David Muñoz Castillo
Comenzó en el full contact, pasó al kickboxing y tras largos años se especializó en un aspecto específico de las artes marciales mixtas (MMA). Piort Arévalo (42) es un verdadero maestro de esta disciplina. Lo suyo es el trabajo de pies y en más de dos décadas entrenando enfocó su labor en enseñar a los mejores luchadores del país cómo usar sus piernas en los combates.
Sus alumnos son los peleadores de exportación que hoy compiten en Estados Unidos, en las principales empresas de la MMA. Ellos lo contratan para aprender las técnicas más efectivas, que luego emplearán para noquear a sus rivales en sus combates.
Barranquino de nacimiento, Arévalo confiesa que "nunca me he querido ir de San Antonio. Si me fuera a Santiago, estaría en el paraíso, pero no me quiero ir", aunque eso le exija viajes constantes a la capital. Su vínculo con el puerto no lo rompe. Hoy dicta un taller de artes marciales en el gimnasio Montemar. Si encuentra un talento sin duda que lo ayudará a llegar a las grandes liga del MMA, como siempre lo hizo. Su pupilo más conocido es el "Galgo" Rojas, quien fue multicampeón de kickboxing en Chile y hoy vive en Canadá, donde busca cumplir su sueño: ser campeón del mundo.
Piort se inició en el full contact, practicando en la playa o en el parque DYR con amigos. Después, en el gimnasio Arrayán, que estaba en el sector de Tejas Verdes, comenzó a entrenar con Tristán Osorio, alumno de Marcos Beltrán, un maestro en Chile. "Con él aprendí el rigor del entrenamiento y la constancia", recapitula sobre su carrera que empezó a los 8 años.
Se fue a Santiago a entrenar en la Federación Chilena de Kickboxing con Claudio Pardo y fue compañero de la "Crespita" Rodríguez, la campeona chilena de boxeo, que se inició en esta disciplina en la década de 1990.
Se siente un afortunado, porque no se dedicó a las artes marciales tradicionales. "El arte marcial es limitante, porque existen técnicas que se entrenan bajo ciertos paradigmas, bajo una marcialidad que viene desde hace miles de años. El deporte no es así, es constante progresión, constante avance, para llevar tus técnicas al máximo nivel y si eso significa cambiar un paso, un ángulo se hace", explicó.
Eso le permitió adquirir conocimientos de distintas disciplinas que hoy aplica en su equipo Weichafe, el formador de luchadores que hoy combaten solamente en el extranjero. "Eso significa muchas horas de estudio, de ensayo y error, probar técnicas, ver cómo aplicarlas", contó.
Hace dos años se especializó en el Stricker, que es "la pelea de pies. Es parecido al muay thai, pero los recursos son distintos. Esto es más dinámico, porque tienes que estar preocupado de los derribos", explicó. Junto a Pablo Villaseca armó este grupo de trabajo.
Jennifer González, Pablo Villaseca y Eduardo Torres firmaron con Combate América que es "la empresa más importante de la MMA, pelean solamente fuera del país y enfrentan a los mejores que hay en el circuito americano", detalló el coach sanantonino.
Después de un recorrido por todo el país, la empresa seleccionó a los tres alumnos de Arévalo.
El MMA tiene dos áreas fundamentales: la pelea de piso y la pelea de pies. En esta última Piort se convirtió en un maestro. "En el país están entendiendo que en el MMA no basta con hacer un par de llavecitas y ponerse a pelear de pie. Es un deporte más complejo, que involucra mucho trabajo interdisciplinario", argumentó sobre la labor que desarrolla.
Piort asegura que "los chiquillos han hecho un reconocimiento grande al trabajo que estoy haciendo con ellos como deportistas y atletas, reconocen que su evolución en el trabajo de pies se debe a la labor que he realizado con ellos".
Este capo de las patadas no se queda en los laureles y sigue trabajando, estudiando y enseñando, por eso en el gimnasio Montemar realiza un taller de artes marciales los días lunes, miércoles y viernes desde las 17 horas.