Las modistas que cumplen los sueños de los sanantoninos
Amparo González y su hija Pamela Farías cuentan con más de 2.500 trajes para arrendar. "Nos creemos las hadas madrinas del cuento La Cenicienta", aseguran ellas.
Desde abril pasado, Amparo González Pérez cambió completamente su forma de vida después de que le diagnosticaron cáncer al hígado y le pronosticaron pocas semanas de vida. "Me dijeron que no iba a durar más de un mes", detalla sin anestesia la sanantonina.
Tras aquella terrible noticia, dejó de fumar cigarrillos, en las mañanas lo primero que hace es tomarse un litro de jugo de zanahoria y comenzó a sumarle a su rutina el consumo alternativo de dosis de veneno de escorpión y zeolita (mineral). "Tengo la confianza de que todo va a salir bien. El bioquímico que me está viendo en Concepción me dijo que no tenía que operarme. Así que enfrento todo con el mejor ánimo", reconoce Amparo.
Pero esta noticia no alteró la gran pasión que Amparo González tiene por la moda. Desde chica aprendió a ser modista y hace diez años que junto a su hija Pamela Farías, actualmente de 24 años, comenzaron a funcionar con "PAJ Creaciones", taller de disfraces que está instalado en el sector de Cristo Rey (El Carmen 802), en Llolleo.
"Es algo innato que uno tiene y que lo traía como herencia de mi madre Elena Pérez, que también era modista. Cuando era chica, yo le hacía los vestidos a las muñecas y así hacía mis primeras creaciones de diseño", hace memoria Amparo, agregando que "ha sido algo que me ha gustado siempre, por eso las cosas que hago las confecciono con mucho cariño. Si por ejemplo un día no tengo ganas de coser, no lo hago, porque no quiero hacer algo por cumplir".
Creaciones únicas
Previo a establecerse definitivamente con "PAJ Creaciones", la sanantonina se especializó en la confección de vestidos de novia, de gala, delantales para profesores y otros arreglos. Eso, hasta que su hija Pamela empezó a ir a las fiestas escolares con disfraces.
"El hecho de tener una sola hija, que más encima era mi regalona, implicaba que yo le hiciera los trajes para el colegio, donde a veces le hacía los trajes a todo su curso y después los apoderados me los devolvían. Entonces quedé con muchos vestidos de esa época de mi hija, los que después venían a pedirme. Yo los prestaba e incluso los regalaba", acota Amparo.
Viendo esta buena aceptación que tenían sus creaciones, decidió comenzar con el arriendo de disfraces.
"Tenía tantos trajes que empezamos a arrendar. Eso fue en el año 2010. La gente así fue conociéndome y los clientes comenzaron a pedirme, por ejemplo, el disfraz de Blancanieves y yo lo confeccionaba. Otro quería uno de Flash y también se lo hacíamos. Así fue pasando el tiempo y actualmente tengo más de 2.500 disfraces. Además que me llega a visitar gente de todos lados, tengo clientes de Rapel, de Santo Domingo y hasta de Melipilla vienen de los colegios", cuenta orgullosa.
Casa de papel
En estos momentos, Amparo González comenta que el disfraz más solicitado es el que usan los protagonistas de la reconocida serie española "Casa de Papel" que emite Netflix.
"Está de moda y por eso que para las fiestas de disfraces de los adultos se está pidiendo mucho este traje. Cuenta con una máscara y un overol rojo", explica la emprendedora, agregando que dependiendo también de la época "es el tipo de disfraces que se pide. Hace poco fue la celebración del año nuevo mapuche en los colegios y se pidieron varios trajes para este motivo. También están los disfraces de oficios, como policía, o doctor, que se piden durante todo el año. Hay otras ocasiones en que también se solicitan trajes referentes a cuentos infantiles, como los de Disney, que son clásicos".
Precios
Los disfraces los arrienda desde los 4 mil pesos para los niños y 5 mil pesos para los adultos. "Acá tenemos un detalle con el que marcamos la diferencia, ya que contamos con varios disfraces de Disney que son para mujeres más gorditas. Ellas me cuentan que en otros lados no han encontrado algo así, por eso cuando vienen y se los prueban se sienten unas verdaderas princesas y eso hace que salgan con el autoestima bien arriba", afirma.
Amparo comenta que el pasado fin de semana, por ejemplo, "nos vinieron a arrendar trajes para tres fiestas diferentes que se hicieron el sábado: en Rocas de Santo Domingo, Barrancas y Agua Buena. Entonces fue un día de locos, pero lo pudimos sacar adelante".
Pamela Farías, hija de Amparo y quien ha acompañado desde chica la gran pasión de su madre -"siempre me encantó todo lo que es fantasía, brillos, los géneros", afirma-, dice que "más que arrendar disfraces, lo que hacemos es cumplir los sueños de cada persona que quiera ser príncipe o princesa, o un superhéroe".
Mirando al cine
Es la misma Pamela la que explica que dentro de las proyecciones que tiene junto a su madre, está el poder trabajar realizando vestuarios para películas chilenas o extranjeras.
"El año pasado conocí el trabajo que realiza la sastrería Cornejo, que se encuentra en España. Ellos se dedican a confeccionar y arrendar los vestuarios para las grandes producciones del cine", cuenta la joven sanantonina.
Es por esto que Pamela Farías cree que "la idea de nosotras es trabajar en lo que es vestuario de época y fantasía para grandes producciones. Tengo un tío que es director de cine en Estados Unidos y amigos que están estudiando cine y teatro, así que esperamos poder meternos en ese mercado más adelante".
Y sobre la experiencia de trabajar junto a su madre, Pamela admite que "para mí esto no es como estar trabajando. Lo hablamos con mi mamá y para nosotras esto es como estar jugando a las muñecas. Esa es la diferencia con otras modistas, que toman al cliente como un negocio. En cambio, nosotras nos creemos las hadas madrinas del cuento de La Cenicienta cuando estamos confeccionando o arreglando algún disfraz. La satisfacción que tenemos, más allá del pago monetario, es ver que la persona que vino superó sus expectativas".