Crece presión al interior de la Iglesia por el caso Barros
Tras los encuentros que lideraron esta semana monseñor Charles Scicluna, y quien lo subrogó tras sus complicaciones de salud, el sacerdote español Jordi Bertomeu, surgieron al interior de la Iglesia voces que esperan que exista una pronta respuesta a las denuncias de quienes apuntan al obispo de Osorno, Juan Barros, como encubridor de los abusos sexuales cometidos por el ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima.
Una de las voces que surgieron fue la del obispo de Rancagua, Alejandro Goic, quien en una entrevista publicada ayer por "Sábado", dijo que si él estuviera en los pies de Barros, ya habría dado un paso al costado y que le parece "un poco extraño" que el obispo de la ciudad sureña nunca haya sabido nada siendo cercano a Karadima.
A Goic se sumó ayer el sacerdote de Osorno, Peter Kliegel, quien se entrevistó el miércoles con Jordi Bertomeu, valoró que por primera vez se comprenda lo crítico de las denuncias en contra de Barros.
"Tengo la impresión de que es la primera vez que se comprende de verdad la situación crítica (en torno al caso) y se ve con mucha claridad la importancia y la urgencia de una pronta solución", sostuvo Kliegel, remarcando que "ya no se puede prolongar una respuesta satisfactoria en el marco humano y pastoral. Esto exige la dignidad humana", dijo en entrevista con "Cooperativa".
El sacerdote, asimismo, dijo que está "convencido" de que la información que se le entregó anteriormente al Papa Francisco "ha sido unilateral" y causó "un daño innecesario". Lo que se vio reflejado en el episodio en que el Pontífice calificó de "tontos y zurdos" a quienes se opusieron a la designación de Barros en Osorno.