Desgarrador relato de madre que pide ayuda para recuperar a sus cinco hijos
Mireya Cáceres asegura que uno de sus niños fue abusado sexualmente en una escuela.
Mireya Cáceres Álvarez (46) desde el 2015 que se encuentra viviendo una verdadera pesadilla y conforme pasan los días la angustia y el dolor se apoderan de ella y también de su esposo Manuel Álvarez (43).
Su calvario comenzó el 17 de agosto de 2015 cuando uno de sus hijos habría sido abusado al interior de la escuela en la cual estudiaba.
"Ese día mandé a todos mis hijos al colegio. A las 3 de la tarde me llamaron de la escuela para que fuese a retirar a uno de ellos, porque se había ensuciado (orinado y defecado). Lo encontré con un shock nervioso. Estaba todo sucio. No hablaba. Cuando nos vio, a mí y a mi marido, corrió abrazar a su papá. Nadie me dio una explicación en la escuela de lo que estaba pasando", relata Mireya entre lágrimas.
La progenitora recuerda que "en el camino observaba a mi hijo. No era el mismo que había visto antes de irse a la escuela. Llegamos a la casa y no quería hacer nada. Lo convencí para bañarlo y al tomar la esponja para gabonarlo me gritó: ¡No mamá, ya no quiero más! Me asusté y me di cuenta que tenía rasguños y que sus caderas estaban moradas".
"Salí del baño y le dije a mi marido que habían abusado del niño. No lo bañé. Le puse ropa y fuimos al Cesfam de Algarrobo. Yo tenía la esperanza de que no fuera cierto, pero la doctora lo revisó y me dijo que había sido abusado sexualmente", describe la madre.
Tras realizar la denuncia, Mireya Cáceres asevera que su hijo reconoció al sujeto que supuestamente habría abusado de él. "La PDI le llevó como 120 fotos para mostrarle y confirmar si era la persona. Me dijeron que había reconocido al autor y que no había cambiado de persona en ningún momento".
La mujer no entiende por qué, pese a que su hijo reconoció al presunto victimario, no se determinó una orden de captura.
"Me explicaron que el juez había puesto una medida para que mi hijo pudiese regresar a la escuela y el sujeto, que trabaja en la escuela, dejara sus labores. Pero cuando llevé a mi hijo de nuevo a la escuela, el tipo seguía ahí. Por lo mismo saqué a mis hijos y me los llevé a otro establecimiento", relata.
Recuperación
Como medida de reparación, el niño comenzó a asistir a terapias en un centro especializado de San Antonio que ayuda a menores que son vulnerados en sus derechos.
"Pasaron los días y meses, y el hombre seguía libre. En una ocasión, una de mis niñas se enfermó de cistitis. Como yo no tenía con quién dejarla, porque le dieron licencia, la llevé a la terapia con mi hijo".
Mireya especifica que como ella debía hablar con una terapeuta y su hijo con otra, le pidió a su hija que se quedara jugando en una sala. "Pero la tía me dijo que no, que ella debía ingresar junto con mi hijo. Yo debía haberle dicho que no, porque ella no iba a terapia".
La madre asegura que cuando su hija se enfermó la llevó al Cesfam de Algarrobo para que la revisara un médico. "Me dijo que era cistitis y como quedé asustada por lo de mi otro hijo, le pregunté si era posible que fuera un abuso y me dijo que no. Le dio remedios y se le pasó. Ella siguió normal a diferencia de su hermano que cambió".
¿nuevo abuso?
"Cuando entraron mis dos hijos a hablar con la sicóloga, ella le preguntó por qué no estaba en el colegio. Mi hija le respondió que se encontraba enferma. Según la sicóloga, mi hija le habría dicho que había sido tocada por mi esposo", afirma.
Luego de unos días y sin saber por qué motivo, personal del centro de atención de menores "me obligó a acudir hasta la PDI, donde me enteré que habían puesto una denuncia contra mi marido por abuso".
"A mí nunca me dijeron nada. Por lo mismo pusieron una medida cautelar. Mi marido se tuvo que ir de la casa, no podía acercarse a los niños. Tuvimos que ir al Tribunal de Familia de Casablanca, donde le preguntaron a la sicóloga si podía afirma lo que dijo mi hija y respondió que no. Por lo mismo la medida cautelar duraba hasta el 18 abril de este año y el 26 llegó mi marido a la casa para dejarme la plata de los gastos. Yo no trabajo, solo él. Mis hijos lo vieron y jugaron con él, estando yo ahí. A los dos días fueron al centro para la terapia y mis hijos comentaron que habían estado con su papá", relata.
Respecto a esto último, cuenta que "el 2 de mayo pasado llegó Carabineros a mi casa porque se tenían que llevar a mi hijos, a los cinco. No sabía nada. Nadie me lo advirtió. Se los llevaron en un furgón como si fueran delincuentes".
"Solo queremos justicia y recuperar a mis hijos. Han vulnerados los derechos de ellos y de nosotros. Quien abusó de mi hijo sigue en un colegio y no se hace nada. ¡Que alguien nos ayude por favor!", clama la madre con la voz quebrada.
Fiscalía y policía
Joaquín Seguel, jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Sexuales y de Menores de la PDI, reveló que su unidad realizó las primeras pericias ordenadas por la Fiscalía en relación al caso del menor. "Se entrevistó a la víctima. Se analizó el sitio del suceso, se llevó al niño al Servicio Médico Legal. Además se entrevistó a la gente involucrada como testigos. Toda esta información fue remitida a la Fiscalía".
Desde Fiscalía expresaron que de acuerdo a los antecedentes entregados por la PDI no se han encontrado rastros de violación en el menor. Sin embargo, están a la espera de una última prueba de ADN que podría permitir identificar al autor del supuesto abuso. El fiscal Álvaro Mansilla, a cargo del caso, solo detalló que "los resultados de la prueba de ADN están por llegar. En el caso de que las manchas encontradas en su polerón (del menor) den con un alguna persona, se formalizaría; por el contrario, la causa se archivaría".
Diario El Líder tomó contacto con el Tribunal de Familia de Casablanca, donde se ve la causa del padre de los niños. El administrador, Patricio Gazzolo, indicó que por tratarse de menores, no se entrega información a la prensa, solo "a los intervinientes".