El abogado Ramón Espinosa sigue vigente a sus 86 años de edad
Más de 55 años lleva trabajando en la ciudad puerto, y gracias a su profesión ha podido conocer la historia de varias generaciones de familias sanantoninas.
Puntero izquierdo. Ese era el puesto que ocupaba en el equipo barranquino de San Luis el sanantonino Ramón Octavio Espinosa Román. "A la pelota siempre le pegué con la zurda, por eso jugaba por ahí", recuerda el reconocido abogado de 86 años recién cumplidos (1 de febrero 1932), quien hace memoria de sus mejores años jugando fútbol, la primera gran pasión que lo acompañó desde chico.
"Estuve en una selección de jugadores sanantoninos que jugó en el estadio municipal contra River Plate, que traía al gran José Manuel Moreno, el "Charro", que era extraordinario. Además que estaban Ángel Labruna, Félix Lo y otros grandes nombres. Ellos venían a los recordados campeonatos octogonales de verano que se hacían en el estadio Nacional y se quedaban acá en la zona y aprovechaban de entrenar y jugar con equipos locales", hace memoria Ramón Espinoza.
Pero no solamente el fútbol le gustaba a este barranquino hijo de don Ignacio Espinosa y doña Blanca Román. Los aviones también le llamaban la atención, por lo que una vez egresado de sexto humanidades del Liceo Fiscal postuló a la Escuela de Aviación de la Fach, donde ingresaría en 1949. "Estuve ese año y 1950. Pude pilotear y aprender harto, pero no me gustaba el ambiente, porque no había mucha lealtad entre los mismos compañeros, así que preferí retirarme después del segundo año", reconoce don Ramón, quien una vez más se reencontraría con el fútbol (mientras estaba en la Fach eso sí, representó al club Aviación). "Ahí me quedé en Santiago para jugar en el equipo de Green Cross, que estaba en Primera División. La figura era un delantero argentino que se llamaba Félix Díaz".
Derecho en la chile
Luego de dar el bachillerato y obtener un buen puntaje, Ramón Espinosa postuló a Derecho en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica. Tras analizarlo, optó por la primera casa de estudio, cuya facultad se encuentra en Bellavista, en pleno centro de Santiago. Arrendó una pieza en una pensión para estudiantes en el sector de Brasil y desde ahí se iba caminando todos los días para asistir a clases en la U. de Chile.
"Me gustaba harto estudiar y leer sobre historia, y eso en parte me ayudó para estudiar Derecho. Como profesor de historia sinceramente no me veía a futuro, así que elegí el camino del Derecho. En esos tiempos estudiar era gratuito, solamente se pagaba una matrícula que no eran tan costosa como ahora", confiesa Ramón Espinosa, quien egresó en 1958 de la Universidad de Chile.
Su primer trabajo como profesional, sería justamente en una oficina de abogados en la capital. "José Isla, quien posteriormente fue diputado y senador, me invitó a trabajar en su oficina que quedaba en pleno centro, Huérfanos con Ahumada, ya que nos conocíamos de la universidad. Ahí pude desarrollarme en derecho civil y penal, entre otras materias", recuerda.
Por su madre
Ramón Espinosa estuvo un par de años trabajando junto a su colega José Isla en Santiago, hasta que una triste noticia familiar lo comenzó a acercar paulatinamente hacia la ciudad puerto.
"Mi madre Blanca Román estaba enferma con problemas pulmonares y de asma, así que de a poco me vine acercando a San Antonio. Lamentablemente mi madre Blanca fallecería en 1962.", explica con nostalgia.
Ya instalado definitivamente en San Antonio, en 1963 arrendó la oficina donde hasta el día de hoy atiende su estudio de abogado. El inmueble se encuentra en Barros Luco, frente al edificio de la municipalidad.
"Trabajo acá desde hace casi 55 años. En esos tiempos los tribunales estaban justo al lado de la cárcel en calle La Marina, por lo que nos quedaban a la vuelta. Actualmente comparto la oficina con mi hijo menor Ricardo", detalla el abogado que se casó en 1969 con su señora Sonia Sapag, con quien tuvieron dos hijos: Ramón y el mencionado Ricardo. Entre los dos, le han entregado cuatro nietos a don Ramón Espinosa.
"Los dos siguieron la carrera de Derecho. Mi hijo mayor trabaja en la Fiscalía. Lo divertido es que ellos dos se construyeron casas al lado de la mía en Llolleo, así que estamos todos cerca. El próximo año con mi señora cumplimos las Bodas de Oro, así que será una fecha especial", dice el abogado que también destacó por sus más de 45 años trabajando como juez de policía local entre Cartagena y San Antonio. De este trabajo se jubiló en 2014.
"Pero quise seguir trabajando en mi oficina, porque esto es lo que he hecho toda mi vida. Sigo yendo todos los días temprano a Tribunales, hago los comparendos y escritos, porque me gusta sentirme vigente. Agradezco el respeto que me tienen los más jóvenes y la gente de San Antonio, con la que he compartido durante todos estos años de trabajo", comenta.
-¿Cómo ha visto la evolución de la justicia durante su larga trayectoria?
-Ha cambiado harto. Imagínese que cuando yo empecé éramos en total acá en San Antonio cinco o seis abogados, y ahora deben haber más de 100. Antes el juez hacía todo el trabajo y tenía que estar más preparado, ya que debía conocer todos los detalles. Ahora hay más gente trabajando y así se fueron delegando las tareas.
-¿Qué agradece de haberse desarrollado profesionalmente en San Antonio?
-Me ofrecieron varias veces volver a trabajar en Santiago, pero allá se vive de otra forma. Acá puedo ir a mi casa a almorzar, después leer el diario o tomarme un café antes de volver a la oficina, y eso en Santiago es imposible.
-¿Con tantos años de trabajo, qué le diría a toda la gente de San Antonio que le ha tocado conocer?
-Agradezco a todos, porque todo lo que tengo se lo debo al trabajo que he realizado en mi ciudad natal de San Antonio.