El sanantonino que le devuelve la vida a las consolas de videojuegos
Rodolfo Núñez trabaja en una empresa de telefonía, pero su tiempo libre lo aprovecha en una de sus mayores pasiones: reparar juegos de video con su emprendimiento "El taller clásico".
De lunes a viernes Rodolfo Núñez (38 años) se dedica con mucho esfuerzo a trabajar como supervisor en la compañía de teléfonos Cmet y a pasar el tiempo libre con su familia, conformada por su pareja Paulina Ramos (32 años) y su pequeña hija Martina (un año y medio).
Para muchos su rutina quizás sea muy habitual, sin embargo, lo que pocos conocen es que este sanantonino tiene un emprendimiento ligado a una de sus pasiones: los videojuegos.
Desde consolas de Super Nintendo, Sega Génesis, PlayStation y Xbox, hasta una gigantesca máquina recreativa (arcade) con cientos de juegos para todos los gustos, son algunas de las maravillas electrónicas que se encuentran al entrar a "El taller clásico", un pequeño negocio familiar que comenzó él mismo y que tiene como finalidad devolverles la vida a las clásicas videoconsolas que han sufrido algún desperfecto debido al paso del tiempo o a su excesivo uso.
Autodidacta
"Yo empecé con esto hace tres años por un tema personal. Las consolas que yo tenía comenzaron a echarse a perder con el tiempo. Fue así que busqué información sobre cómo arreglarlas por internet. Aprendí a hacerlo a través de ensayo y error, y luego fueron mis propios amigos los que comenzaron a mandarme sus consolas para que se las reparara", comenta Rodolfo mientras muestra con orgullo su primera consola: una antigua versión de la PlayStation.
Según cuenta el sanantonino, su pasión por los videojuegos partió a los cinco años, cuando se reunía con sus vecinos del pasaje Adarce (sector Hospital) a jugar el clásico "Montezuma's Revenge", de la Atari 800 XL Desde ese entonces comenzó a crecer su amor por las videoconsolas.
"Me acuerdo que otros amigos se compraron las consolas Nintendo (NES) y Super Nintendo (Snes) y casi siempre realizábamos juntas para divertirnos, a tal grado que nos quedábamos jugando hasta la madrugada. Pese a que tenía muchos conocidos que poseían consolas de videojuegos, yo nunca tuve una durante mi infancia. Fue en 1998, cuando ya trabajaba en un servicio técnico de refrigeración, que compré mi primera consola. En ese momento estaba la manía por la PlayStation, así que aproveché y hasta el día de hoy la conservo con mucho cariño", relata.
Pero no solo a la reparación de consolas se dedica Rodolfo en su taller, ya que, según cuenta, también realiza mantención a computadores. Fue a través de esta labor que conquistó a su actual pareja, ya que descubrió que ella compartía su misma pasión por los videojuegos.
"A Paulina la conocí cuando vino a dejarme su computadora para que se la arreglara. Con el paso del tiempo ambos nos dimos cuenta que amábamos los videojuegos. Por ejemplo, a ella le gustan más los juegos de tipo plataforma (género que se caracteriza por pasar, correr y saltar por una serie de obstáculos). Sus favoritos son el Super Mario Bros 3 y el Metal Slug. Llevamos más de tres años de relación y fruto de eso nació nuestra pequeña Martina", dice el sanantonino.
-¿Y la pequeña ha mostrado interés por los videojuegos?
-Sí. Ella se pone a apretar botones cuando juega conmigo (risas). Pero no la voy a obligar a jugar si no lo desea. Quiero que ella misma decida qué cosas le gustan y qué no.
"el taller clásico"
Una de las cosas que más llama la atención al momento de visitar "El taller clásico" de Rodolfo es una máquina arcade (el antiguo video que usaba fichas) con más de 100 juegos que, de acuerdo a su relato, él mismo tuvo que volver a hacer desde cero, puesto que "se encontraba en mal estado".
"Esa arcade se la compré a un sujeto en el sector de Bellavista, pero claro era muy diferente a la que tengo ahora. Era más pequeña y tenía la palanca y los botones desgastados. La pantalla era diferente y muy básica. Así que de mi propio bolsillo tuve que rehacerla desde el principio. Coloqué una pantalla de 32 pulgadas, encargué a una tienda de Valparaíso los repuestos, le amplié la carcasa y unos amigos me ayudaron a conseguir algunos stickers para la máquina recreativa. Me tomó como dos años y medio repararla, y cerca de $500 mil", señala.
-Pero el resultado es inigualable, ya que quedó muy buena...
-Gracias. De hecho hay una anécdota muy divertida. Yo iba a realizar una junta con mis amigos para inaugurarla, pero mi pareja estaba a unos meses de dar a luz a mi princesa. Entonces tuve que apurar todo el proceso para que funcionara en óptimas condiciones. Me preocupé de que el software y los mandos trabajaran bien. Al final todo salió perfecto, ya que hasta hoy funciona. Incluso me pongo a jugar con mi pareja y mi hija algunas veces (risas).
Rodolfo cuenta además que con el pasar del tiempo fue comprando diversas consolas clásicas de su infancia a medida que seguía reparando varias máquinas, consolidando así su propia biblioteca de juegos.
"A mí esto siempre me ha apasionado. Tal como a otras personas les gusta el fútbol y otros pasatiempos, aquí en San Antonio hay gente que también siente amor por los videojuegos. Hay que agregar que mucha gente de fuera de la provincia me ha pedido que repare sus consolas que ya no funcionan o les haga mantenimiento. Varios de mis contactos me han recomendado porque saben que me gusta entregar un servicio de calidad y sin ninguna falla", manifiesta.
-¿Le envían consolas de otras partes del país?
-Sí. Recibo consolas de Valparaíso, Viña del Mar, Antofagasta y de Santiago, por mencionar algunas partes. Es que muchos de mis amigos me han recomendado a otros fanáticos de estas consolas.
-¿Y cuánto sale el proceso de reparación y mantención?
-Mi precio es siempre desde los $2 mil hacia arriba, pero el valor final dependerá del desperfecto que posea la consola o la máquina en cuestión. Por medio de mi página de Facebook o por Whatsapp yo les respondo para que me digan cuál es el problema. Eso sí, yo no hablo de plata hasta que la máquina esté funcionando perfectamente y en óptimas condiciones, puesto que mi lema es siempre entregar un buen servicio y sin fallas. Hay muchas personas que se dedican a este tipo de trabajo, pero ocurre muchas veces que en la mayoría de los casos los aparatos se vuelven a echar a perder o funcionan a medias. Yo digo que si te gusta hacer algo que amas, no ofrezcas un producto o un servicio en donde se demuestre que lo realizas de mala manera. Al menos eso creo yo.
-¿Cómo lo tiene que hacer la gente para contactarse contigo en caso de querer reparar sus consolas o computadores?
-Pueden visitar mi página de Facebook "El taller clásico" o contactarme por mi Whatsapp +569 58610758. Mis horarios de atención son de lunes a viernes de 18.00 a 21 horas y los sábado y domingo, de 10.00 a 20 horas, en el pasaje Adarce 22 del sector Hospital.