Roberto Cadagán Delgado
Era una fría tarde de 'julio en el San Antonio de 1961 cuando un grupo de ciudadanos se reunía en el antiguo Centro Español de esta ciudad.
Aquella casona estaba ubicada en Avenida Centenario, en un lugar donde hoy se encuentra una farmacia de cadena nacional.
Es ese recinto y junto a una bien provista mesa, los vecinos, autoridades civiles y militares, profesionales, trabajadores, entre otros, dieron vida oficial a San Antonio Unido. Era el 21 de julio de 1961.
Entre aquellos precursores de la historia se encontraba un veinteañero Jorge Guzmán León, quien por esa época se destacaba como jugador de básquetbol del club Esparta. Posteriormente, hacía el curso de entrenador y luego tendría una amplia trayectoria como dirigente en la Asociación de Básquetbol de San Antonio, el Consejo Local de Deportes y como consejero regional de Chiledeportes.
Hoy a sus 84 años se dio el trabajo de recopilar esos momentos que están en sus recuerdos, instantes que nunca olvidará y que son parte de la institución lila que representa a toda una comunidad.
Recurrió a sus archivos, recibió la colaboración de tres grandes figuras de la institución como Guillermo Pino, Jaime Salinas y Osvaldo Bustamante, y reconstruyó en primera persona lo que fue el inicio de la institución lila, el mismo club que hoy lucha en la Segunda División Profesional y que vio pasar por sus filas a cientos de jugadores, entrenadores, dirigentes, utileros, masajistas, preparadores físicos y fieles hinchas que nunca destiñeron con su piel lila.
Recuerdos
"Aquella reunión del 21 de julio de 1961 fue convocada por los dirigentes de la Asociación de Fútbol, Guillermo Leiva y Manuel Ramos. Nos reunimos en el salón del Centro Español y asistimos 21 personas entre dirigentes gremiales, autoridades, dirigentes deportivos y particulares. Ahí el presidente de la asociación informó del trabajo realizado con la selección juvenil y la serie cuarta especial y que estábamos en condiciones de participar en la Segunda División del fútbol profesional chileno. Para eso se había realizado una serie de negociaciones con la Asociación Central de Fútbol Profesional.
Todos los presentes estuvimos de acuerdo en tener un club que nos representara como ciudad. Hubo discursos felicitando a la directiva por ofrecer a nuestra ciudad esta gran posibilidad. Para nosotros era la ocasión de darnos a conocer a todo el país y que San Antonio estuviera entre los grandes del fútbol. Se acordó además que el socio N° 1 sería el alcalde Eduardo Chamorro.
Para que el club funcionara se necesitaba inscribir mil socios y todos nos pusimos a trabajar. Como la asociación siempre había usado una camiseta celeste, todos estuvimos de acuerdo en que la nueva tricota sería lila.
El compromiso desde ese día fue apoyar a nuestro nuevo club deportivo.
En el próximo encuentro nos juntamos en el segundo piso de la actual municipalidad. Presidió el encuentro don Diego Vásquez y se acordó seguir la campaña de captación de socios, hablar con las autoridades para financiar económicamente a la institución. Decíamos que lo ideal era hacer un descuento por planilla a los trabajadores que se sumaran.
Raíces
Antes del año 1961 el presidente de la asociación de fútbol era don Arturo González; él era acompañado por el administrativo Félix Ruiz, el entrenador Teodoro González y el coordinador-entrenador Juan González.
Ellos formaron una selección juvenil que fue la raíz el equipo del SAU. Ese equipo jugó contra la selección chilena que dirigía Fernando Riera y que se preparaba para el Mundial de Fútbol. Ese partido lo ganó la selección por 3 a 0. El equipo causó buena impresión y después hubo un segundo amistoso.
Esos juveniles sanantoninos era muy fuerte, ganaban siempre y pasaron a ser la base del equipo lila en el fútbol profesional. El DT Juan González pasó ser gerente técnico.
Participación
La Asociación de Fútbol de San Antonio, la Anfa y la Asociación Central de Fútbol coordinaron la entrada del club al profesionalismo y para eso debía ser apadrinado por un club que tuviera antigüedad. Se acordó que para cumplir ese requerimiento se hiciera con el concurso del Deportivo Liceo.
Así, tras la fusión de la serie juvenil y adulta de la asociación, estábamos en condiciones.
El entrenador de la asociación era Tadeo González acompañado del presidente de la asociación (1958) Arturo González, el presidente de la asociación (1961) Guillermo Leiva, el secretario Marcial Ramos y el administrativo Félix Ruiz.
Solo me falta uno de los nombres para completar la primera formación del SAU: Canales en el arco, Cornejo, Valdés, Guevara en defensa; Soto y "Lolo" Araya en el medio; Campos, Díaz, Olmos y Pino en delantera.
De los primeros entrenadores recuerdo a Rolando Torino, quien llegó desde las divisiones inferiores de la Universidad de Chile; también Luis Vidal, Gracián Miño y Sacha Mitjaew.
Hubo jugadores que entraron a la Empresa Portuaria de Chile (Emporchi) y así los asegurábamos: Jaime Salinas, Carlos Reinoso, Marmaduque Cornejo, Eleuterio Acevedo, Luis Ruminot, Angel Riquelme y Orlando Pérez.
Hubo por esos años administradores de Emporchi que nos colaboraron mucho. Recuerdo a Daniel Ovalle, Benito Verdejo y Luis García.
Y obvio, los presidentes que han compartido esta historia, entre otros, Diego Vásquez, René Mira y Juan Bazo.
Nunca olvidaré que el primer gol del equipo lo hizo Guillermo Pino, contra Curicó.
Las barras
El equipo siempre tuvo apoyo en las graderías. La primera barra se llamaba "Los de la palmera" y eran socios del club. Después hubo otra que dirigía Luis Cruces, era muy organizada y cantaba con tambores y bombos.
Raúl Acevedo también dirigió a un grupo de hinchas. Eran muy disciplinados y seguían al equipo.
Las barras del club siempre han sido muy organizadas y se dejan sentir de local y de visita. Hay que felicitar a todos sus integrantes por su gran sacrificio de seguir al SAU en las buenas y en las malas.
También hubo cooperadores que lo daban todo sin pedir nada a cambio. Me acuerdo de la señora Silvia Hernández y su marido Arturo Calderón. Ellos estaban en todas, aportaban con lo que podían y nunca pidieron un peso.
Amistad y viajes
Seguir al club daba espacio para la amistad. En esos años se viajaba en tren de Ferrocarriles del Estado. Fuimos a Rancagua, a Curicó y Chillán. Cada tren llevaba de 9 a 10 carros con hinchas y sus familiares. Era una fiesta.
En Rancagua se les rendía un homenaje a nuestros héroes nacionales con una ofrenda floral y discursos.
Al estadio llegaban 9 mil personas. Eran otros tiempos.
Con Curicó siempre hubo una relación especial. Sus habitantes nos invitaban a sus casas para almorzar. El alcalde nos esperaba en el mercado, había discursos de bienvenida. Existía una pileta que llenaban con vino y era el mismo alcalde quien iba sirviendo a nuestros hinchas.
En las micros y taxis nos pagaban los pasajes. Eso era una novedad para nosotros.
En Chillán comprábamos sombreros de paja. Todos nos ubicaban porque llevábamos los mismos sombreros y volvíamos cargados de regalos.
Cuando Curicó venía a jugar a San Antonio debíamos responder de la misma manera
Los dueños de las pescaderías encabezados por la Sra. Trini cooperaban con mariscos y pescados. Ponían unos tableros frente al mercado y ahí se atendía a las visitas.
Otro socio cooperador, Don Manuel Díaz, tenía en su casa de calle El Molo un gran local llamado "Las Brisas". Los curicanos quedaban felices con la atención, incluso les ponía hasta una orquesta para bailar. Los hinchas del SAU invitaban a las familias curicanas para ser atendidas en sus casas.
A la hora del partido llegábamos todos juntos. Cuando los íbamos a dejar al tren no se querían ir. Las despedidas eran tocando varios pitazos, con emoción y pañuelos al viento. ¡Qué gran amistad había entre Curicó y San Antonio!
Incluso esto fue comentado por Julio Martínez y Pedro Carcuro en televisión.
La pelota de fútbol unió dos ciudades. ¡Increíble, pero así sucedió!
Hoy en estos 57 años muchos de los dirigentes no están, ellos nos dieron un ejemplo. Han pasado los años, pero su ejemplo permanece. Se la jugaron en su oportunidad y no los defraudaremos.
¡Viva el SAU!".