El entierro de los héroes de Iquique
Cómo pudo don Eduardo Llanos proceder al entierro de los héroes de Iquique (1879).
Después del Combate de Iquique los restos de Arturo Prat y los del teniente Serrano fueron desembarcados en el muelle de Iquique atados cada uno a una tabla expuestos en la puerta de la aduana y custodiados por la policía peruana.
Algunos curiosos levantaban con indiferencia el sangriento pañuelo que tapaba la herida del glorioso capitán sin el miramiento que merecen los muertos, los restos fueron echados a un carro de carguío del muelle. Y así, aquella noche solo las estrellas velaron los despojos de los que habían ofrendado lo más preciado, la vida por su patria.
Eran las 10 de la mañana del día siguiente y aún continuaban los cadáveres expuestos a la expectación pública.
Conocedor don Eduardo Llanos de la suerte de estos héroes chilenos, los hizo recoger para darles sepultura. Mandó a hacer los ataúdes y comenzó a buscar quien pudiera trasladarlos hacia el cementerio, lo que fue tarea difícil. Un portugués facilitó su carretón de carga para cumplir con tal noble misión.
A las 4 de la tarde del 22 de mayo entraba el modesto cortejo al cementerio, acompañaban los restos de los mártires don Eduardo Llanos, don Benigno Posada, don Antonio Díaz (españoles), don Juan Nairn (inglés); don Carlos Line, el que hizo los cajones, y el portugués que guiaba el carretón.
Colocados los cadáveres en sus respectivas fosas, don Eduardo solicitó de un sepulturero pero este sabedor de que se trataba de los chilenos se negó a prestar sus servicios y aún a facilitar herramientas; no tardaron en juntarse más personas que acompañaron la realización de la misericordiosa tarea, hecha a mano por carecer de herramientas, poco después dos cruces y un epitafio cerraban con broche de oro la obra de don Eduardo Llanos.
Patricio Guzmán Martínez
Academia de Historia de San Antonio
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