Los archivos de Zamora
Son más de 100.000 fotografías en blanco y negro y color que hay en la casa de la familia Zamora. Miguel nos cuenta qué quiere hacer con ese valioso material.
E n una antigua casona de la calle Pedro Montt 86, en el centro de la ciudad puerto, está el que debe ser el archivo fotográfico más valioso de la historia de San Antonio. Ahí, en intactos rollos de negativo y conservadas copias de fotos en blanco y negro y también de color, aparecen imágenes de la sociedad local que datan de mediados del siglo 20. En aquel edificio, que debe tener unos 100 años, siempre ha vivido la familia Zamora, que es dueña de la larga tradición de Fotos Zamora.
Miguel Zamora García tiene 58 años. Es fotógrafo y comunicador audiovisual y trabaja como camarógrafo en TVN. Él y sus hermanos Marcelo (también comunicador audiovisual) y María Alejandra (óptica) son los herederos de una casa fotográfica que nació en Cartagena.
De acuerdo a lo que se relata en la página de Facebook "Fotos Zamora", en 1935 llegó a Cartagena el matrimonio de Miguel Zamora Cortés (1876-1939) y María Teresa Aguiar González (1885-1973), ambos oriundos de San Bernardo y Santiago, respectivamente.
La familia abrió una farmacia en el sector céntrico del balneario. Los cuatro hijos, Miguel, Ramiro, Trinidad y María Teresa, aprendieron diversos oficios y profesiones.
Miguel Zamora Aguiar, el mayor de la familia, que vivió de 1910 a 1938, usó los conocimientos en química que le traspasó su padre y se inició como fotógrafo en las playas de Cartagena, donde obturaba el pasar de la aristocracia chilena que antaño veraneaba en masa en dicho balneario.
"Él tomaba las fotos y revelaba en la playa y luego las vendía ahí mismo", detalla Zamora García.
Zamora Aguiar fue así el forjador de este negocio familiar y, aunque vivió solo 28 años, hizo que su esposa e hijos continuaran con ese legado.
De esa manera, la viuda Ana Cueto Álvarez y sus retoños Miguel, María Angélica y Ramón se quedaron a cargo del estudio fotográfico, que ya en ese tiempo funcionaba en la calle Centenario, donde había un pasillo ubicado a un costado de lo que es hoy la Carnicería Central.
"Mi abuelo murió muy joven y mi abuela siguió con el negocio y mi papá (Miguel Zamora Cueto), como hijo mayor, le empezó a ayudar".
Miguel Zamora Cueto se dedicó por completo a esta tarea y eso mismo les transfirió a sus tres hijos.
"Desde los 13 años que empecé a ayudar a mi papá con la fotografía", cuenta Miguel Zamora García al recordar esos tiempos en que la fotografía era un lucrativo negocio debido a que no existían las cámaras digitales ni los teléfonos con cámara.
La especialidad de los Zamora era la fotografía de estudio, que los padres solicitaban para retratar a los niños, especialmente.
También iban a matrimonios, bautizos y todo tipo de ceremonias familiares. Además, el lente de sus cámaras se fijó en la ciudad, los turistas, los edificios y costumbres de cada época.
Según Miguel, su padre, Miguel Zamora Cueto, que falleció en 2002, guardó los negativos de las fotografías que tomaba en latas y estas las puso en tambores que las mantuvieron lejos de la humedad y el deterioro.
Sus cálculos señalan que hay un total de 100.000 fotografías entre rollos en negativo y copias.
"En estos momentos estamos abocados a la tarea de digitalizar esos negativos y fotos, pero no llevamos ni la mitad de lo que hay, o sea tenemos unas 30.000 fotos digitalizadas", afirma.
Miguel Zamora García sueña con que el patrimonio fotográfico que heredó de su padre sea parte de un tesoro valorado por los sanantoninos, de tal manera que pueda quedar disponible para las generaciones futuras.
"Sabemos que este archivo vale y no es algo que se pueda botar o desechar. Queremos hacer proyectos de difusión, como lo que hicimos con nuestra página de Facebook, y la idea es rescatar este valioso material. Creemos que estas fotografías pueden servir para hacer un estudio sociológico para mostrar cómo fue la gente de cada época en el siglo pasado, estas imágenes denotan cómo eran las personas", sostiene.
Recorremos la casa donde Miguel vive junto a su familia. En cada recoveco hay algo que tiene que ver con la fotografía. Está el estudio donde aún se toman fotos, aparecen las piezas en que se guardaron los negativos y en las paredes cuelgan algunas fotografías de la familia. Por ahí quedan también las viejas máquinas de revelado que tuvo Fotos Zamora, que siempre fue pionero en traer la última tecnología a San Antonio.
"En los 80 teníamos unos equipos Panasonic y fuimos los primeros en ofrecer en San Antonio el servicio de grabación en video y la gente nos pedía mucho. Recuerdo que grabábamos los desfiles escolares y militares y los exhibíamos en una tele en calle Centenario, en el local que estaba frente al supermercado Carrera donde está hoy la Carnicería Santa Ana, y la gente se quedaba mirando por largo rato esos desfiles", agrega.
Entre tantas fotografías hay algunas como las del "Paseo de los Huerfanitos", que era un paseo que los taxistas les regalaban a los niños que vivían en las casas de menores.
También hay imágenes de los primeros equipos del club San Antonio Unido y de las masivas fiestas con baile que se hacían en el Cuerpo de Bomberos.
Hay otras de las obras de ampliación del puerto, en 1972, de desfiles del campeonato de rayuela o del club Cóndor de Placilla.
En sepia, color o blanco y negro. Así son "Los Archivos de los Zamora", un compilado en imágenes de lo que ha sido la vida de San Antonio en casi 90 años y que merece ser rescatado por quienes hoy, muchas veces, nos doblegamos ante la prisa de un mundo cada día más desechable.
"Queremos conseguirnos un financiamiento para dedicarnos a digitalizar todas estas fotografías", recalca Miguel Zamora García, quien alberga la esperanza de que lo que su familia guardó con tanto cariño no se pierda en el olvido del pasado.