Cura párroco en picada contra ambulantes que "se tomaron" la entrada al cementerio
El padre Vicente Véliz, encargado del camposanto Parroquial, contó que fue insultado por los vendedores de agua y pedirá a las autoridades normar de mejor forma los puestos que se instalan en calle Marcos Hinojosa.
Sopaipillas, detergentes, esponjas, pelotas de fútbol, una que otra parrilla acompañada con carne o longanizas, helados, ropa y hasta joyas de oro era lo que se podía encontrar ayer en las afueras del cementerio Parroquial de San Antonio en la celebración del Día de Todos los Santos.
Entremedio de dos largas filas, por calle Marcos Hinojosa, debían caminar los sanantoninos que se dirigían hasta el camposanto del cerro Alegre.
"No se puede ni pasar. Uno anda puro chocando con los demás", rezongaba un abuelito que ayer transitó por el lugar convertido en una especie de mercado persa.
Es que para muchas personas, sobre todo de la tercera edad, el trayecto para ingresar al recinto se convirtió en un verdadero calvario. "Nosotros andamos a pie. Nos vinimos en colectivo y por acá no se puede pasar. Mucha gente, muchos puestos que entorpecen la pasada. Más encima hay autos estacionados por todos lados. No hay espacio para la gente que viene caminando", reclamó María Tapia (72), quien cargaba unas flores para su hijo que descansa en paz hace cinco años.
Ana Álvarez también reaccionó molesta por esta situación y expresó que "encuentro que es una falta de respeto, porque uno viene a un lugar tranquilo, a pasar un momento relajado junto a sus seres querido que ya partieron y el solo hecho de entrar, uno ya se pone tensa".
Los comerciantes, quienes no cuentan con permiso de la municipalidad, según detalló el alcalde Omar Vera (ver página 3), explicaron que esta es una de las fechas importantes para trabajar por la gran cantidad de gente que llega a visitar a sus difuntos.
Lucía Pineda, vendedora de choripanes, manifestó que pese a que "no ha estado muy bueno es una fecha donde uno gana un poco más".
"Yo quedé viuda hace un año y medio y tengo que hacer las veces de papá y mamá. Tengo que juntar las moneditas para pagarle la sepultura a mi esposo", contó Pineda.
Daniel Fuentes, quien ofrecía anillos, incluso de oro, y ropa, comentó que "ha estado lenta la cosa, se ha visto poca gente en relación a otros años. Pero las personas igual compran. Como son baratos los productos siempre se llevan algo".
Insultos al curita
No solo problemas al ingresar tuvieron los sanantoninos que llegaron hasta el cementerio Parroquial. El agua otra vez fue un dolor de cabeza para los visitantes.
"Vengo recién llegado y hay problemas con el agua. No hay en ningún lado. Como todos los años falta el agua", acusó Ramón Vera.
El padre Vicente Véliz, cura párroco de la iglesia de San Antonio y encargado del cementerio, explicó que la escasez del suministro para las flores de los difuntos, se debe a los vendedores que comercializan este líquido. "¡Esto sobrepasó todo límite!", exclamó el sacerdote.
"Los vendedores de agua se tomaron las piletas y las vaciaron. Fui a hablar con ellos y me llenaron de insultos. Tuve que pedir la intervención de Carabineros para calmar la situación", declaró Véliz bastante molesto.
El padre, además, lanzó sus dardos contra las autoridades por la falta de regulación del comercio ambulante en el sector.
"Yo hago una crítica a las personas responsables, especialmente, a los que regulan el comercio callejero. A San Antonio (centro) y específicamente a este sector les hace falta una regularización y normativa para fiscalizar y resguardar las instalaciones", reprochó.
Véliz detalló que estos vendedores "literalmente, desde el viernes, se tomaron la calle. No hay quien les pueda rebatir. Esto trae consecuencias. Es imposible que entre un carro de emergencia, por ejemplo. Por estos días hemos colapsado con el sistema del agua por la gran demanda".
"No es competencia del cementerio regular todo lo que es exterior y público al camposanto", culminó el padre Vicente Véliz.