La profe cartagenina que se la juega por cuidar el planeta
María Ester Moreno vive hace 25 años en el balneario y se convirtió rápidamente en un miembro más de la comunidad, donde llegó alejándose de los difíciles momentos que experimentó en Santiago.
Hace alrededor de 25 años, María Ester Moreno decidió comenzar un nuevo capítulo en su vida y se instaló en el balneario popular, un lugar con el que siempre ha estado conectada.
"Soy cartagenina de origen. Nosotros nacimos en Santiago, pero siempre tuvimos un vínculo profundo con Cartagena; mi familia materna es de acá y pasábamos todas las vacaciones de verano y de invierno aquí", cuenta la profesora de Castellano, que a sus 71 años sigue haciendo clases.
En 1993 hizo de Cartagena su hogar, porque "siempre tuve ese deseo de venirme, me gusta el mar, no soporto los lugares sin mar y Santiago me tenía agotada o estresada, como dicen ahora".
Inicios en la comuna
Los primeros años, trabajó en un colegio de El Tabo, donde "formamos un grupo ecológico con estudiantes y apoderados, fue una experiencia muy rica", dice.
Tras eso, se trasladó al Liceo Poeta Vicente Huidobro, donde nació el Grupo Ecológico Cartagena Joven, al que dedica gran parte de su tiempo.
"Cuando llegué había estudiantes de 1° medio muy inquietos por lo ambiental y con deseos de ir a limpiar las playas. Les propuse que armaran un grupo y aceptaron. Ningún adulto los había 'auspiciado'. Yo les dije que iba a integrar el grupo, pero siendo el vínculo con los adultos, que no los pescaban", afirma.
Los estudiantes y la profesora comenzaron a realizar tareas en terreno. "Salíamos a limpiar las playas y los roqueríos, que siempre han sido una inmundicia. También empezamos a limpiar la quebrada El Tranque, la más grande de Cartagena y que ahora está bastante bonita, porque la municipalidad hizo un paseo. Allí y en otras quebradas plantamos arbolitos nativos", recuerda.
El grupo, compuesto por niños, adolescentes y adultos, cumplió 20 años realizando labores como talleres de reciclaje a estudiantes, la recuperación de la ribera sur del Estero de Cartagena y encuentros de jóvenes.
La profesora siente una fuerte admiración por el compromiso de los chicos. "Se vinculan con tanta fuerza y yo creo que eso me mantiene joven, joven de espíritu al menos. Creo que el hecho de estar en este grupo por estos 20 años me ha mantenido muy activa, porque salgo a parejitas a plantar. Ninguno dice 'profe, no haga esto'. No, todos por igual. Creo que eso me ayuda a mantener vivas las energías".
Vocación ecológica
Moreno señala que "siempre me ha interesado el cuidado de la naturaleza y los animales. Odio la basura, se burlan de mí porque la ando recogiendo en la calle".
¿Qué la motiva a trabajar por el medioambiente?
-Habitualmente veo el daño que estamos provocando los humanos. El hecho de que no tengamos apego por la tierra, que no tengamos conciencia de la basura, por ejemplo, la dejamos ahí y que los demás se hagan cargo. Esa inconsciencia me mata y peleo por eso; ni te cuento las peleas que he tenido con los alcaldes por este tema.
Educación
Para Moreno, "es fundamental que los profesores transmitan el mensaje del cuidado del planeta. El Estado no entiende el rol de los profesores en las nuevas generaciones y seguimos haciendo cosas político - administrativas, como dar exámenes y preparar el Simce. Se nos va el año y la vida en resultados y no en manejar el proceso educativo".
"Con la tarea ambiental vamos a pasar todas las materias igual, el niño va a aprender a cuidar el ambiente en lenguaje, historia, ciencias y artes. El niño tiene que conocer su entorno, su comuna; no puede ser que no sepan qué seres vivos habitan en nuestra costa. Los chilenos somos pura costa y no conocemos el mar", expresa.
Sobre su modo de ser, Moreno se describe como "acelerada y creo que por eso los chiquillos me siguen. Además que me ven trabajando y no puro hablando. Les digo 'si uno tiene un discurso tiene que ser coherente con la acción o sino nos transformamos en políticos, chiquillos'".
La dictadura
Antes de arribar al balneario, Moreno atravesó por momentos dolorosos en Santiago. Era de las Juventudes Comunistas y fue dirigente de la Asociación Gremial de Educadores de Chile (Agech), motivo por el que estuvo detenida en reiteradas ocasiones.
"Estuve desaparecida un tiempo en estas casas... Me tomaron y estuve un tiempo maltratada en lo que se llamaba La Oficina, donde actuaba el comando conjunto, conformado por Carabineros, la Aviación y la Marina", cuenta Moreno, sin profundizar en el hecho que vivió en 1976.
A pesar de este episodio continuó participando en distintas instancias. "Mientras era dirigente de la Agech, en el 82, comencé a hacer militancia social en las poblaciones donde vivía, en el sector sur poniente de Santiago. Allí se formó una coordinadora de más de 100 organizaciones, como ollas comunes, talleres laborales y comité de salud, que estaban camuflados porque eran los que tenían que sacarles los balines a los cabros, mi mamá pertenecía a ese comité".
"Entonces caía detenida por la Agech y por lo social. Estuve detenida (tras el 76) varias veces pero por algunos días en distintas comisarías. Uno perdía el miedo, la multitud te hace perder el miedo. Cuando me tomaron sola, terror, pero después andaba con un grupo".
¿Cómo reaccionó a la liberación de condenados por delitos de lesa humanidad?
-Trato de que no me afecte, un poco por mi carácter duro uno logra superarlo, pero hay cosas que uno no supera, todo lo que tiene que ver con la tortura, que más que el dolor físico está esto de sentir que le quitan la dignidad a uno, que le quitan todo. El dolor físico pasa, una de las cosas por las que no pude tener hijos fue por eso. Evito hablar de eso porque creo que no he superado muchas cosas.
Líder innata
Con el regreso de la democracia, Moreno comenzó a hacer clases en un centro para jóvenes infractores de ley. "Tenía la suerte que llegaba y los cabros se calmaban, porque la figura materna para ellos es fuerte. Por como soy, terminaba trabajando todos los días de la semana, hasta que ocurrió un desastre. Me tocó que el 17 de septiembre tres chiquillos, a los que les hacía clases, murieron; los tenían castigados en una celda y ellos incendiaron los colchones y nunca encontraron la llave. Llego al otro día y me encuentro con esa situación horrible. Ahí dije renuncio, no soy capaz de aguantar esto. Me quedé unos meses más porque un chico, que era el líder, me lo pidió. Después de eso me vine a Cartagena y dejé todo", rememora.
Tras 25 años en la comuna, Moreno se transformó en un miembro activo de distintas organizaciones, por lo que es conocida hasta el día de hoy. "Esto forma parte de mi personalidad, donde estoy llego a aportar. No soy de quedarme encerrada en la casa. Mis papás y hermanos siempre estuvieron insertos en distintas organizaciones. Yo creo que el que nace chicharra muere cantando", señala la luchadora profesora.