Sepa cómo la disfonía afecta a los profesores de San Antonio
Extensas jornadas laborales y la gran cantidad de alumnos por sala obligan, muchas veces, a los docentes a forzar la voz causando severos daños a largo plazo. Especialista entrega recomendaciones para combatir este trastorno.
La profesora Liliana Laratro trabaja en el Liceo Nacional y contó que la semana pasada estuvo con problemas en su voz. Simplemente no podía hablar.
"Anduve muy enferma, no me salía la voz y como tenemos asistente, ella me ayudaba a dar las clases. Siempre paso por alguno que otro periodo en que me enfermo de la voz. Tomo harta agua y miel y se me pasa", manifestó.
Esta sanantonina explicó que "uno con los años tiende a sufrir problemas de disfonía porque se trabaja todo el día hablando, alzando la voz, incluso hasta gritando para llamar la atención de los niños".
Andrea González es colega de Laratro y se desempeña haciendo clases en la Educación Básica. La docente confiesa que tiene la voz gastada producto de su trabajo.
González lleva 9 años ejerciendo su profesión en diferentes establecimientos de la zona donde, en muchas ocasiones, tiene que elevar la voz más de lo normal para lograr captar la atención de sus alumnos, los que en algunos casos llegan hasta 40 por sala.
"El desgaste de la voz es algo de nuestro trabajo y gran parte de esos problemas pasan porque la carga horaria es muy elevada para la mayoría de los docentes", agregó la profesora.
González afirmó que "yo no tengo una disfonía declarada, porque nunca he ido al médico; pero sí, por ejemplo, se me escucha la voz gastada. Por lo mismo, he estado con tratamiento fonoaudiológico".
Consejos
La fonoaudióloga Loreto Campos detalló que "la disfonía se puede presentar por la emisión de un ruido extraño en la voz, porque ya no se logra mayor intensidad o se siente la voz apretada".
"La disfonía laboral es el uso prolongado de la voz dentro del aula. Esto provoca molestias o fatiga y no es consecuencia de un resfrío o de alergia".
La Fundación Científica y Tecnológica de la Achs (Asociación Chilena de Seguridad) dio a conocer en su estudio denominado "Prevalencia de disfonía en profesores de colegios de la comuna de Santiago y factores de riesgos asociados", que el 75% de los docentes -de un total de 492- presentó alteraciones leves y moderadas.
De acuerdo a la investigación, los principales afectados son los profesionales de la educación mayores de 45 años, que se desempeñan como docentes en el Nivel de Educación Básica, con un uso laboral de la voz que supere las cinco horas diarias, que consuman cigarrillos y presenten reflujo gastroesofágico.
Campos precisó que estas enfermedades son progresivas, por lo que muchos afectados no se dan cuenta de los problemas que afectan a su voz; lo que retrasa la atención oportuna.
"Lamentablemente las personas llegan a su especialista cuando ya no pueden hablar o la disfonía está muy avanzada. Lo ideal es que se preocupen al mínimo cambio de su voz", recomendó.
La especialista además aconsejó "beber agua durante las horas de clases. No hablar en todo momento e incentivar la participación de los alumnos para provocar un descanso en el profesor. También es importante no competir elevando la voz y evitar fumar o comer a altas horas de la noche, ya que posibilita los reflujos".
Lorena Díaz, de la escuela Eduardo Fernández de Asturias, dio a conocer, por su experiencia, que "durante las clases bebo agua y hago participar a los niños para no hablar todo el rato".
"Yo igual tengo un tono de voz que se me escucha bien y no tengo que gritar tanto. Pese a eso, uno de vez en cuando tiene disfonía, carraspera o picazón de la garganta, porque a veces uno tiene que sobrepasar los decibeles para llamar la atención de los alumnos", comentó.
Díaz recalcó que "lamentablemente uno no recibe mayor cuidado de algo que es súper importante y que al final te pasa la cuenta".
75% de los profesores entrevistados, en un estudio realizado por la Achs, sufre de disfonía leve o moderada.