San Antonio sin fondas
por Rodrigo Ogalde, periodista.
Está mal que las autoridades de San Antonio no hayan previsto la necesidad de contar con un terreno apropiado para que se armaran allí las Fondas de las Fiestas Patrias. Quizás esta festividad pierda el brillo de los años anteriores porque, precisamente, este año le faltará ese ambiente dieciochero, rico en costumbres de nuestro pueblo chileno, auténtico y natural, colorido y colorinche.
Acaso no ha sido una tradición de muchos sanantoninos ir a dar un paseo en familia en medio de las ramadas, chicherías y juegos que se instalaban a un costado del estadio municipal Olegario Henríquez cada 18 de septiembre. Muchos niños de este puerto no conocen más que esas fondas, muchos de esos niños este año tendrán que ir a otras comunas a comer anticuchos y empanadas o simplemente jugar a la pesca milagrosa. Nada tan terrible, por cierto. Los fonderos, que debían preocuparse de tener el terreno, tuvieron que trabajar con mayor esmero para saber con tiempo suficiente dónde pondrían sus locales. Hoy, a pocos días de que se inicien los festejos, no sabemos con claridad qué va a ocurrir desde el 17 de septiembre en adelante, jornada en que, habitualmente, se inauguraban las fondas. El Departamento de Cultura de la Municipalidad de San Antonio ha organizado el evento "Cuecas y Zapateos", que se llevará a cabo los días 17 y 18 de septiembre en la plazas de San Antonio y Llolleo.
Pero analicemos otro punto.¿Ustedes recuerdan que , en la última década, haya ocurrido algún hecho tan grave, en términos de delincuencia o de incidentes en medio del desarrollo de la fiesta en las fondas de avenida Barros Luco? Me atrevo a decir que no ha habido tales sucesos.
Es sabido que a las ramadas llegan algunas personas que se embriagan, que generan incomodidad y que incluso son irrrespetuosas con los demás. Pero esas conductas no son parte del accionar de la mayoría de quienes zapatean en las fondas.
¿Es normal que una ciudad como San Antonio, que es sede de un encuentro latinoamericano de conjuntos folclóricos, hoy no tenga fondas para que la gente disfrute del jolgorio y de la fiesta del 18? Claro, las ramadas no son la única forma de cultura popular criolla y detrás de ellas hay un negocio de unos pocos, pero creo que lo que ha ocurrido con estas fallidas fondas es una pésima muestra de lo que, a veces, somos quienes vivimos en San Antonio. No diré, porque no puedo ser tan insolente y porque no estoy en sus zapatos, que son egoístas los vecinos que se opusieron a que las ramadas se ubicaran en las cercanías de su hogar; cada uno tiene sus razones. Pero sí creo que uno siempre puede hacer algo más cuando empatiza con el otro, cuando entiende que existe el bien común. ¿Alguien teme a que hordas de ebrios salgan de las fondas a atacar las casas o a la gente?
San Antonio tiene que ser mejor para todos, pero para eso debe acabarse la desunión, debe haber menos individualismo. Recordemos que en 2017 un grupo de vecinos de Llolleo se opuso a que en el sector hubiera un centro para atender a las mujeres agredidas por sus parejas. Y todo por la plusvalía de sus casas, por la delincuencia y bla, bla, bla. Este último caso sí que es triste, no como él de las fondas, que, al parecer, es solo falta de previsión. Ambas situaciones hablan de la inexistencia de empatía, ese sentimiento, que de prosperar, lleva a los pueblos a levantarse cuando todo es malo o cuando nada resulta.
¿O será que solo somos unos ciudadanos amargados?