ellos realizan una acción social que los vincule con la comunidad, que los haga entender, por ejemplo, el efecto que tiene botar basura para la comunidad. Con esto buscamos que ellos sean conscientes de su entorno, que entiendan que no viven solos y que pueden aportar a la sociedad. En fin, que se transformen en buenas personas", indica Mardones.
Más ayuda
A mitad de la jornada, se sumaron nuevas manos ofreciendo ayuda. Era un grupo de estudiantes extranjeros que están de intercambio en Valparaíso y decidieron hacer el voluntariado en Servicio País. Ocho mexicanos y una francesa se mezclaron entre los jóvenes para barrer los peldaños de la virgen. Como solo había una escoba, los voluntarios de la Eisa y del extranjero arrugaron las bolsas de basura para limpiar con estas los peldaños.
Mientras pintaba los peldaños de la virgen, Pablo Hernández me contó que es un joven estudiante de Odontología, que vive en Chiguagua, México y que "era primera vez que visitaba San Antonio. Ha sido muy buena la experiencia para mí poder ayudar a este sector", dijo.
San Antonio
Rocío solo conocía San Antonio de nombre antes de trabajar en Servicio País. "San Antonio no es como otros lugares, acá la gente es más cálida, te conversa y te saluda aunque no te conozca", señaló animada.
Aunque el trabajo en Servicio País dura solo un año, ella optó por quedarse uno más, porque estaba obteniendo buenos resultados con los vecinos. "La gente está bien empoderada y está muy bien abanderada por sus barrios", indicó la joven, mientras recogía los desechos con una bolsa de basura en la mano a modo de guante.
Tras tres horas de trabajo, los jóvenes desmalezaron alrededor de la estatua de la virgen, pintaron parte de la escalinata y recogieron gran parte de la basura que estaba oculta entre los matorrales. Más de 30 bolsas de basura dejó la jornada. También dejó a los jóvenes cansados y hambrientos. Con un gran aplauso para todos se cerró la jornada y en un par de minutos la virgen quedó nuevamente sola en su altar, observando las grúas los barcos, el mall, el mar y los barrios sanantoninos.