Augusto García-Huidobro: "Antes la tierra no valía nada, sobraba"
El nieto del escultor Domingo García-Huidobro y sobrino-nieto del poeta Vicente Huidobro cuenta el aporte cultural y social de sus familiares a la comuna de San Antonio.
En la punta del cerro, donde el Cristo saluda a la desembocadura del río Maipo y no pierde de vista a la escultura de San Pedro ubicada en la playa Pacheco Altamirano, vive Augusto García-Huidobro Larraín (70), nieto del escultor Domingo García-Huidobro, uno de los cinco hermanos del poeta Vicente García-Huidobro.
En su hogar, instalado al final de la calle Olegario Henríquez, en el cerro Cristo del Maipo, Augusto, a sus 70 años, cuenta cómo fue rodearse del talento artístico de su abuelo y tío-abuelo, dos personajes que además fundaron y dieron vida a San Antonio y Cartagena.
"Los hermanos de mi abuelo todos eran muy artistas. El tío Rafael hizo esculturas y pinturas. Tenían esa facilidad para el arte. Ellos además tenían el tiempo y la plata que era lo más importante", recuerda entre risas Augusto para luego agregar que "la gracia que tenían 'los viejos' es que todo lo que hacían lo donaban. Nunca había algo a la venta. Mi abuelo Domingo, al santo padre Alberto Hurtado le regaló una escultura de un Sagrado Corazón. A la Fuerza Aérea le donó una escultura en mármol, que era un hombre volando, pero nunca más se supo de ella".
"Era un núcleo familiar muy cerrado. Yo compartí mucho con mi abuelo, porque fui su segundo nieto. Era un hombre muy bondadoso que se preocupaba mucho de la familia", reconoce.
El SANTO Y EL CRISTO
Dos de las obras de Domingo García-Huidobro son el Cristo del Maipo y la escultura de San Pedro, patrono de los pescadores.
"La escultura de San Pedro está asentada en la primera piedra para fundar el puerto. Se la regaló a los pescadores. El Cristo también es una obra de él y la subieron con carretas hasta el cerro. Mi abuelo tenía su taller en el fundo de Llolleo", rememora.
El hogar de Augusto atesora una serie de esculturas y pinturas de Domingo García-Huidobro, muchas de ellas retrataban lo divino y lo campestre, como un enorme cuadro denominado "Rodeo" que está en uno de los comedores de la casa de este sanantonino.
"Las esculturas del Cristo del Maipo y de San Pedro se pusieron en una forma en que las dos se ven, el uno con el otro. Ningún edificio intercepta esa visión. Se hicieron del mismo material y pintura blanca en sus inicios, pero ahora se pintó a San Pedro", comenta.
Augusto se siente campesino y es constructor de casas. Cuenta que el terreno que heredó su familia cada vez es menor. "San Antonio y Cartagena están pobladas completamente. Ahora solo nos queda lo que está acá en Llolleo (alto)".
"Ahora que han pasado los años uno se da cuenta de lo importante que fue la familia. Hay cartas entre mi abuelo y el tío Vicente donde estaban planeando dónde iba a estar la plaza y la iglesia de Llolleo. Además donaron el terreno para la compañía de Bomberos. Antes la tierra no valía nada, sobraba. Eran fundos de 14 mil hectáreas y a nadie le importaba. Hoy la tierra vale y mucho. Nosotros, humildemente, nunca vimos plata. Veíamos las cosas que hacían. La familia fue muy austera. Si uno quería había que ganárselo. Así crecimos todos", finaliza Augusto en la tranquilidad de su hogar.