Catalina Araya Godoy
¿Qué hacer cuando un niño llora y grita en una rabieta? Algunos dicen "hay que dejarlo sólo, hasta que se le pase"; otros reaccionan con gritos para imponer su autoridad. Claudia Salgado plantea una tercera opción, que recoge el método educacional Montessori y la filosofía del "buen vivir" de los pueblos indígenas.
Claudia es ecosicóloga y ha diseñado una propuesta que da relevancia al vínculo con el medio ambiente, la cual dio a conocer en un taller realizado en la Escuela Plexo Solar, en San Antonio. En palabras simples, propone que, en lugar de castigos, se le enseñen al niño las consecuencias de sus actos. Plantea que es posible entregar límites, sin ser autoritarios y dar espacios de libertad, sin caer en el descontrol.
Consecuencias
"La vida se basa en las consecuencias de nuestros actos. Es importante que los límites que se pongan tengan sentido", explica la sicóloga.
En este enfoque de crianza se permite, siempre y cuando esto no implique un daño para el niño, que él experimente antes de definir algunos límites. "Por ejemplo, se le puede dejar un día dormirse más tarde del horario habitual y explicarle que al otro día se sentirá cansado. Si luego el niño lo experimenta, entenderá que tener un horario establecido tiene un sentido".
Pero en otras ocasiones se debe ser más rígido. Por ejemplo, "si un niño va a hacer daño a otro, hay que pararlo firme y enseñarle que ese tipo de actos tiene consecuencias graves". La idea es que en lugar del reto y el castigo inmediato, los niños "aprendan a actuar y a cuidarse mejor", agrega.
La experta sostiene su propuesta en la metodología creada por María Montessori a principios del siglo XX. Desde esta perspectiva, se promueve liberar el potencial de cada niño para obtener un desarrollo integral. El adulto pasa a ser un colaborador en el proceso de aprendizaje. "Cuando los niños aprenden a decidir, en lugar de obedecer, tienen más autoconfianza cuando crecen", señala la especialista.
Buen Vivir
"En la sociedad, cada vez nos alejamos más de los procesos naturales y en lugar de respetar el flujo, se ha tratado de homogeneizar la crianza. Hay que observar las necesidades de cada niño porque todos somos diferentes", expone Claudia Salgado.
La experta retoma las pautas del "buen vivir", la filosofía ancestral de los pueblos indígenas latinoamericanos. Esta cosmovisión considera ser conscientes de la interdependencia entre el universo y la humanidad, y entender los ritmos naturales como parte de lo que somos, para promover el equilibrio interno y la relación armónica con los otros y con el medio ambiente.
"Con la vida sobreexpuesta a las pantallas, se generan desajustes a nivel inmunológico y conductual. Se necesita observar y conectarse con los niños para ver cómo apoyarlos. No llegar y, simplemente, decirles qué hacer. De esta forma, se permite el desarrollo autónomo y la autorregulación natural del organismo de los niños", explica la sicóloga.
Adultos Equilibrados
La idea de Claudia Salgado es que exista una reflexión en el proceso de crianza, pero no en el momento en que se está expresando la emoción. "Cuando los niños están en medio de una rabieta no sirve dar explicaciones, hay que acompañarlos, y cuando la emoción pasa, dar espacio a la reflexión".
Por otro lado, la profesional reconoce que puede ser exigente entregar una crianza respetuosa para alguien que no la recibió. En ese sentido, recomienda que los adultos busquen desarrollar un estado armónico, para no botar sus frustraciones en los niños. "Es fundamental considerar la conciencia sobre sí mismo y sus propias necesidades, para reconocer las de los niños y las niñas, logrando con esto que la crianza sea un espacio de crecimiento mutuo, en una relación amorosa".
Tienen que haber pautas de crianza establecidas, explica Claudia. "Conversar antes entre los adultos a cargo. Por ejemplo, definir qué horarios se van a seguir y luego explicarles a los niños. Es importante que ellos participen y que puedan tomar decisiones en forma autónoma, como por ejemplo, la ropa que usarán".