Los triunfos y penas del ciclista sanantonino que volvió a la ruta
El joven fue un destacado competidor en su adolescencia, pero se retiró por falta de apoyo. A sus 29 años decidió volver a la ruta con la promesa de romper un récord y dejar su nombre grabado en la historia del deporte nacional.
A principios de la década del 2000 en la prensa local solía repetirse el nombre de Carlos Pino Céspedes. El joven era una promesa del ciclismo que siempre traía alegrías al puerto de San Antonio.
"Competí desde los 14 años a nivel local, regional y nacional en las modalidades ruta y a contrarreloj", cuenta Pino.
Él tuvo importantes logros en competencias nacionales, como su primer lugar en el giro laboral de la Asociación Nacional de Ciclismo Laboral (Ancla) en la categoría debutantes y el primer lugar en una competencia en Pichidegua. Esta última es la que rememora con más cariño.
"La carrera más importante es la que hice en Pichidegua, un lugar donde el ciclismo tiene mucha importancia y genera tanto público como el fútbol. Ese día llegamos atrasados a la inscripción, por lo que no pude anotarme en mi categoría, que era debutante, y tuve que competir en élite. Cuando llegué a la carrera vi una copa inmensa -entusiasmado dibuja la forma de la copa con las manos- y pensé 'pucha, la copa linda'".
El ciclista recuerda con precisión como ocurrieron los hechos: "la prueba era de 80 kilómetros de trazado. Yo competía de forma individual y un poco antes de los 40 kilómetros un ciclista se escapó y todos decían 'después lo alcanzamos', pero salí tras él y lo alcancé".
Pino continúa entusiasmado su relato: "durante varios kilómetros llevamos la delantera, hasta que los otros comenzaron a acercarse. El otro ciclista me decía que nos dejáramos alcanzar y le dije que no. Cuando íbamos llegando a la meta, sentía el ruido como de un enjambre de avispas detrás mío, eran los sonidos de la bicicletas que venían tratando de alcanzarme a 55 kilómetros por hora. Pero gané".
Para Pino esta "fue la carrera más bonita y jamás pensé ganarla. Lo mejor fue cuando hicieron la premiación y vi que esa copa bonita era para mí".
Tras esto, ganó el giro laboral y otras competencias, hasta que a sus 18 años se retiró. "Me cansó la falta de auspicio y apoyo que hay para los deportistas", explica.
Dolores en la ruta
Durante más de 10 años, estuvo alejado de las rutas, trabajando y formando su familia, hasta que ocurrió un trágico hecho que ensombreció su vida.
"Hace dos años falleció mi hija Florencia. Tenía cuatro años y murió de un día para otro, a causa de un shock anafiláctico (reacción alérgica grave que puede ser mortal)", manifiesta sin querer profundizar en el triste suceso.
Tras eso, estuvo viviendo un doloroso duelo. "Dejé de cuidar mi alimentación, fumaba muchos cigarros y llegué a pesar 100 kilos, hasta que un día decidí subirme de nuevo a la bicicleta", afirma.
Desde mediados del año pasado, Pino comenzó a venirse pedaleando de El Convento, donde vive, hasta su trabajo en el puerto. Estaba alcanzando un buen nivel nuevamente, pero un accidente interrumpió su regreso.
"Venía en dirección al sur por el camino de La Fruta cuando a la altura de La Hornilla me chocó un auto y salí volando", señala.
Pino tuvo suerte. El resultado fueron múltiples desgarros en una pierna, que lo tuvieron un mes con licencia médica.
-¿Pensó en dejar la bicicleta tras el accidente?
-En mi casa me decían que no debía andar más en bicicleta, que era muy riesgoso. Yo nunca pensé en bajarme de la bici, porque esto es lo que me gusta, me apasiona. Solo pensaba que los años van pasando y que uno tiene que tener más cuidado, porque tengo a mi familia.
Pino pidió el alta y en una conversación con su jefe le comentó sus logros en este deporte y de una competencia que se avecinaba. Su jefe le consiguió auspicio y a menos de una semana del alta Pino estaba corriendo una ruta de 33 kilómetros en el "Desafío Trek Subaru 2017" en Farellones, enfrentándose a complejas cuestas y a la altura.
"Después de un mes con licencia, tomé la bici y subí. Cumplí el desafío y llegué a la meta antes que más de 100 competidores. Haber superado a toda esa gente con casi nada de entrenamiento me demostró que soy capaz, que todavía puedo hacer lo mismo de antes", afirma.
-¿Por qué lo apasiona el ciclismo?
-Me apasiona porque es un deporte duro. Por ejemplo, si te cansas en el fútbol, pides un cambio y puedes descansar, en cambio si en el ciclismo te cansas pierdes la competencia.
El progreso personal es otro factor que lo motiva. "Me gusta porque uno se va superando día a día. Es una competencia constante con uno mismo. Yo soy un agradecido del ciclismo, me ha dado mucho", sostiene.
Pero esos no son los únicos motivos. Pino señala que "lo que genera el ciclismo y el deporte alrededor de uno es algo muy bonito. Desde que retomé la bicicleta ha habido un cambio alrededor mío, mis hermanas han comenzado a cuidarse. También tengo compañeros que antes se iban en auto a trabajar y ahora llegan en bicicleta. Eso alegra mucho".
Grandes metas
Tras ese buen resultado personal en Farellones, Pino decidió volver con todo. Como trabaja en San Antonio y tiene dos pequeños mellizos, Gaspar y Baltazar, a quienes regalonear, Pino aprovecha para entrenar de ida y regreso a su trabajo.
"Todos los días salgo a las 6.30 horas de mi casa. Recorro 75 kilómetros diarios y me demoro entre una hora a 50 minutos en llegar al puerto, donde soy mecánico autotrónico. Así a diario puedo practicar mi resistencia y agilidad", cuenta.
El intenso entrenamiento es para conseguir importantes metas que se ha trazado para este año.
"Uno de mis desafíos es llegar a correr 'La vuelta a Chile' y terminarla. Esta es la competición más larga de Chile, dura alrededor de dos semanas y no hay ningún ciclista sanantonino que la haya terminado siquiera", señala.
Pero eso no es todo. Pino afirma que "quiero batir el récord mundial de kilómetros recorridos en una semana. El récord actual es 2.842 kilómetros y fue realizado por James Golding".
Actualmente, el ciclista cuenta con auspicio de Servicios Portuarios Reloncaví y de la marca de bicicletas Trek, pero es consciente de que necesitará más apoyo.
"En la carrera de Farellones tuve el apoyo de Thommas Kummerlin de Reloncaví, de quien estoy sumamente agradecido porque además me consiguió el auspicio de Trek. Pero para estas nuevas metas requeriré mucho apoyo logístico en la ruta. Deberé pedalear 15 horas diarias si quiero romper el récord", afirma.
-¿Por qué se planteó metas tan ambiciosas?
- Es para demostrarle a la gente que se puede cuando uno quiere algo.
La otra motivación que hace pedalear a Pino es mucho más personal.
"Lo que a mí me ha hecho fuerte es lo que me pasó con mi niña, creo que ella me motiva e impulsa a hacer estas cosas, si no, no sería capaz. Solo un loco sería capaz de hacer lo que quiero hacer yo. De hecho, en Chile no hay nadie que lo haya intentando", dice sin poder evitar las lágrimas.
Para Pino es fundamental "traer alegría a la familia. Yo pienso así: riquezas a mis hijos no le puedo dejar, pero soy un convencido de que uno viene a la tierra de dejar huellas, si uno no deja huellas su paso fue en vano. Me gustaría que mis hijos dijeran 'mi papá tuvo un récord mundial' o 'mi papá estuvo enfermo y se levantó'".
A diario, Pino se esfuerza por enseñarle a sus hijos a "ser perseverantes. No importa lo que las personas digan, lo que importa es cuánto puedas tú aguantar para lograr tus metas. Lo fundamental es luchar por lo que tú quieres, por lo que te apasiona, porque el día de mañana nos morimos y nos vamos a ser nada".