El músico hippie que llegó al litoral impulsado por "Los vientos del sur"
José Miguel Marambio fue reconocido por tener una trayectoria cercana a los 50 años. En su larga carrera sorteó la censura y tuvo el desafío de musicalizar las obras de Vicente Huidobro.
El músico José Miguel Marambio (62) ha dado varias vueltas por el mundo, pero siempre regresa al mismo lugar: Algarrobo.
El retorno comenzó a ser tan frecuente que terminó por radicarse en el balneario, donde hace casi 50 años nació su prolífica y reconocida carrera.
El 9 de diciembre fue distinguido por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), una corporación que reúne a los artistas más connotados del país, por su extensa trayectoria tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales.
COMIENZO hippie
Sus primeras creaciones partieron haciendo ritmos cuando era solo un niño. "Fue algo innato. Me entretenía golpeando la mesa", recuerda.
Por aquellos años vivía en un cómodo barrio de Providencia, en Santiago, donde conoció a otros jóvenes aficionados a la música. Tenía menos de 17 años cuando ya había formado su primera banda con temas de Los Beatles.
La segunda agrupación se llamó "Preludio". En ella estaba Miguel "Negro" Piñera, quien también intentó desarrollar una carrera en el ambiente tiempo después.
"Éramos puros jóvenes hippies. Teníamos muchas ganas de hacer cosas, pero aún no estábamos muy claros. Armábamos y desarmábamos grupos a cada rato, pero siempre tratando de ser lo más profesionales del mundo, de creernos el cuento", agrega.
Con "Edén", en la década de los setenta, comenzó a saborear el reconocimiento. Ya no cantaban en inglés, sino que en español y con mayor influencia en lo que se estaba haciendo en Chile. Los Jaivas y Eduardo Gatti fueron parte de esas inspiraciones. Todos los ensayos eran en Algarrobo.
"Nos encerrábamos por horas, días enteros hasta sacar los temas adelante", confidencia.
"Nos fue bastante bien. Viajamos a distintas partes, Bolivia por ejemplo. Entre los integrantes había una joven actriz que años más tarde se convirtió en una gran estrella: María Izquierdo, quien viajaba y cantaba con nosotros", revela.
Cambios en chile
A pesar del buen recibimiento, seguían armando y desarmando grupos. Sin embargo, Chile ya no era el mismo.
"Estuvimos un buen periodo afuera. Cuando volvimos armamos una banda, que sigue hasta hoy que se llama Vientos del Sur, pero no teníamos nada que hacer en Chile. Nada", agrega.
Era 1974. La censura del régimen militar era feroz. Medios escritos, radiales y televisivos fueron silenciados de todas las formas posibles. Toda la música que no fuera amigable al nuevo gobierno estaba prohibida. Varios artistas fueron perseguidos o asesinados. Víctor Jara es el caso más emblemático.
"Decidimos irnos. No teníamos nada que hacer. Éramos tres integrantes en esos años: Oscar Larraín, Jorge Edwards y yo. Todos veníamos de familias grandes, sin poder ni mucho dinero, pero de barrios acomodados y hasta nos miraban feo por lo que intentábamos hacer", revela.
Armaron las maletas y emprendieron el viaje a Brasil.
Pasaron por algunos escenarios de Porto Alegre, siempre cantando en español, hasta que aterrizaron en Sao Paulo.
"Ahí nos contrataron para hacer nuestro primer disco. Tuvimos un productor que nos enseñó mucho, porque a pesar de todos nuestros intentos todo era de forma autodidacta", describe.
-Después de varios intentos, finalmente llega el primer álbum...
-Así es. Se llamó Vientos del Sur, como el grupo, y le fue bastante bien entre 1979 y 1980.
-¿Cómo lo hacían para cantar, era en español o en portugués?
-En español todo. De hecho todos los temas eran creaciones nuestras, con un ritmo latino, algunos más folclóricos, pero también tenían algunas reflexiones sobre Violeta Parra.
-Brasil es un país enorme. Imagino que pudieron recorrerlo mucho.
-Sí, estuvimos varios años haciendo giras. En una de ellas estuvimos cantando con Caetano Veloso (considerado uno de los cantautores más grandes de Brasil, además de dedicarse a la música también es poeta y activista social) cuando aún era joven. En ese tiempo las estrellas brasileras se juntaban en Salvador de Bahía a tocar. Era como una especie de Festival de Viña, pero con artistas locales fundamentalmente.
El regreso
Volvieron a Chile en 1982 e hicieron un nuevo disco. Sorteando la censura gracias a las conexiones que tenían con distintos amigos y conocidos, lograron aparecer constantemente en el "Festival de la Una", en Televisión Nacional.
"Nos ayudaron por ahí y empezamos de a poquito. Citroen nos auspició e hicimos una gira por el sur de Chile", resalta.
-¿Cómo fue ese periodo en la tele?
-Bueno. Nuestras canciones se usaban para musicalizar el pronóstico del tiempo, pero duró un par de años no más. En 1984 se dieron cuenta de las letras y pasamos a la lista negra. Los censores, que eran unos pavos, no habían notado nada.
Un tema que hablaba del exilio detonó su salida de la pantalla chica, donde también tuvieron apariciones en distintos programas del Canal 11 de la Universidad de Chile (hoy Chilevisión).
En paralelo se pusieron a musicalizar las obras de distintos poetas. Entre ellos Antonio Jil y Raúl Zurita. Grabaron un nuevo disco en los estudios de RCA Víctor.
La lista negra del régimen, sin embargo, fue insalvable. Vientos del Sur y su voz principal, José Miguel Marambio, quedaron vetados de todos los escenarios.
"Me tuve que poner a trabajar de mozo en un restaurant, porque no había otra forma de ganar algo en esa época. Entramos en un periodo de receso y se acabó prácticamente todo. En eso estuve como seis años hasta que le cambié el nombre a la agrupación y le puse Viento Sur", recuerda.
Eran los últimos años de la dictadura. Había que tomar precauciones, pero igualmente pudo lanzar un nuevo disco.
Ya en democracia llegó uno de los desafíos más importantes: musicalizar a los grandes del Litoral Central, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y el recientemente fallecido Nicanor Parra.
"Estuve como un año pensándolo, porque eran figuras demasiado grandes. Eran monstruos de su arte y meter las manos ahí era arriesgado", agregó.
"Esta oferta venía de la Fundación Huidobro y me esperaron. Así que finalmente me dediqué a trabajar con sus creaciones, que son muy complejas y nació un nuevo disco. Con ese trabajo hemos querido llevar las letras de este poeta a más personas. Sus composiciones son muy complejas de entender y la idea es que no queden solo en los libros, sino que se divulguen, se conozcan y cobren más vida de la que ya tienen", prosigue.
Todavía se hacía llamar como Viento Sur, pero sin la formación original.
Tuvieron que pasar varios años para volver a recuperar la misma identidad musical con la que ensayó tantas veces en Algarrobo.
"Eso fue después de un concierto en Santiago con varias bandas más. Ahí al fin volvió Vientos del Sur".
Ahora, instalado en el litoral, José Miguel Marambio toca solo o acompañado. Va cambiando de acuerdo a las circunstancias.
"Estoy con Camilo Bianchi, que es mi productor musical, y depende del escenario si voy como banda Vientos del Sur o solo, pero con el mismo nombre. Me acompañan músicos locales nuevos, como Juan Pablo Labbé y Juan Patricio Fuenzalida", indicó.
Este verano, en que también fue reconocido por la SCD por tener una trayectoria de casi cincuenta años, ha tenido varias presentaciones en distintos puntos del litoral. Su música está disponible en YouTube.