Fondera vivirá un "18" especial: sin su ramada pero con un asado colectivo
Érika Martínez es madre de dos jóvenes estudiantes, trabajadora portuaria y socia del Sindicato de Fonderos de San Antonio, cuyos miembros no pudieron armar sus locales en estas Fiestas Patrias.
La llegada de septiembre se hizo notar en la ciudad puerto con días más soleados, con la aparición de las banderas flameando con vigor y con el aire dieciochero que contagia a la comunidad que se prepara para celebrar durante seis días las Fiestas Patrias.
Mientras algunos se aceleran en cotizar carne, carbón, pipeño y otros elementos que son clave para tan extenso festejo nacional, otros siguen batallando para conseguir un lugar que les permita levantar sus fondas como lo venían realizando año a año, y así entregar un lugar apropiado, seguro y divertido a los sanantoninos y vecinos de otras comunas para celebrar y zapatear con las cuecas.
Érika Martínez y su madre Cecilia Trincado son parte de esa tradición dieciochera local que por primera vez se quedará sin la instalación de fondas y ramadas, ya que no consiguieron un lugar para albergar a los locales. Debido a la construcción del nuevo estadio Municipal Olegario Henríquez se vieron obligados a dejar de utilizar los terrenos donde funcionaron por tantos años.
Culpas más, culpas menos, la situación está prácticamente zanjada y este 2018 la comuna de San Antonio no tendrá fondas ni ramadas, afectando a las más de doscientas personas -según cifras de los fonderos- que durante estos días de fiesta daban vida a sus emprendimientos y generaban trabajo, en una comuna que ha visto un alza en su tasa de desempleo tras el cierre de Maersk.
Pero en vez de mirar el vaso medio vacío, Érika Martínez, fondera de corazón y portuaria por vocación, prefiere verlo con optimismo y sacar enseñanzas de esta polémica que, a su juicio, los afectó severamente frente a la mirada de la comunidad sanantonina.
"Por primera vez vamos a poder celebrar un 18 de septiembre. Siempre como familia pasábamos las Fiestas Patrias trabajando. Cuando chicos atendíamos el negocio familiar y en la última década con nuestra fonda "La Zorra con Chupalla", que partió en Cuncumén y terminamos después en San Antonio", confiesa Érika con un tono de resignación, pero que no significará que se rinda y menos que baje los brazos.
Mea culpa de fondera
Ante la confirmación de la ausencia de fondas y ramadas en la ciudad puerto, a los dirigentes del Sindicato de Fonderos no les quedó otra que buscar una alternativa para regresar con fuerzas el 2019 y tratar de aprovechar los días del "18 chico" con alguna puesta en escena tradicional.
Sobre esta situación, Érika hace su propio mea culpa por lo sucedido, que finalmente los dejó sin fondas. "No creímos que esta vez lo del estadio (su reconstrucción) iba a ser una realidad. Se había dicho tantas veces que se haría, pero como nunca pasaba nada, al final nos confiamos. Nos pasó lo mismo con La Patagüilla, en San Juan, que estaba supuestamente lista, pero los temas de la luz y el agua complicaron todo".
Añade que "confiamos demasiado en el municipio y no buscamos un plan B. Pecamos de inocentes y nos quedamos sin funcionar este año, hicimos lo posible por encontrar un lugar, pero los precios de arriendo eran demasiado altos, ya que a eso hay que sumar los permisos de funcionamiento, el impuesto, la seguridad de cada local, el aseo, los baños, animadores y otros. Lamentablemente, en esta situación perdemos todos: primero, los fonderos, que en estas fiestas generamos trabajo para la ciudad que hoy más que nunca los necesita; y segundo, la comunidad, que deja de tener lugares para divertirse y celebrar nuestra chilenidad".
Con la misma fuerza y energía que pone en cada acción, esta fondera sanantonina sostiene que esta magra experiencia los hizo crecer como institución y anuncia que "para el próximo año regresaremos con más fuerza. Seguiremos buscando un lugar donde funcionar y realizar una celebración tradicional y muy local. No queremos que las fondas sean una fábrica de curao's, sino que un lugar donde se viva y respire chilenidad. Por eso fijaremos nuevas normas para fonderos y quienes se instalen con puestos artesanales. El arte de San Antonio tiene que ser prioridad sobre los productos importados".
-¿Cómo vivirán los fonderos de San Antonio este "18"?
-Con amargura... es un sentimiento extraño. Estamos acostumbrados a trabajar en estas fechas, nunca habíamos fallado. Los "18" los celebraban los clientes, mientras nosotros trabajábamos en los locales. Ahora estamos viendo la opción de hacer un asado entre todos los fonderos. Van a ser días extraños, pero no bajaremos los brazos y menos dejarnos caer. Tenemos una serie de proyectos para impulsar, como hacer algo para el "18 Chico", en el mes de octubre y programarnos para las Fiestas Patria del 2019. Será extraño, pero nos servirá para reflexionar sobre todo lo que ocurrió, las acciones que tomamos y cómo se nos trató.
Respecto a la situación que vivieron como sindicato y a la exposición mediática del conflicto con la autoridad comunal, Érika argumenta que "quedamos mal parados frente a la comunidad. Se dijo que costaba 62 millones de pesos implementar el funcionamiento de las fondas y ramadas, siendo que todos los años el municipio destinaba recursos para funcionar en el estadio, que tenía las mismas condiciones que el parque DYR. Quienes instalamos fondas y chicherías no nos hacemos ricos en estos días, ayudamos a dar empleo y trabajamos mucho para que la comunidad disfrute. Pienso que si hubiéramos gestionado las cosas con más tiempo, la situación hubiera sido muy distinta".
Vocación portuaria
Érika, una mujer madura y trabajadora, es separada y madre de dos jóvenes: Martín, estudiante de Turismo y Hotelería Bilingüe en el Duoc; y Benjamín, alumno de primero medio en el Instituto del Puerto. Esta sanantonina comenzó a trabajar desde muy joven, primero en el negocio familiar y luego continuó como ayudante de cocina del restorán Fafra de Cartagena, ya que cocinar es su placer culpable, y antes de llegar a las fondas y ramadas, laboró para una empresa de bodegaje de bobinas de papel.
Además, es buena lectora. Acaba de adquirir el libro "Siútico", de Óscar Contardo, y para darse el gusto de contar con un estudio superior, terminó la carrera de Técnico Sicosocial. Solo le falta realizar su práctica ya que los tiempos de trabajo se lo impiden por ahora. Y por si fuera poco, hace un par de meses se unió al grupo de trabajo de Muellaje Central, donde realiza las funciones de movilizador y paletero.
De su empleo en el principal terminal del país, señala que "es un trabajo espectacular, me encanta, todos los días es distinto. El puerto nunca es el mismo todos los días, cambia la gente, los trabajadores según el turno, los barcos atracados. Es dinámico, imposible aburrirse, es de los mejores empleos que se puede tener".
Agradecida de formar parte de la gran familia portuaria sanantonina, dice que "para trabajar aquí uno tiene que estar concentrado durante todo el turno, ya que se exige un gran esfuerzo físico y mental porque los accidentes no son menores. Haría esto feliz durante mucho tiempo".
Mientras se aproximan unas Fiestas Patrias distintas, porque no estará trabajando en su fonda, Érika Martínez junto a su madre Cecilia no bajan los brazos y desde ya diseñan propuestas para volver a la actividad fondera en el 2019 y dejar atrás los malos recuerdos de las últimas semanas.