Hugo Oyaneder mira atentamente el espectáculo que ofrece su hijo en avenida Centenario, en San Antonio. El joven, de 24 años de edad, toca con entusiasmo su batería y atrae la atención de decenas de sanantoninos que a esa hora del domingo pasan por el lugar.
Este padre está orgulloso de que su hijo se vea feliz haciendo lo que más le gusta: interpretar música y compartir con el público.
El síndrome de Down no ha sido impedimento para que Camilo, como se llama su hijo, aprendiera de forma autodidacta a tocar un instrumento tan complicado como es la batería.
Artista
"Desde chico que toca muchos instrumentos, toca charango, teclado, batería… Además hace un montón de imitaciones, por eso anda con pelucas y vestuario, porque hace un show completo", detalla el orgulloso padre.
Mientras su hijo continúa con el espectáculo e invita a bailar coquetamente a algunas mujeres, al ritmo de temas como "Despacito", la extra conocida canción de Luis Fonsi, pero en ritmo de cumbia.
Hugo comenta que él le compró los primeros instrumentos, "pero cuando comenzó a actuar en la plaza de El Quisco le gustó mucho y hacía tremendos shows. Él se mantiene solo ya, sus instrumentos y su equipo se los compró él, porque yo le había comprado unos más baratos, pero él genera su plata, se mantiene y se viste solo. Es muy autónomo", detalla aclarando que continúa viviendo bajo su techo en Punta de Tralca.
Siempre buscando aumentar la cantidad de público con quien compartir su talento, Camilo le pidió a su padre llevarlo hasta las calles de San Antonio, sin embargo revela que su sueño es actuar algún día en el concurrido Paseo Bellamar.
24 años de edad tiene Camilo Oyaneder y siempre se ha sentido atraído por la música.