Valeria Barahona
El volcán Chaitén impactó hace casi una década a Chile y al mundo con la espectacularidad de su erupción, cuyas cenizas llegaron hasta Buenos Aires. Una imagen que para muchos pudo recordar lo ocurrido esta semana, cuando el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) decretó alerta naranja en el volcán Nevados de Chillán, tras un incremento en su actividad en estos días.
El jefe de Peligros Volcánicos de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Sernageomin, Felipe Flores, precisó que existe "un amplio espectro de erupciones".
Precisó que están "las de tipo efusivo, que es cuando uno ve flujos de lava corriendo como ríos, en Hawaii, por ejemplo; y están las erupciones explosivas, cuando aparecen columnas de energía de varios kilómetros hacia la atmósfera, con caídas de cenizas a nivel continental, como en el caso de Chaitén", donde el material llegó hasta el Océano Atlántico.
Este material es conocido como "piroclasto, que es parte incandescente del mismo magma, de la misma lava, que sale expulsado violentamente, entonces son verdaderos fuegos artificiales", describió, por su parte, el investigador de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Miguel Ángel Parada.
Un domo
Flores dijo que en la Región del Ñuble, hasta ayer había "una base efusiva, acompañada de emanaciones de gases y una menor proporción de material particulado", cuyo centro era de "lava muy viscosa, como una masa, que no tiene mucha capacidad de fluir, por lo tanto se queda al interior del cráter". Esto "constituye un verdadero tapón, como el corcho de una champaña", dijo Parada.
"Los domos tienen la complejidad de que pueden explotar sin tener signos precursores", agregó el representante del Sernageomin: "Afortunadamente, el de Chillán es pequeño", dijo.
En Chaitén el proceso fue al revés: primero hubo una fase explosiva y luego se formó el domo.
10 kilómetros es el radio de exclusión que se determinó por el proceso en Chillán.
2008 fue el año de la erupción del volcán Chaitén. Las cenizas llegaron hasta el Océano Atlántico.