David Muñoz Castillo
San Antonio Unido necesitaba reestructurar su cuerpo técnico. Luego de la partida del preparador físico Marcelo Palma, quien el 16 de junio anunció que emigraba a Ñublense de Chillán para trabajar con Emiliano Astorga, luego de cuatro temporadas en el club, el grupo que encabeza el proyecto del primer equipo quedó con un puesto vacante.
El reemplazante estaba en casa, porque venía desde la cantera de la institución. Matías Bustos Ampuero (30), quien desde fines de 2014 se desempeñaba como preparador físico del Fútbol Joven de San Antonio Unido se transformó en el nuevo encargado de la puesta a punto física del elenco estelar lila.
Fue un trabajo de años que llegó a este punto cúlmine con su designación. El profesor títulado en la Universidad de Playa Ancha y magíster en entrenamiento deportivo de la Universidad Mayor comenzó desde la base, desde las fuerzas básicas del club para ahora desempeñarse en el equipo estelar de los lilas.
Confeso hincha de San Antonio Unido esta designación es un paso adelante en su carrera como profesional y asume el desafío con pasión y promete trabajo. "Esto es lo que me gusta, lo que me apasiona. Aunque no tengo redes sociales el otro día me mandaron un pantallazo de la publicación en el Facebook del club, eran puros comentarios con buenas vibras", contó el nuevo PF quien ya trabaja con el primer equipo de los lilas, pensando en los siguientes desafíos de la escuadra: la segunda rueda y una de las dos liguillas (ascenso o descenso).
Desde que tenía 6 años Matías Bustos inició una relación con el fútbol sanantonino. Hijo de Roberto Bustos, dirigente de Unión Católica y luego presidente de la Puerta del Pacífico; y de Nely Ampuero, profesora de Educación General Básica en el Instituto del Puerto y la escuela Villa Las Dunas, ingresó a temprana a edad a la escuela de fútbol de los cruzados de la parte alta de Barrancas.
Ahí comenzó como arquero ("no me gustaba mucho el puesto", confesó) y luego como central. "Mi papá era de la calle Samuel García. Me llevó con mi hermano Roberto a la escuela. Él partió como apoderado, después como dirigente. Por lo que comenta la gente lo hizo bien y por eso llegó a la dirigencia de la asociación y más tarde a la presidencia", recordó sobre su progenitor, quien enfrenta actualmente problemas de salud.
Alumno del Instituto del Puerto durante toda su educación básica y media, el camino de la docencia venía en sus genes. "Me metí a estudiar Educación Física primero porque vengo de una familia de profesores. De las hermanas de mi mamá la mayoría son profesoras, por el lado de mi papá su única hermana es profesora, tengo primos profesores, mi hermana es educadora de párvulos, mi polola también es educadora de párvulos. Cuando estudié no quería estar encerrado en una oficina o una sala, pero me gusta la docencia", explicó sobre su decisión de estudiar en la Upla.
Futbolista
Como todo amante del fútbol intentó jugar profesionalmente. "Traté dos veces de jugar por el SAU y las dos veces quedé seleccionado. La primera con el profe (Osvaldo) Bustamante, era Tercera División. Me dejaron en febrero, aplazaron para abril el campeonato y ahí tuve que decidir: o me dedicaba a jugar un año o seguía estudiando. La segunda oportunidad fue en 2010 con el profe Guillermo (Pérez), pero me costaba entrenar y estudiar, opté por el estudio", explicó.
En la universidad porteña fue seleccionado entre 2006 y 2009.
Matías se negaba a perder la relación con el deporte que lo apasiona y después de egresar de la universidad perseveró para seguir ligado al fútbol.
"Llevo 8 años haciendo clases en colegios, pero quería seguir estudiando y ligado al balón. Haciendo clases me estaba alejando del fútbol, aunque la docencia igual me gusta. También trabajé en la escuela de fútbol del (Unión) Católica y dirigí la tercera infantil", precisó sobre su experiencia.
Incluso incursionó en el arbitraje. En 2013 hizo el curso de árbitro e impartió justicia en el Fútbol Joven.
Ese mismo año sufrió una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla. Varios meses de licencia médica y alejado de las canchas fueron la antesala de una etapa que marcó su vida. Ese año también nació su hija.
"En 2014 volví a hacer clases y a fines de ese año entré al SAU, al Fútbol Joven. En noviembre me dieron el dato que buscaban gente para trabajar. Estaba el profe Guillermo, Marcelo Palma como gerente deportivo, el profe Roberto Briceño y el 'Coke' Mella, como el otro PF. Además de Ricardo (Hernández), que llegó como kinesiólogo y más adelante llegó Jesús (Flores) como preparador de arqueros", recordó sobre la conformación de un equipo de trabajo que hoy perdura en el SAU.
Al año siguiente Matías Bustos inició sus estudios de magíster, pero no dejó su trabajo en el SAU. "Los profes me dieron la oportunidad de seguir estudiando. Viajaba en mi auto los días de los partidos y después me iba a las clases, que eran en Peñalolén", detalló.
Todo el esfuerzo y la perseverancia desplegada en este tiempo tuvo un premio. El plantel de honor del SAU le abrió las puertas a este apasionado del fútbol y de la camiseta lila. "Esa era mi motivación, entrar al área física, estar en escuelas de fútbol en selecciones, en un equipo. Desde los 6 años que estoy metido en esto del fútbol y ahora que tengo 30 sigo. Si miro hacia atrás me doy cuenta que costó harto llegar acá", admite el nuevo preparador físico de San Antonio Unido, un equipo que lucha por el ascenso a Primera B.