El largo viaje a la raíz de la compositora Maritza Torres
La cantautora sanantonina se dio cuenta a los siete años de su vocación, cuando cantaba en el coro de la Escuela 1. Hoy, a sus 40 años, lanza su primer disco y se la juega para que los niños tengan la posibilidad de disfrutar de la música.
Alos siete años, Maritza Torres descubrió su pasión por la música, cuando formaba parte del coro de la Escuela 1.
"Siempre he confesado que esta etapa fue fundamental para mí, porque en esa edad los niños comienzan a mostrar las facultades innatas que traen. Tener la oportunidad de participar en el coro me permitió darme cuenta que yo vibraba con la música", recuerda la compositora de 40 años.
Guiada por el profesor Mario Ruiz, director del coro, Torres aprendió a tocar guitarra, a cantar y a expresarse.
Torres rememora que "en ese tiempo yo era muy tímida y el coro me ayudó a sacar esa cosa interna que tenía y a darme cuenta que a través del arte podía expresarme. Con el arte uno educa las emociones y esa fue mi vía de expresión. Siempre agradezco a Mario Ruiz por permitirme estar en el coro, donde participé de 1° hasta 8° básico".
Gracias a esa oportunidad, decidió que la música guiaría su vida: "Decidí dedicarme a la música a los siete años. Fue curioso, porque desde muy niña sabía y sentía que la música era mi camino", afirma.
Herencia popular
El coro no fue su única influencia musical. "Mi herencia proviene de mi abuelo, que se llamaba José Álvarez. Toda su familia es folclorista y amante de la música. Él era bolerista y cantaba valses peruanos y porteños, era muy diestro en la guitarra. Lo conocían como "Osito de Felpa", porque era el tema que más le pedían", expresa con admiración la cantante.
De hecho, Torres es familiar de un integrante de la agrupación más famosa que ha exportado San Antonio: Los Playeros.
"Mi abuelo era hermano de Ulises Álvarez, quien se fue con Los Playeros y Rosamel Araya a Argentina, donde fueron muy famosos. Mi abuelo tenía las mismas facultades musicales, pero su mayor ingreso económico era la pesca, por lo que se dedicó a pescar. Cuando estaba en tierra compartía y tocaba con nosotros", recuerda.
En 1998, estudió canto lírico, pero su historia la llevó a tomar otro camino. "Fue difícil decidir qué línea seguir, sin embargo, como siempre fui compositora me dejé llevar por la línea popular, porque allí puedo desarrollar mi propia creación", señala Torres, quien se especializó más tarde en canto popular.
Dentro de sus múltiples proyectos musicales, señala que "estoy interesada en hacer un rescate de la bohemia porteña. Junto a mi compañero, José Luis Suárez, y otros músicos, hacemos e improvisamos cuecas bravas y boleros porteños".
Folclor fusión
A pesar de su larga trayectoria en la escena musical, recién este viernes la cantautora lanzará su primer álbum, denominado "Viaje, residencia y raíz", que contiene creaciones del 2007 a la fecha y fue financiado por el Fondo de la Música.
"En este disco se fusionan la música tradicional de raíz (folclor) con formas académicas de composición. Se unen instrumentos tradicionales, como el guitarrón chileno y guitarra traspuesta, con formas poéticas de la poesía popular chilena. Es un disco realizado 100% en San Antonio, con el apoyo y participación de músicos locales", comenta.
Respecto a este hito en su carrera, manifiesta que "poder dedicarme a la música ha sido todo un regalo. Este disco es un viaje más, una experiencia más en mi camino".
-¿Por qué eligió hacer folclor fusión?
-Por un tema de honestidad, yo no soy del campo, soy de la ciudad, entonces mi música es de folk fusión, raíz tradicional y armonizaciones de la ciudad. Mis letras y música son experiencias personales de vida de una mujer del territorio urbano y cómo esta mujer desciende de una raíz latinoamericana y de un folclor chileno.
Otra faceta
La música no es la única área donde se ha propuesto rescatar las tradiciones nacionales. Junto a su pareja, ha escrito dos libros.
"En 2015 publicamos el libro "Adivinanzas encuartetadas de Isabella y Haydée". Con nuestras hijas nos dimos cuenta que a través de la rima los niños aprenden fácilmente sobre matemáticas, historia o lenguaje. De hecho, Isabella y Haydée son los nombres de nuestras hijas menores", cuenta.
El 7 de septiembre, lanzarán "Érase una vez Violeta". "Es un cuento escrito en décimas que está dirigido a niños de 5 a 10 años, donde cuenta la vida y obra de Violeta Parra. Esto no se ha hecho en Chile, no hay ningún libro que tenga estas dimensiones", afirma orgullosa la autora.
"Me gustaría que nuestras niñas ya no se identifiquen con La Cenicienta u otros prototipos que vienen desde afuera, sino que se comiencen a identificar en la Violeta o en Gabriela Mistral. Cuando ellas fueron niñas, como me pasó a mí con la música, sintieron ese llamado por el arte. Con esto pueden surgir muchas Violetas más", declara.
Transmitir la pasión
La música ocupa ciento por ciento la vida de Torres. Además de su propia carrera musical y literaria, es parte de Afluentes del Maipo, asociación con la que enseña música a niños de diferentes escuelas de San Antonio.
"Con el proyecto de ir a las escuelas estamos siendo semillero, buscando potenciar a los músicos emergentes de San Antonio. No dejo de ver en estos chicos los mismos sueños y anhelos que tenía yo", afirma emocionada.
Ese no es el único proyecto donde evidencia su pasión. Actualmente, junto a su pareja, formó una escuela de artes y oficios, con la que espera comenzar pronto. "Queremos instruir de forma gratuita o con aportes voluntarios a las personas en torno a la música, el teatro y oficios tradicionales, como el guitarrón chileno o el telar mapuche", cuenta sobre esta nueva misión.
Torres ha desarrollado todos sus proyectos desde su ciudad natal.
-¿Por qué decidió hacer su carrera en San Antonio?
-Siempre quise estar acá, yo no me olvido de mi raíz. Tengo una escuela donde enseño canto y me siento muy responsable de sostenerla y que crezca, porque ahí yo me preocupo de decirle a los chicos que tienen que apostar por el arte y hacer crecer a San Antonio desde la perspectiva artística. Acá hay mucha riqueza creativa en todas las artes.
Mientras se acerca el concierto de su vida, Maritza expresa sin dudar que "yo voy a seguir apostando por quedarme, de acá soy y aquí termino. Cuando yo muera espero que quede un semillero y que cuando estos chicos crezcan tengan la visión de heredar a otros lo que recibieron, porque la vida es un círculo".